Libros:
Deshilando condenas, bordando libertades
*Las “burreras” no son delincuentes son producto de
un sistema desigual
Soledad JARQUÍN EDGAR
Deshilando condenas,
bordando libertades, es el nuevo libro de la doctora Concepción Núñez Miranda,
en el que diez mujeres zapotecas, indígenas de la sierra sur, comparten
pobreza, penas, dolor, tristeza, miseria, olvido y miedo, se lee en la
contraportada de la edición presentada recientemente por el gobierno estatal
quien editó la publicación.
Hace algún tiempo, Núñez
Miranda presentó parte de esta investigación en un video documental del mismo
nombre (que ganó el premio José Rovirosa de la UNAM) y a través de él conocimos la realidad de esas mujeres las que, como
dice la autora, son víctimas de un fenómeno que se ha mundializado con el libre
mercado: el fenómeno del tráfico ilegal de sustancias prohibidas.
Estas 10 mujeres, indígenas,
presas (entonces) en el penal de Santa María Ixcotel, por cometer delitos
contra la salud son el objeto de estudio de la doctora Concepción Núñez
Miranda, donde ella entreteje las interrelaciones con otros fenómenos presentes
en el espacio social por conocer. Sus articulaciones con lo económico,
político, psicosocial y lo cultural.
Su análisis la lleva a
entender y explicar lo que el fenómeno del narcotráfico ha provocado en México:
violencia, muerte y corrupción aparejadas y exacerbadas, no sólo en el país
sino en todo el planeta, dice la autora de Deshilando condenas, bordando
libertades.
Plantea que en un mundo
donde la pobreza, en lugar de disminuir, crece, es necesario analizar qué
ocurre con el modelo de reproducción económico social que provoca más pobreza y
que haya más personas proclives a ser utilizadas para la producción,
circulación y venta de sustancias prohibidas. Punto en el que intenta articular
reflexiones y datos en relación con la pobreza y el tráfico ilegal de droga.
Explica así la manera en que
el orden económico desata estrategias de vida diferentes, espacios de
posibilidades en espacios prohibidos por el orden vigente, que conduce a la
gente a la ilegalidad y a la cárcel. Esto es lo que ocurre en Oaxaca y en San
Vicente Coatlán, espacios vulnerables en los cuales la pobreza y pobreza
extrema están presentes desde hace mucho tiempo.
La investigación llevó a
Concepción Núñez Miranda a aprender que estas mujeres no son delincuentes sino
producto de un sistema de desigualdad.
Como dice, la doctora en
Sociología, su nuevo libro está vigente y aporta elementos para el análisis
actual. “La política de combate frontal al narcotráfico declarándole la
“guerra”, ha demostrado su inoperancia y su sinrazón. Sin embargo, el Estado
mexicano no ha variado su postura, ni propone alternativas distintas para
resolver el problema. Se empeña en no dar tregua al tráfico ilegal de sustancia
prohibidas, a pesar de que en esta “guerra” declarada miles de personas han
muerto, entre ellas han muerto civiles que nada tienen que ver con el crimen
organizado, mientras que cientos de ejecuciones recorren la República mexicana
de norte a sur”.
A través de las historias de
vida de estas mujeres en este contexto económico global, Núñez Miranda nos
lleva a la sierra sur oaxaqueña, donde la pobreza se respira al mismo tiempo
que ahoga.
En los penales encontró a
estas mujeres cuyos procesos penales invariablemente estaban llenos de
anomalías, uno de ellos la falta de traductores al momento de sus
interrogatorios y que los procesos siempre, por falta de atención, son
demasiado largos.
Además, del contexto social
y económico que lleva a estas mujeres a servir de burreras, y que los jóvenes
de esas comunidades sin oportunidades tengan que “elegir” entre el narco y el
norte.
Concepción Núñez Miranda
concluye, entre otras cosas, que la globalización empresarial neoliberal no
sólo ha hecho que el mundo se globalice de pobreza y de la violencia, sino
también del desequilibrio ambiental, originado por contaminantes que violentan
la naturaleza, que modifican los ciclos naturales…por ello es necesario hacer
que el sistema de reproducción económico social se mueva en otro sentido.
“Poner en crisis el orden
simbólico que respalda la ideología
hegemónica, transformar y revertir el lenguaje, pensar fuera del sistema de
dominación, globalizar las ideas de justicia, de esperanza, de utopía, de
derechos humanos, llenarlos de nuevo de contenido, recuperar la historia y la
cultura de los pueblos de América, llevar la inspiración más allá de las
fronteras como una respuesta a la globalización económica”, plantea.
Más adelante sostiene que
esta investigación hace posible articular diferentes fenómenos sociales
actuales: el tráfico ilegal de narcóticos, la pobreza, la justicia y los
derechos humanos, analizadas sus repercusiones en un sector de personas
pertenecientes a la clase social más desprotegida y vulnerable del país: las mujeres
de los pueblos originarios, quienes sufren opresiones múltiples, las cuales son
violentadas no sólo por una sociedad de desiguales, sino por costumbres que
aumentan su opresión y su marginalidad, y cuyos cuerpos son utilizados de
“mulas de carga” en la cadena de producción, circulación y venta de marihuana,
convertidas en datos, en números utilizados para que el Estado justifique ante
el imperio que está combatiendo el “narcotráfico”.
Deshilando condenas,
bordando libertades de Concepción Núñez Miranda, es la oportunidad de ver, a
través de la investigación, la vida, la historia, lo que somos socialmente y
aprendemos a mirar la vida de estas mujeres que como la autora dice “no son
delincuentes sino producto de un sistema de desigualdad”.
Del Epílogo:
“La búsqueda de alternativas
realesdesolucón a la situación de injusticia en laque se encontraban las
mujeres indíens presas or tráfico de marihuana me llevó a plantear la exigencia
de volver la mirada hacia ellas, hacia sus expedientes, hacia sus realidades…en
todos lados decían que sí, nunca que no”
“Con el tiempo algunas de
ellas comenzaron a salir libresm porque ya habían cumplido con su condena o por
los beneficios que la ley les otorga; otras se conformaron y esperaron el “bien
de dios”.
“Organizaciones independientes de todos los credos y creencias impulsaron un Comité Pro-Liberación de las Presas de la Cárcel de Ixcotel cuya primera acción fue la Fiesta por la Libertad, con el fin de recaudar fondos y poder pagar a las y los abogados”.