Mujeres y Política
Manipulación, camino para el olvido
Soledad JARQUÍN EDGAR
Sin duda construir una sociedad distinta, decimos
igualitaria, requiere también de la transformación de las mujeres con respecto
a sus iguales. Hace tiempo me quedó completamente claro que no todas las
mujeres comparten el ideal de que las mujeres tendríamos que ser iguales a los
hombres. Hay quienes sienten, piensan y creen o están seriamente convencidas
que no somos iguales por ninguna circunstancia social y siguen consintiendo la
supuesta superioridad del hombre, lo vemos en las funcionarias que le dan el
lugar central a los varones en la mesa de honor y piden su consentimiento para
actuar en el caso de muchas militantes de partidos políticos; lo vemos cuando
muchas mujeres, aún a costa de su libertad, felicidad y vida misma, creen en lo
que el otro o los otros les dicen y no pueden tomar sus propias decisiones. Y
enseñamos la tolerancia como símbolo de convivencia pese a que muchas veces
ello signifique no garantizar los derechos de las mujeres.
No es fácil plantear la transformación, es un camino
largo y difícil. A cada circunstancia la teoría del género, es decir la ciencia
del feminismo, le ha puesto nombre y apellido, para explicar nuestro
comportamiento humano en la forma de relacionarnos como seres humanos que
imposibilitan vernos como personas iguales en cuanto a derechos y como dicen
por ahí en el pecado llevamos la penitencia. Y en esa construcción social
diferente a la que actualmente vivimos tenemos circunstancias que no permiten
avanzar a las mujeres, una de ellas es la supuesta competencia, la falta de
sororidad y también nuestra incapacidad de reconocer que otras que pueden ser
mejores.
La antropóloga feminista Marcela Lagarde cita a las
feministas de Milán (esta cita ya la he planteado antes) quienes afirman que
“tenemos que aprender a vivirla `superioridad´ de otras mujeres; reconocer que
unas tienen más recursos o más capacidad en unas y otras cosas…El
reconocimiento de la diferencia puede contribuir a desarrollar el deseo de
libertad en las mujeres. Si otra puede ser diferente yo puedo serlo; si otra
puede tener más recursos yo puedo tenerlos; si otra ha podido trascender yo
puede hacerlo. Esto no es envidia, esto significa aprender de la otra. Dejar de
desear hostilmente ser lo que es la otra y pasar de reconocer que es posible
caminar para tener esos recursos o bienes”.
Cuando aprendamos a vivir la superioridad de las otras
o de la otra, las mujeres sin duda avanzaremos un trecho. Claro que las feministas
de Milán, a través Marcela Lagarde, no se refieren a que aprendamos a no mirar
los errores o limitaciones de otras mujeres, tampoco nos dicen que seamos
omisas cuando esas mujeres actúan contra el resto de las mujeres, peor aún
cuando algunas mujeres se alían al patriarcado para actuar en contra del resto
de las mujeres, en tanto otras son presas fáciles de la manipulación de otros,
ni tampoco que dejemos de cuestionar a quienes pudiendo contribuir a la
transformación sólo actúan en beneficio personal o son incapaces de ejercer un
cargo administrativo en el sector público o político, por ejemplo.
Este planteamiento a partir de una breve cita del
libro de Marcela Lagarde (Para mis socias de la vida/Cuadernos inacabados/2005)
no es sino para hacer una reflexión necesaria e indispensable frente a la falta
de reconocimiento de la otra, provocando frustración y enojo. Es común escuchar
por ejemplo la afirmación de que “no hay peor enemiga de una mujer que otra
mujer”.
Esa afirmación, junto con el no reconocimiento de la
superioridad de otra u otras mujeres y la alianza con hombres frente a la no
sororidad, han sido aprendidas por todas las que habitamos el planeta tierra,
porque hemos sido “educadas” en un mundo patriarcal donde sólo es importante lo
dicho y hecho por los hombres, el mejor ejemplo es la forma en que hemos sido
borradas de la historia. Pero decía antes en el pecado llevamos la penitencia
porque eso nos ha retrasado en la consecución del tan anhelado avance de las
mujeres.
Algunos ejemplos son las “juanitas”, las eternas
suplentes, las que en política van de relleno, las funcionarias públicas que
abdican de su responsabilidad al llegar a ocupar una posición y se ponen al
servicio de poderes fácticos, masculinos o caciquiles…La subordinación y manipulación puede ser tan terrible que hay personas a las
que no les importa poner en riesgo un trabajo largo , como el emprendido por la
Comisión para la Reconciliación entre las Comunidades del Municipio de Santiago
Choapan, donde ustedes saben ha dejado al menos 10 personas asesinadas, 10
viudas, tres detenidos y 19 que terminaron huyendo, además claro está del
usufructo que desde 2010 realiza un personaje de apellido Nicolás que desea el
poder a costa de romper con el sistema normativo interno de ese municipio, es
decir, con los usos y costumbres, y para ello desafortunadamente utiliza y
re-victimiza cada vez que puede a las viudas, además de utilizar a otras
mujeres para conseguir sus nada claros deseos de poder.
Recientemente se realizó, por mandato del Tribunal
Federal Electoral una consulta a la cabecera municipal y las agencias de
Santiago Choápam, por cierto un bello asentamiento donde tuve la oportunidad de
estar el pasado noviembre y donde aunque usted no lo crea se respira una tensa
calma derivado del conflicto político.
Conflicto político que se busca utilizar, curiosamente
previo al proceso electoral 2013, en un afán no claro, tal parece que con
intensiones no gratas de poder político más allá de lo que pueda significar el
títere de apellido Nicolás y de quienes lo asesoran, que ni cuenta se dan a
quién o quienes favorecerán al desestabilizar el proceso electoral en grado
superlativo.
La pregunta es que buscan al pretender descalificar el
trabajo de una de las mujeres más comprometida con la realidad de Oaxaca y con
cualquier trabajo que desempeñe, siempre guida por la normatividad y sobre todo
la honestidad, me refiero a la maestra Gloria Zafra, directora de Sistemas
Normativos Internos del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana
de Oaxaca (IEEPCO) y también presidenta de la Comisión para la Reconciliación
entre las Comunidades del Municipio de Santiago Choápam. Grave lo que intentan
hacer, no sólo por Zafra sino por la institución y más aún por Oaxaca que tiene
frente a sí un proceso electoral de donde a mi me queda claro los intereses
“extraños” de políticos ambiciosos que buscan sacar ventaja política en
municipios que por el sistema de usos y costumbres eligen a sus autoridades.
¡Aguas!
Sin duda el caso de Choápam no debe ser descuidado
gracias a la acción distractora de una persona que a todas luces es utilizada y
es precisamente a lo que nos referimos en las primeras líneas de este escrito
periodístico. Tras muchos meses de trabajo y casi 40 reuniones, algunas más
para Gloria Zafra, se desarrolló una consulta entre la ciudadanía, cuyo
resultado no es el que quisieran, así es la democracia ni modo unos ganan y
otros pierden, el problema es que no todos se van conformes y buscan cómo
seguir enredando un problema que lamentablemente ha dejado ya muertos, viudas y
lo peor del caso huérfanos. Dolor humano, que reitero, es vilmente utilizado.
El proceso concluyó sin incidentes, lo cual habla del
arduo trabajo realizado por la Comisión para la Reconciliación, sin embargo, la
propia secretaria de Actas de la Comisión, de nombre Izela Martínez argumentó
irregularidades, lo que indiscutiblemente es una soga al cuello de ella misma
porque el tiro le puede salir por la culata, considerando el papel que
desempeña en esa comisión, quien en sus acusaciones cae en una serie de
contradicciones. Lo lamentable del caso es que esa acción fue aprovechada por
inconformes políticos quienes para llevar agua a su molino han interpuesto una
denuncia en contra de la maestra Zafra, buscando con ello su sustitución en el
cargo. Lástima por Oaxaca.
Habría que sopesar el daño que puede causar la
subordinación y manipulación de esta mujer a causas ajenas y de deslealtad a la
institución para la que trabaja, que en nombre de un supuesto acoso laboral o
de falsedad de documento, no tiene empacho en bloquear un trabajo desarrollado
por un colectivo. Un fenómeno que si explica la ciencia del género, de la
manipulación y subordinación de las mujeres con fines políticos.
Y por otro lado, sin duda, es necesario impulsar
nuevos procedimientos de trabajo que demandan las nuevas realidades que se
viven en los municipios y a eso es lo que se le quieren poner diques, construir
la democracia significa reconocer, dialogar, concertar y ceder, no el todo por
el todo; avasallando, eliminando al otro, desprestigiándolo porque los
resultados y la realidad no son a fuerzas como el otro quiere. Democracia y
feminismo dos caminos siempre llenos de obstáculos.
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