Soledad JARQUIN EDGAR
Este México que se refleja todos los días en la información o tal vez en el andar cotidiano es un país que no nos gusta a miles, a millones de personas. Es común que lo importante sea desplazado por lo urgente. Que los programas sean sólo ocurrencias para salir del paso. Que contra la pobreza se inventen dádivas. Qué la democracia sea un discurso partidista y no una decisión verdadera de la ciudadanía. Que la política sea sinónimo de enriquecimiento ilícito. Que la inteligencia nunca se premie tanto como la voracidad. Qué la mordida al servidor público sea común y acto corriente. Qué la violencia contra la mujer no tenga respuesta institucional. Que la libertad de expresión se socave lentamente con malas respuestas, con condicionamientos, advertencias y crímenes.
No hay vuelta de hoja, es lamentable la pérdida de la vida de las ocho personas, todas servidores públicos, que viajaban el viernes en un helicóptero, entre ellas, el Secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, otros seis varones y una mujer, la secretaria técnica Diana Miriam Hayton Sánchez.
Pero el sin embargo existe…
En un país en crisis, un gobernante opacado, pequeño, se victimiza cuando anuncia la muerte “accidental” (primera hipótesis) de Blake Mora. Ahí, desde los Pinos, Felipe Calderón expresa un discurso de apenas mil 145 palabras que a los comentaristas, lectores de noticias televisivas y algunos periodistas les pareció sentido, doloroso...
Sin duda, el viernes 11 de noviembre, cabalístico para un buen número de personas por la coincidencia de su terminación en el número 11, fue el día de José Francisco Blake Mora. La tragedia volvió a opacar otras miles de cosas en los medios de comunicación que se volcaron e hicieron en algunos casos notas informativas, en otras novelas por la enorme dramatización que le imprimieron. No cabe duda, este país dejó de lado el análisis, por eso ayer Blake Mora fue el más “pobrecito” de todos los pobres de México.
De su discurso de 24 párrafos, Calderón dedica 13 párrafos al Secretario de Gobernación fallecido lamentablemente. En dos más mencionó a Felipe Zamora, Subsecretario Jurídico de la Secretaría de Gobernación. Uno más para el director general de Comunicación Social de la misma dependencia federal, José Alfredo García Medina.
En el párrafo número 15 de su discurso, Felipe Calderón, se refiere a cinco personas más. Entre ellas la secretaria técnica de la Oficina del Secretario, Diana Miriam Hayton Sánchez; el mayor René de León Septién del Estado Mayor Presidencial, que cuidaba a Blake; el Teniente Coronel Felipe Basio Cortés, piloto del helicóptero; el Teniente Pedro Ramón Escobar Becerra y el Sargento Segundo Jorge Luis Juárez Gómez, estos tres últimos de la Fuerza Aérea.
En seis párrafos intermedios habla de las instrucciones que ha girado para esclarecer el accidente aéreo en que perdieron la vida las ocho personas. Y finalmente ocupa un párrafo para hablar de él mismo. Sin duda la jerarquía se impuso, como sucedió cuando murió en un accidente similar otro Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, a quién también recuerda Felipe Calderón en su discurso.
En los siguientes días, tal vez algunas semanas el tema estará vigente en la información prioritaria y al final, seguramente, como sucedió hace tres años con el caso Mouriño, nadie sabrá la verdad, excepto que fue el mal tiempo, la nubosidad de la que hablaron ayer mismo y a la que le atribuyeron la razón del accidente, donde murieron muchas otras personas anónimas todas, excepto para sus familias.
Este mismo viernes el cuestionamiento en las redes sociales, de las personas a las que no les gusta como camina este país, era por las condolencias que se vertían a diestra y siniestra en todas las esferas políticas y empresariales del país y señalaban de manera insistente qué pasaba con las miles de muertes que ha dejado la guerra contra el crimen organizado; es más se escudriñaba, se hacían hipótesis o especulaba sobre la relación de los atentados con esta guerra mortífera, por eso la inmediatez para atajar los rumores y atribuir el accidente a las malas condiciones climatológicas. Hubo incluso quien preguntó si este secretario no sería delincuente por eso lo mataron, terribles cosas que produce el ejemplo y la costumbre.
Fortuna para muchos que estaban en la picota de la información alarmante del país, como es el caso del niño verde, que de niño ya no tiene nada, Jorge Emilio González, ex dirigente del Partido Verde Ecologista de México, una rémora priista que ya tiene suficiente con la pésima imagen que han dejado muchos e históricos malos gobiernos. La apuesta, insisto, siempre es hacia el olvido.
De lado también ha quedado, al menos momentáneamente, la elección celebrada en Michoacán, entidad tocada por la guerra contra el crimen organizado y manchada por el desaseo permanente en el proceso electoral, la falta de democracia que tanto añora la ciudadanía. Lo más notable, lo que ya sabemos, la imposición de la hermana del presidente, María Luisa Calderón.
Se minimizan los hechos trascendentes por los urgentes en este país. La muerte de Blake Mora y de las otras siete personas, humanas todas que recibieron de Felipe Calderón un trato desigual en su discurso, servirá para adormecer las muchas cosas que no funcionan en este país.
Las cosas de casa
Un ejemplo de estas nuestras tragedias es la silenciosa marcha del feminicidio en el país, que en Oaxaca ha dejado en 11 meses, 86 vidas de mujeres en el bote del olvido institucional de todos los niveles y de todos los poderes. Eso sucede casi siempre. Son tantos los problemas que de importantes se volvieron urgentes por el grado de olvido y abandono: el conflicto Triqui, los Chimalapas, Choapan y muchos más que aunque urgentes e importantes volvieron al silencio. Por cierto, para ellos y ellas no hay desplegados, condolencia, ni discursos sentidos.
Ahora mismo, el gobierno prepara el primer informe de Gabino Cué Monteagudo, que será este martes. Los operativos mediáticos pretenden funcionar como una especie de aplanadora mostrando el mundo feliz y realizable del “Oaxaca de todos” (neutro genérico que invisibiliza a las mujeres, lenguaje sexista se llama), pero saltan como chipotes los conflictos, las presiones y los actos desesperados de los grupos, que con razón y sin ella, eso es lo menos importante, toman las calles y castigan a quienes vivimos en la capital del Estado. Ellos, van por su tajada acostumbrada. Semana difícil la que nos espera, al menos en su inicio.
Gabino nervioso por los días que vienen se molesta por los cuestionamientos de la prensa y de cuestionado por las y los reporteros críticos, termina por actuar como inquisidor. Alguien le tendrá que dar calmantes al gobernante para que no le estallen las vísceras cuando le preguntan y se le critica.
Lo peor dice un amigo reportero, cuyo nombre me reservo, es que le ponen el dedo encima, debe identificarse cuando entra a los “recintos oficiales”, incluida la casa del pueblo como pomposamente llaman al Palacio de Gobierno y lo siguen a discreción. Una forma sutil de socavar la libertad de información, con lo que atacan no a los representantes de los medios sino a toda la sociedad al violentar su derecho a estar informados.
¿Dónde estarán los consejeros del gobernador Gabino? De quién son estas malas ocurrencias, o será un reflejo más de lo que ha pasado en los últimos 11 meses donde ignorar a la prensa ha sido el medio de sobrevivencia.
@jarquinedgar
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