Legitimarse en el ejercicio del poder mediante autoevaluación en los plazos que los propios gobiernos establecen, definen, practican y califican, responde a la creciente desconfianza de la ciudadanía que desde el creciente abstencionismo electoral deslegitima a partidos políticos, a futuros gobernantes y legisladores con promesas que de antemano son por sí mismas incumplibles, sobre todo cuando sus ofertas no parecen factibles, son ambiguas y contradictorias; la desconfianza se va volviendo certeza, que se conjuga con la desesperanza, el coraje y la decepción, así es cuando los 100 o 101 o 111 días se acercan, llegan y los discursos se desfasan de los hechos o más bien de lo que no está hecho y se ve lejano.
Los compromisos no se cumplen, a pesar de que se releven los nuevos funcionarios en decirlo de una y otra forma, el gobierno asegura haber aprobado, casi llegamos a la meta, casi sacamos el MB. La ciudadanía -la misma que alude tanto el gobierno de los 111 días- hasta ahora no cree lo que no ve, prefiere no adjudicar calificación, no vaya a ser que le falte tiempo a la coalición gobernante y todavía nos dé la sorpresa, total, ya estamos acostumbrándonos, no es fácil, habrá que otorgarles el beneficio de la duda, al fin votamos por el cambio ¿Qué no?
¿Cómo ponerse de acuerdo tan rápido los del PAN que antes decían no querer nada con los revoltosos del PRD?
¿Cómo van a caminar juntos sin meterse el pie los acicalados conservadores del PAN, uno que otro priista que ya entró en razón, antes detractores de la derecha y fustigadores de la izquierda?
Ir de la mano de Flavio Sosa y Margarita García; del despreciado Benjamín Robles “cara sucia”, perdonar a uno que otro golpeador de mujeres; sin contar con la nueva camada de políticos yupis, empresarios jóvenes y comprometidos, todos ellos amigos de la infancia del jefazo, todos juntos pero no revueltos, cada quien con su cuota correspondiente. Todo esto, no debe ser cosa fácil, toma su tiempo sin duda.
Por otro lado, muy importante y atareado debe ser la cooptación de organizaciones no gubernamentales que a final de cuentas son las que le dan el apelativo de gobierno ciudadano, entre más radicales se hubieren presentado en el pasado más legítimo y popular es el gobierno del cambio, aún cuando el costo les sea gravoso –como la represión de maestros de la sección 22, de defensores de la vida animal y el consecuente deslustre mediático del gobierno democrático. Ni modo la pagan unos y otros.
Dicen que ningún exceso es bueno, tal vez por eso todavía no se vislumbren resultados, por exceso de democracia, de transparencia y sobre todo de buenas intenciones, que eran las de Gabino Cué, con su modificación legal para alcanzar excelencia en su gabinete, resultando a los 100 días que la secretaria Irma Piñeyro, cuyo nombramiento es ilegal y por lo tanto sus acciones nulas de pleno derecho, que dice que no se va y a ver quién la quita y quién sabe cuántos y cuántas funcionarias más estén en esa situación; dice la Contralora, Perla Woolrich, que sólo se va su contrincante en la legislatura anterior –Benjamín Robles- .
A 100 días del gobierno de Gabino Cué, la ciudadanía clama se retire del auditorio Guelaguetza la horrenda velaria, símbolo de corrupción e ignominia, techumbre que nadie quiere por razones digamos culturales, pues sí, se quita, pero el anuncio de este domingo es que se pone otra, no la misma pero siguiendo el mismo diseño. ¿Burla?
¿Ya habrá pruebas y voluntad para procesar al caníbal corrupto, ladrón perverso y asesino de URO y su pandilla? Por supuesto, descontando a los que ya figuran en la nomina del nuevo gobierno democrático, los que dice el gobernador Cué que eran malos pero ya se les quito porque ahora están con él. Esa fue la principal razón de la transición democrática ¿O no? ¿Cuándo los veremos en la cárcel? Todavía retumban los gritos justicieros -¡ya cayó ya cayó!- esperamos que no se confundan con los que oímos ahora en recientes marchas – ¡Gabinooo Cu…!-
El tiempo pasa y la República juarista parece entrar en crisis, con la reforma legislativa propuesta por el ejecutivo, que al parecer algunos grupos de la coalición se resisten, ponderan sus principios y meten freno en lo referente a la afirmativa ficta legislativa, aberración jurídica que pretende el gobernador democrático en un exabrupto de emperador, dictador desfasado en su intento por controlar autoritariamente al poder legislativo, acotando sus funciones en una desesperada maniobra por imponerse, previendo un futuro rompimiento de tan deleznable coalición, apostando a priori a la ineficiencia de legisladores y legisladoras…que pena.
Pendiente también la ley del transporte público, que regule rigurosamente ese sector, de tal manera que deje de ser paladín político que refuerza al grupo de poder en turno y verdaderamente cumpla su función de servicio, el responsable del área –Pedro Silva- parece no tener idea de lo que se trata.
Se generó una gran esperanza en resultados concretos a partir del triunfo incuestionable de la “coalición por la paz y el progreso”, lema que por cierto utilizó el presidente Porfirio Díaz, también rodeado de grupos civiles y más militares, que sometió al pueblo en una profunda desigualdad social y actuó sistemáticamente violando los derechos civiles y políticos de la gente, ojalá ese lema no sea augurio de desplantes e intolerancia y rectifique hacia los caminos del derecho y la legalidad. Las ocurrencias en la actuación pública suelen desvirtuar cualquier buena intención difícilmente justificable.
Si revisamos, a 100 días de gobierno, en términos sociales y económicos no se ha impactado de facto y de fondo al bienestar general, es fácil afirmar sin temor a errar, que las condiciones de pobreza no parecen modificadas, a saber, ni siquiera predeciblemente por políticas y acciones encaminadas en ese sentido.
La seguridad pública es una arista verdaderamente preocupante, los asaltos, robos con violencia, secuestros, levantones, ahora hasta la aparición cierta y peligrosa de grupos organizados en la delincuencia, ampliamente conocidos que aumentan gradualmente la incertidumbre y el terror.
Por último, el endeble compromiso hasta ahora incumplido con las mujeres, que no somos todas las que se cree haber convencido, las que esperamos cambios de fondo, no políticas asistenciales que atentan contra nuestra dignidad, las mujeres que a 100 días de gobierno, parece seguir viéndonos como grupo vulnerable per se, estamos en el catálogo de la minoría de edad y la incapacidad; para el gobierno de la paz y el progreso, cito: “La mujer es la piedra angular de la familia, la que reproduce la cultura y los valores con un ejemplo de generosidad y transformación, sin otro interés que el amor y bienestar para sus hijos.” Concepción francamente conservadora, limitativa, restrictiva y atrasada, que difiere sin duda el avance igualitario de nuestra sociedad.
Así vamos, esperando, que si no es en los días que faltan para llegar a la meta, alcancemos a ver lo que de este gobierno se espera antes de que termine. Así sea.