Soledad
JARQUÍN EDGAR
¿Qué hacer
con poco más de 500 días en la bolsa? Esa es la pregunta que hoy da vueltas en
sus pensamientos. Bueno al menos eso pensamos.
La historia
repetida es que durante cada sexenio, el último año de gobierno es, como si
fuera dictamen, el “año de Hidalgo”, y no precisamente como un homenaje a Don
Miguel Hidalgo, el cura que inició la independencia de México. Ya sabemos qué
aplica con esa frase, a pesar de la transparencia y las contralorías, a pesar
de las promesas.
Qué hacer con
esos 500 días es una pregunta retórica, si vemos que en esta entidad hay un
balance desproporcional entre las personas, pero en específico para las
mujeres, y cada día, se puede constatar la falta absoluta de aplicación de la
justicia, gracias a la confabulación de poderes.
En general no
ha sido el sexenio de Gabino Cué un periodo ejemplar. Sin duda, se piensa que
hay momentos históricos y aquel 1 de diciembre de 2010 se consideró desde ese
instante como tal. Cué expulsó temporalmente al PRI y el 1 de diciembre de
2010, se pensó que se escribiría una nueva historia para Oaxaca. Cué hay que
recordar logró la hazaña de sacar al PRI del gobierno de Oaxaca ayudado, claro
está y mucho, por su antecesor el terrible Ulises Ruiz y los acostumbrados
manotazos de los cacicazgos de José Murat y los años de terror de Diódoro
Carrasco.
Los mismos
personajes que hoy vuelven a la cargada para disputarse el pastel de Oaxaca.
Todos quieren imponer al futuro (que no futura) gobernante, que habrá de pasar
por la báscula ciudadana, que como ya vimos carece de elementos suficientes
para discernir. Los círculos encantadores que hipnotizan: la pobreza y la falta
de educación. Esto en referencia al estudio que reveló quién vota por quién en
Oaxaca.
Pero lo que
empezó aquel 1 de diciembre de 2010 se volvió promesa y con ello, seguramente,
su lugar en la historia cambió.
Oaxaca es un
estado prehistórico no tiene comparación con nada ni con nadie, hacer esas
comparaciones resulta infructuoso. En Chiapas el gobernador que hace ganar a
todo aquel que se pinte de verde, transformó la ciudad, aquí solo se construyó
un mini paso a desnivel y algunos arreglos en el centro histórico.
En Quintana
Roo en sólo 45 años, Cancún es y siguen siendo un emporio turístico que le da
trabajo a unas 750 mil personas de manera directa y otras más de 300 mil de
forma indirecta. La comunicación vía
terrestre es gratuita y es espléndida. Huatulco sigue sin tener el despegue que
se anunció desde los años ochenta cuando se despojó de las tierras a comuneros
y ejidatarios. Los contrastes entre pobres y ricos sigue ensanchando la brecha
peligrosamente. La tan anhelada carretera entre la capital de Oaxaca y ese polo
de desarrollo pasando por el Istmo tiene una larga espera fundada en desidia,
robo de recursos o corrupción y la fatiga del pueblo, y claro, la disputa del
poder como medio de enriquecimiento y como entretenimiento para saciar la
ambición desmedida.
Esos dos ejemplos,
con dos entidades que tienen algo en común con Oaxaca. Con Chiapas el designio
de la riqueza cultural, con Quintana Roo la riqueza natural. Ejemplos que nos
llevan a confirmar la ineficacia de este gobierno pero también de todos los
anteriores, lo que incluye, las gestiones de los años setenta, ochenta, noventa
y el nuevo milenio. Son más de 40 años de historia de fracasos que se siguen
sumando a la tragedia real, palpable de las mujeres y los hombres de Oaxaca,
cuya hora no llega.
Porque ¿cómo
se puede explicar la violencia contra las mujeres incrementándose cada día en
Oaxaca, sin pensar en la directa influencia que tiene el desarrollo –reitero
real no de palabras- de toda la entidad? ¿Cuánto tiene que ver la violencia con
la condición de desesperanza? 388 mujeres asesinadas en el gobierno actual,
según el recuento hemerográfico que hace Consorcio Oaxaca, parece no afectar
los tendones del gobierno ni la dignidad de quienes son responsables de
impartir justicia o velar por la vida de las mujeres, por modesta o grande que
sea su función. Este sábado en Tlaxiaco fue asesinada Juana Esmeralda Aguilar
Pérez, donde el presunto responsable es un maestro de la Sección 22.
¿Acaso
piensan que nada tienen que ver con la pobreza y el hacinamiento en que viven miles
de familias en Oaxaca? ¿Pensaran acaso que nada tienen que ver con el incesto y
con la vida de una pequeña de tres años que hoy se debate entre la vida y
muerte tras ser golpeada y violada sexualmente dentro de su casa en una
comunidad de tantas que hay en esta entidad?
¿Cómo no
relacionar la corrupción institucional con la violencia contra las mujeres? Si
vemos casos como el ocurrido a Isabel Reyes López, de 20 años de edad, quien
esta semana parió a la entrada del hospital en San Juan Bautista Tuxtepec,
porque el “guardia” no la dejó pasar. ¿Había o no personal medico en la
institución?
¿Cómo pueden
creer las mujeres en la justicia si las instituciones no responden? De ello hay
varios casos documentados, tantos que podrían contar la otra historia de las
mujeres de Oaxaca.
¿Qué hacer
con un poco más de 500 días antes de que inicie la cuenta regresiva?
Recién en la
sesión pública de la Comisión de la Verdad, vimos cómo el dolor sigue acumulado
en la vida de muchas mujeres y hombres que fueron brutalmente agredidos en sus
derechos humanos en 2006-2007. Cué fue quien impulsó esa comisión que trabaja bajo
la dirección padre Alejandro Solalinde, y es ese organismo el mejor espejo para
el mandatario que tiene contados los días.
No es para
menos. Recordaremos que una de las refriegas verbales más intensas durante el
sexenio de Ulises Ruiz -“el aborto del diablo” como se leía en una pared del
gimnasio universitario en 2006- impuso por su fuerza de gobernante autoritario
la construcción de la llamada “velaria” que trajo toda clase de calamidades y
mucho dinero mal gastado, algo que en Oaxaca es imperdonable.
Hoy, Gabino
hace lo propio, con la fuerza de un gobernante autoritario, igualito que el
anterior, pretende y sigue la corriente y la marcha impuesta por el “Marqués de
Oaxaca”, don José Zorrilla, de llevar hasta sus últimas consecuencias la
construcción del Centro Cultural y de Convenciones en el cerro del Fortín, como
todo mundo sabe, ahí cerquita está el hotel propiedad de la familia Zorrilla.
Una total casualidad de la que seguramente se dieron cuenta cuando la gente
empezó a protestar.
Pero ese no
era la única piedrita en el arroz. Como ya se dijo el cerro del Fortín es el
único pulmón o medio pulmón que tiene Oaxaca, que sufre desde los años noventa
inversiones térmicas derivado de la contaminación provocada por el excesivo
número de vehículos. Pero Zorrilla ya doblegó la voluntad de Cué quien se
presume sigue presto a los negocios de su amigo.
Incluso,
llevan semanas promoviendo un spot donde hablan que Oaxaca no tiene un centro
de convenciones. Cierto. Totalmente de acuerdo. Pero ¿por qué empecinarse en
construir sobre un terreno no apropiado para ello. Como ha señalado PROOAX?
Son muchas
cosas las que puede hacer Cué en estos 500 días, si quiere remendar su nombre
frente a la historia que como dice la frase común: habrá de ser juzgado. Y
hablando de justicia, me pregunto ya pensaría en investigar a su otro amigo del
alma el ex secretario de Salud, German Tenorio Vasconcelos, quien es señalado
como probable responsable de diversos delitos de corrupción y que nos dejó a
deber el Hospital de la Mujer y muchas explicaciones sobre la condición de
desigualdad para las mujeres.
La historia,
habría que recordar, se escribe con hechos no con promesas.
@jarquinedgar