Mujeres y Política
8 de Marzo
Soledad JARQUÍN EDGAR
Las mujeres somos una
mayoría en el mundo, pero aún falta mucho para que seamos una mayoría con
derechos plenos, derechos sustantivos.
Ganar cada tramo en esa
línea imaginaria de los derechos humanos ha representado un largo camino que
nos permite hoy estar en todas o en casi todas las actividades del quehacer humano
pero seguimos en desventaja. Alcanzar ciertos lugares de “privilegio” o el
disfrute de los derechos, representó para otras no solo sudor, sino también la
pérdida de su libertad y en otros casos la muerte.
Somos una mayoría en
desigualdad solo por el hecho de haber nacido mujeres y tenemos un destino
socialmente construido, al que las pioneras se han opuesto y con sus actos han
puesto el dedo en el renglón hasta conseguir el ejercicio pleno de sus
derechos.
El 8 de marzo, Día
Internacional de la Mujer es desde hace 105 años una fecha emblemática de
reivindicación de esos derechos que son tan naturales para el hombre no así
para las mujeres. En cambio las mujeres tuvieron o tienen que luchar, y luchar
en serio, para tener derecho al trabajo, la educación, la salud, a la
participación política, a vivir libres de violencia y todo cuanto pudiera
existir en una sociedad.
105 años después desde
que la socialista Clara Zetkin propusiera un día para recordar a esas
luchadoras por los derechos, entonces laborales, todavía hay un largo, muy
largo recuento de deudas.
Las mujeres somos más
pero tenemos menos, a veces mucho menos. Por ejemplo, somos más votantes, muchas
más que los hombres y tenemos menos representación de mujeres en los cargos
públicos, hasta este año, se pone a prueba la elección bajo el mandato
constitucional de la paridad y tenemos muchas dificultades para integrar las
listas de quienes serán candidatas porque vemos a los señores de los partidos
disponiendo de la vida de sus hijas, esposas, amantes, secretarias, comadres y
de otras mujeres de su familia o amistades para no perder esos espacios de
poder político. Y, sí, es muy criticable, porque en tanto no exista en esas
señoras un reconocimiento a lo que necesitan y demandan las mujeres y la
conciencia de la importancia de acatar esos mandatos, poco o nada avanzaremos. Seguiremos
nadando en el mar de la simulación, del discurso.
Un ejemplo del rezago
educativo lo tenemos a la vista, son más las mujeres analfabetas que los
hombres. Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz, es el ejemplo pleno de lo
que todavía representa en el siglo XXI el deseo de estudiar para algunas
mujeres en determinados países: les cuesta la vida. A otras les cuesta la vida
aunque de manera distinta. La falta de educación formal provoca rezagos
inauditos.
Esta documentado: las
mujeres aún con igual preparación que los hombres siguen obteniendo menos
ingresos. Ellas representan el 45 por ciento en el comercio informal, según
cifras de Inegi.
El trabajo doméstico,
que sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres, representa el 15.5 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y aún así se le considera un trabajo
“sin prestigio” porque no tiene remuneración. Para darnos una idea de lo que significa
el 15.5 del PIB, basta comparar lo que el gobierno destina a la educación: 6.2
por ciento del PIB.
Hoy por hoy, una de las
preocupaciones de un sector de mexicanas es el proceso electoral, un poco por
lo que ya comentaba antes sobre la manera en que los partidos político buscan
“cumplir” con la paridad. Pero también hay historias de éxito, la mayoría de
ellas han tenido que ganarse en los Tribunales Electorales, como sucedió recientemente
en Nuevo León donde se determinó la obligatoriedad de los partidos políticos a
respetar la legislación sobre paridad electoral y registrar candidaturas a
diputaciones e integrantes de los ayuntamientos, además de ubicar a las mujeres
lejos de aquellos espacios electorales perdedores.
En Oaxaca la historia
no es diferente. Durante diversos procesos electorales las mujeres han
denunciado las múltiples formas en que los partidos políticos incumplen, ya no
digamos en los ayuntamientos. En Oaxaca la lucha ya tiene historia y habría que
recordar que parte de ella se ha escrito con sangre, no hay que olvidar la
jornada de mujeres que tuvieron que desangrarse para que los partidos
cumplieran con la “cuota de género” y no les quedó de otra.
De ahí que esta semana
el Pacto Político por la Paridad Rumbo al 2016 entregara al Poder Legislativo
una iniciativa ciudadana en la que propone una serie de modificaciones que
buscan garantizar el acceso paritario de las mujeres a un cargo político o público.
Un esfuerzo ciudadano que tendrían que escuchar los legisladores, para evitar
lo que “naturalmente” pudiera suceder si continúan haciendo como que no pasa
nada.
Paralelo a este
esfuerzo de las ciudadanas –que no eran pocas por cierto-, las diputadas locales,
o parte de ellas, preparan un foro este lunes para discutir lo mismo, o sea le
van a echar crema a sus tacos y está bien, pero ojalá pudieran al menos leer lo
que el Pacto propone, al final, habría que recordarles a todas ellas que sí
ocupan un lugar en el congreso local o dentro de la política se lo deben a un
movimiento en concreto: el feminismo.
En el mismo Congreso
del Estado se escuchan voces que sostienen que el Pacto no es representativo de
las oaxaqueñas y que por tanto la iniciativa tiene “menos valor”. ¡Una
barbaridad! No ven la viga en el ojo propio. Porque ¿a quiénes y a cuántos
representan los diputados o diputadas? ¿Saben cuántas personas votaron por
ellos y ellas? Entonces la pregunta es ¿a quiénes representan cada integrante
del Congreso?
Frente a actitudes como
esta, todo indica que por decisión de los partidos políticos que mandan en el
Congreso local serán difíciles las modificaciones tal y como las propone el
Pacto, para los y las legisladoras será como hacerse el harakiri, ojalá no se
olviden que los carniceros de hoy, podrían ser las reses de mañana.
Una mirada obligada es
la violencia que de manera cotidiana, de formas múltiples y en condiciones
distintas se comete en contra de las mujeres. El feminicidio, la más extrema de
las violencias, tiene en Oaxaca tintes dramáticos. Algunos de los ángulos de
esta violencia extrema, empieza a ser como una sombra de lo que ocurre en
Ciudad Juárez y que creíamos lejos, lejísimos, de casa. Hasta hoy se han
cometido, según el recuento de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la
Equidad de Oaxaca, 363 asesinatos contra mujeres en los últimos cuatro año y
dos meses del actual gobierno encabezado por Gabino Cué.
No se trata de hacer
comparaciones con sus antecesores priistas, pero el gobierno estatal actual
está confundido en serio. No es que los anteriores hayan sido mejores, pero el
gobierno de Cué no da pie con bola, no hay timón, no hay dirección, no hay nada
concreto, es más ya ni esfuerzos aislados como se tuvo la intención en un
principio. Eso está clarísimo para quienes no son pajes del rey, pero para los
pajes la cosa es distinta, insisten en escenificar el cuento del rey desnudo.
El panorama no es
alentador. El fenómeno de la delincuencia es un pronóstico reservado, pero del
que tenemos referencias concretas en todo el país. Oaxaca ya no es la
excepción. Basta mirar, insisto, la nota policiaca de cada día. Hay, es cierto,
una notoria presencia del crimen organizado, que empieza a tocar la vida de la
población con un elevado y silencioso delito: la desaparición de personas y el
secuestro, trastocando la vida de las mujeres mediante el mercado sexual tan
visible en Oaxaca y del que no se tienen resultados concretos, porque siempre
se les pelan los proxenetas y tratantes cuyas raíces, como el narcotráfico,
pueden alcanzar a muchos funcionarios de medio pelo y pelo y medio. Y lo que
preocupa, la delincuencia y el vinculo impronunciable con la política, una
realidad que nos alcanza.
De la violencia extrema
nos vamos a la violencia política, el recuento es largo y muy penoso. Los casos
son muchos y tan graves como los primeros. El más reciente caso ocurrió el
pasado sábado 28 de febrero en la población de Tamazulapan Villa del Progreso.
La falta de tacto
político de las autoridades estatales que no ven, no oyen y hacen mutis, favoreció la confrontación
entre el Comité Ciudadano de la población y seguidores del presidente
municipal, Oved Hernández Morales, quien molesto porque le estaban haciendo
cuentas y exigiéndole transparencia, ordenó golpear a sus “opositores”, entre
ellos varias mujeres.
Con palos y hasta
cuchillos, el grupo afín al presidente municipal cuestionado por presuntas
malversaciones, agredió con saña a la señora Janeth Laura Zamora Mendoza y a
Yesenia Vega Arroyo. A la primera le rompieron el tabique nasal en dos partes y
la segunda tiene fracturas en un brazo.
Ninguna de estas
mujeres y otras que fueron agredidas tienen un cargo político, son ciudadanas
que simpatizan con la transparencia y que están hartas de los abusos de las
autoridades.
A pesar de las personas
lesionadas y el clima de confrontación, las autoridades no han intervenido. El
munícipe quien huyó tras los hechos y luego de agredir a dos regidores, y
gracias a la credencial de impunidad que le otorga el Estado de Oaxaca, amenaza
con volver, lo que pone en riesgo la vida de sus opositores y de sus familias,
de ahí que han advertido que el único responsable de lo que les pudiera pasar
es Oved Hernández Morales. Y es que ninguna autoridad ha accionado orden de aprehensión
contra los agresores y nadie llama a cuentas al presidente municipal.
Tal vez, es como
asegura Janeth Laura Zamora, están esperando que haya muertos para intervenir,
tal y como lo advirtió un funcionario estatal, cuyo nombre omitieron en una
entrevista esta semana y en la que Janeth narró con horror la forma en que sus
agresores, entre ellos una mujer policía y un sobrino de la regidora de
Hacienda, la patearon, arrastraron jalándola del pelo y quebrándole la nariz
con un palo, además de que logró esquivar a su agresor que pretendió con una
navaja picarle un ojo, lo que ocasionó que la oreja le fuera cortada.
Esta acción me hizo
recordar los castigos que en la colonia aplicaban encomendadores y corregidores
españoles a la población indígena que se rebelaba ante el tamaño de la
explotación de que eran objeto. El castigo era brutal, cuando no los azotaban
hasta morir, les cortaban las orejas, una o ambas manos y en el menor de los
casos el cabello.
Así que la historia se
repite, pero lo grave es que otra vez contra mujeres y lo peor de todo es que
el gobierno estatal, el gobierno de la alternancia, no ha atendido el problema
que podría derivar en un hecho mucho peor. Por supuesto, el poder Legislativo
tampoco se ha enterado de los hechos, ahí siguen preocupados en el reparto de
las utilidades.
Estamos en el siglo XXI
y seguimos contando historias de terror sobre las mujeres a las que de manera
sistemática se les siguen negando sus derechos. Esa es la razón del 8 de marzo
y la conmemoración seguirá existiendo en tano la igualdad para las mujeres sea
solo parte de un discurso, resultado de un promedio estadístico o de lo que
vemos hasta hoy, la simulación.
@jarquinedgar