Mujeres y Política
Eloxochitlán, la omisión del
Estado
Soledad JARQUÍN EDGAR
La reiterada omisión del Estado ha cobrado un alto precio en la
familia Zepeda Lagunas de Eloxochitlán de Flores Magón. Elisa Zepeda Lagunas
agredida brutalmente por un grupo de 40 hombres, entre ellos Alfredo Bolaños
Pacheco, edil con licencia, y el cacique Jaime Betanzos Fuentes, había
denunciado, presentado quejas y pedido auxilio ante el sistema de gobierno
estatal, en específico ante la Secretaría General de Gobierno, donde queda claro
no hay y no ha existido tino, tacto ni sensibilidad para enfrentar el machismo criminal
de la política y a veces de la narcopolítica, que se combina con la misoginia
propia del funcionariado.
Elisa Zepeda Lagunas narra los acontecimientos desde un hospital
donde aún convalece de las graves heridas que le fueron provocadas por este
grupo de hombres que la agredieron solo porque quería cambiar el destino de su
pueblo, en el sentido de que tendrían que despertar y no dejarse. Tocó
intereses de los hombres del poder.
Eloxochitlán de Flores Magón, ubicado en la Cañada oaxaqueña,
fue el escenario donde el pasado 14 de diciembre se llevaría a cabo la asamblea
para elegir al alcalde municipal, pero en lugar de eso, mujeres y hombres que
acudían a la asamblea se toparon con un grupo numeroso de hombres armados con
machetes, escopetas, bombas molotov y lo que encontraron a su alcance, ante el
eminente peligro la gente corrió a esconderse.
En medio de todo, ella alcanzó a escuchar que la estaban
buscando, se refugió en una tienda cercana donde había un depósito de gasolina.
Temió lo peor y decidió salir. Fue agredida brutalmente por un grupo de 40
hombres que la patearon, le abrían las piernas y le pegaban en su vulva, la
golpearon en la cabeza con un palo, recibió machetazos y otro le enterró en la
frente la punta de la escopeta. Además de ser insultada repetidamente con
exclamaciones sexistas e intimidantes.
Jaime Betanzos le jaló el cabello y le gritó “Hasta aquí
llegaron tus sueños pendeja, no te vuelvas a meter en los asuntos del pueblo”.
La dejaron tirada en la calle, pensaron que había muerto. Cómo pudo se levantó
y caminó unos 300 metros para llegar a su casa buscando refugió.
Su hermano Manuel Zepeda Lagunas, quien cuidaba a su esposa
convaleciente de una operación, llegó a la casa tratando de sacar a su madre
Magdalena Lagunas, a su abuela Gregoria Cortés y a Elisa que se encontraban en
grave peligro, pues los agresores habían enfilado hacia sus casas. Ahí nos
encontraron, narra Elisa Zepeda, nos empezaron a disparar, incluso a quema
ropa, ahí cayó muerto mi hermano.
Nuevamente Elisa Lagunas en manos de sus agresores fue golpeada
y al temer por su vida su amigo Gustavo Estrada Andrade se lanzó sobre ella pretendiendo
cubrirla de las agresiones y evitar que la atacaran sexualmente, pues habían
empezado a jalonearle la ropa. Gustavo fue macheteado y murió. No conformes los
agresores quemaron cinco viviendas, la de Elisa, la de sus padres, la de Noemí
Hernández Ortiz, la de Eudocia Juárez y la de Doli Hernández, así como 11
vehículos que detonaron con bombas molotov.
También fueron agredidas físicamente Eudocia Juárez, Noemí
Hernández, Doli Hernández, Cristina Estrada, Amada Ojeda, Gregoria Cortés,
Magdalena Lagunas, estas últimas abuela y madre de Elisa Zepeda, cuyo “delito”
ante los caciques es haber iniciado desde 2008 la organización de las y los
habitantes de la comunidad para obtener mejoras de vivienda, salud, así como
capacitación en derechos humanos y trabajó para evitar la violencia a las
mujeres, ella misma acompañaba a las víctimas a la agencia del MP.
Incluso, el año pasado presentó una queja ante la Defensoría de
los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca por el secuestro de dos mujeres de la
agencia de San José a manos de policías estatales que detienen a dos mujeres en el parque de la
municipalidad “porque les iban a revisar sus bolsas”. ¿Con qué autoridad? Las
dos mujeres, afirma Elisa Zepeda fueron acosadas durante tres horas por los
mismos policías.
Frente a esta gente armada, el pueblo de Eloxochitlán -la tierra
que vio nacer a los hermanos Flores Magón, donde Margarita Magón era muy
querida por el pueblo y considerada “el consuelo de los pobres”- nada pudo
hacer sino escuchar y resguardarse frente al temor de ser asesinados como ya lo
habían hecho con Gustavo Estrada Andrade y Manuel Zepeda Lagunas.
Lo grave, gravísimo es que hoy Elisa en particular y en general
la familia Zepeda han sufrido en carne propia por la indolente actitud de los
servidores públicos del estado de Oaxaca.
Primera actitud omisa. Quienes sí pudieron haber detenido esta
violenta intervención nunca lo hicieron: la policía del Estado. A pesar de que
ahora la Secretaría de Seguridad Pública lo niega, Elisa Zepeda sostiene que en
el lugar había una patrulla de la Policía Estatal que nunca intervino.
Segunda omisión. La Secretaría General de Gobierno tenía
conocimiento de la actitud violenta de Alfredo Bolaños Pacheco, edil con
licencia, y el cacique Jaime Betanzos Fuentes, desde 2011 y se le dio “seguimiento”
a sus barbaridades durante 2012. Elisa narra que dichas autoridades solo
buscaban “mediación” y “diálogo”, el cual no fructificó y en cambio
persistieron las agresiones impunes de todo tipo en contra de la familia Zepeda,
una agresión en contra de su hermano y otra en contra de su mamá anteriores a
esta última.
Tercera omisión. En al menos dos ocasiones, Elisa Zepeda acudió
a levantar quejas ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de
Oaxaca y nada sucedió continuaron los abusos de autoridad durante una década a quienes
viven en el pueblo de Eloxochitlán de Flores Magón.
Cuarta omisión. Elisa Zepeda también sostiene que desde hace
cinco años han llamado en distintas ocasiones a la policía para que esté presente
en la población pero nunca lo hacen cuando es el pueblo quien los llama.
Hoy están detenidos siete de los cuarenta hombres que
participaron en esta agresión cobarde a Elisa Zepeda, quien en 2011 fue
directora del DIF de Eloxochitlán año en que su papá fue presidente municipal.
Y son tan cínicos los agresores que pretendieron inculpar de los daños
materiales y homicidios a una de las víctimas. Por fortuna el olfato del agente
del MP de Huautla de Jiménez impidió que se fueran y ahí los pepenaron, de lo
contrario estaríamos hablando de un nuevo grupo de agresores prófugos en este
país.
Elisa Zepeda lamentablemente, repito, ha tenido que pagar con la
vida de su hermano y su amigo, el saqueo e incendio de las viviendas de ella y
de su familia, y las agresiones cometidas en su contra por la irracional y
criminal actitud de machismo demostrada, pero sobre todo por la omisión cómplice
de la autoridad estatal en el caso de Eloxochitlán.
La pregunta es ¿quién de los funcionarios públicos puede dormir
tranquilamente en Oaxaca? Insistimos lo que vemos es cómo los servidores
públicos se sirven con la cuchara grande y que quien paga los platos rotos es
la ciudadanía. Gabino Cué debe más de lo que imagina al pueblo de Oaxaca.
Contra el margen
¿De qué tamaño es la impunidad en
México? Del tamaño del cinismo. Raúl Salinas de Gortari está limpio del delito
de enriquecimiento ilícito, dictaminó el Tercer Tribunal Unitario Penal del DF, se
terminaron así 19 años de acusaciones. Carlos Salinas debe estar feliz y muy
satisfecho. Esta debe ser una lección para México, enriquecerse como lo hacen
hoy entre la clase política, como lo revelan las fastuosas residencias que
poseen desde la Gaviota hasta Alejandro Murat, todas compradas a organismos
pertenecientes al Grupo Higa, podrán ser dolores de cabeza para sus
propietarios, si es que tienen algo de conciencia, pero que nos quede claro la
procedencia del dinero y el tipo de relaciones entre el funcionariado y estos contratistas,
hay un mar de historias y de impunidad tan grande como los océanos.
@jarquinedgar