8 de Marzo
Mujeres negras, mujeres
invisibles
* Discriminación y
violencia marcan la vida de las mujeres de la Costa Chica de Oaxaca
* Revela encuesta que
además de sus parejas la violencia persiste en hospitales y en agencias del
Ministerio Público
Eva GASGA NOYOLA/Heladio REYES CRUZ
Las estadísticas se dice no mienten. Los resultados de un
estudio realizado entre mujeres negras de 13 comunidad de la Costa Chica en
Oaxaca revelan que la violencia está presente a lo largo de su vida, además
revelan discriminación institucional por su color de piel.
A dos sexenios de la implementación de las políticas
públicas federales de género y otros tantos de la creación de instancias
estatales similares, las negras de la costa chica de Oaxaca (72 por ciento) no
saben nada sobre “equidad de género” y, por otra parte, 35 por ciento más
afirman que nada saben en relación con sus derechos lo que habla sobre la
enorme necesidad de difusión y capacitación. Sin embargo, lo más grave podría
ser que un 72 por ciento notan un “trato diferente” en comparación con las
mujeres no negras hacia ellas por parte del personal de las instituciones de
gobierno.
El estudio realizado por la organización Ecosta Yutu Cuii
muestra cómo la violencia, la discriminación, la casi nula participacion en el
ámbito público y la falta de igualdad hacia las mujeres las coloca en una
situación de vulnerabilidad, incrementando el riesgo de violencia extrema hacia
ellas. Lo que muestra el grado de abandono institucional que estas mujeres han
vivido durante mucho tiempo.
Este estudio genera elementos para que investigadores e
instituciones traten de invertir recursos en profundizar en el estudio,
capacitación, aspectos legales y motivación de las mujeres en la costa de
Oaxaca.
La perspectiva analítica de la interseccionalidad nos
permite la interrelación de diversas dimensiones de dominación en la
experiencia cotidiana de las mujeres. Además, esta perspectiva analítica nos
puede ofrecer un marco para entender al género tanto como dimensión social,
como diferenciación entre individuos, ya que a partir de la experiencia y la
subjetividad podemos relacionar como se vive el ser mujer afrodecendiente a partir de la subjetividad que esta
enmarcada por espacio de interacción regido por ordenadores sociales que
derivan de imposiciones, reglas normas y formas de vivir y ser mujer.
El sondeo que realizó Ecosta Yutu Cuii, fue dirigido a
mujeres que presentaban características físicas de piel obscura y cabello rizado. Sus
edades oscilan entre los 13 años hasta más de 60 o tercera edad. El
cuestionario consistía en 16 preguntas orientadas a conocer cual es la
situación de convivencia cotidiana con las diferentes formas de violencia que
se dan al seno de la familia y de la comunidad. Otras preguntas fueron ¿Me
aceptó como mujer negra? ¿Tengo relaciones sexuales cuando yo quiero o me
obligan? ¿Me siento protegida por ser mujer negra en mi comunidad? ¿Yo tomo mis
propias decisiones o me las imponen? ¿quién o quiénes?, entre otras preguntas.
Los resultados hablan por sí mismos de la situación que
viven las mujeres en las 13 comunidades oaxaqueñas:
Considerando que la encuesta sólo se aplicó a a mujeres que
físicamente tenían la piel oscura y el cabello rizado, 98 por ciento se asume
como negra y un dos por ciento no se aceptó como tal.
La violencia sexual está presente o ha estado presente en un 66 por
ciento de las mujeres que respondieron el cuestionario. Respondieron que tienen
relaciones sexuales de manera forzada y un 12 por ciento aseguró que su marido
o pareja llega borracho y las obliga a tener relaciones sexuales.
El 34 por ciento únicamente manifestó que son ellas las que deciden si
tienen o no relaciones sexuales.
Casi la mitad (49 por ciento) de ellas reconoció vivir
violencia al interior de sus hogares, los principales violentadores son sus parejas,
los hijos, los hermanos y los cuñados.
El 35% de las mujeres negras no
saben donde acudir cuando son maltratadas. y golpeadas.
También se nota la violencia más en unas comunidades que en
otras, ejemplos son los casos de Santo Domingo Armenta donde casi el 100 por
ciento de las consultadas manifestaron ser violentadas de alguna manera, lo
mismo sucede en la comunidad de Cerro Hermoso.
La discriminación también fue detectada por parte de las
encuestadas, quienes aseguran en un 72 por ciento de los casos “haber notado un
trato diferente hacia ellas en comparación con el que reciben las indígenas o
mestizas”, lo más grave es que esta diferencia proviene proviene del personal
de las instituciones de gobierno. Ello implicaría que los gobiernos estatal y
el federal deben sensibilizar a los servidores públicos.
El 43 por ciento señala que la discriminación hacia ellas
la han vivido en hospitales públicos y ministerios públicos. Además de otros
integrantes de la comunidad en la que viven.
Encontramos que las mujeres negras en donde son minoría
manifestaron que no se sienten protegidas por su comunidad, a diferencia de las
comunidades donde hay una población mayoritariamente negra en donde el 90 por
ciento manifestó sentir seguridad en su comunidad.
Los derechos humanos son un tema
que desconcen 35 por ciento las mujeres de la gran mayoría de estas comunidades
y tampoco han sido sensibilizadas sobre ese tema. Otro 72 por ciento desconocen
qué es la equidad de género y lo que implicaría en sus vidas y un 58 por ciento
tampoco tienen idea de los derechos sexuales y reproductivos.
La falta de información y
sensibilización sobre este tema ocasiona que sean vulnerables a sufrir
violencia sexual o física, a embarazos no deseados o a contraer enfermedades de
transmisión sexual, incluyendo el VIH-SIDA.
En tanto un 43 por ciento de las
encuestadas trabaja con su pareja en las labores del campo y otras tareas para
obtener ingresos, es mínimo el número de mujeres que recibe “ayuda” de otros
integrantes de la familia en las tareas de limpieza de la casa, en la
elaboración de la comida y los cuidados de las hijas e hijos.
Por si fuera poco, la encuesta
reveló que más de la mitad de mujeres negras no toman decisiones en sus
familias y son sus maridos los que deciden por ellas.
Pero si en la casa no reciben
ningún tipo de ayuda ni reciben ninguna ayuda económica por su trabajo, tampoco
son tomadas en cuenta en la toma de decisiones de la comunidad, según opinión
de un 61 por ciento de ellas y menos aún se les toma en cuenta para cargos
públicos y de representación.
En suma, las negras de la Costa
Chica de Oaxaca desconocen la importancia de su trabajo y cómo ellas también
contribuyen en su comunidad y en su región. Desconocen además que existen leyes
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y que la
violencia contra las mujeres es un delito.
La discriminación que viven las mujeres negras de la costa
provoca además que se autolimiten sus opotunidades de ejercer sus derechos y
libertades intrínsecosen su calidad humana.