sábado, 27 de octubre de 2012

CELIA RAMIREZ PÉREZ, PRIMERA ABOGADA OAXAQUEÑA




Celia Ramírez Pérez, una mujer diferente
* Falleció la primera abogada del Intituto Autónomo de Ciencias y Artes del Estado

Soledad JARQUÍN EDGAR
El próximo 7 de diciembre, Celia Ramírez Pérez cumpliría 96 años, sin embargo, falleció el 24 de julio en la ciudad de México. Ella fue la primera abogada egresada del Intituto Autónomo de Ciencias y Artes del Estado, actual Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. En su memoria, recupero algunos datos publicados en el libro Mujeres de Oaxaca, editado en 2011 por el municipio de la capital oaxaqueña. 
Celia Ramírez Pérez concluyó sus estudios en 1940 y presentó el examen profesional en 1944, 110 años antes hizo lo mismo el primer abogado egresado de esa institución: Benito Pablo Juárez García.
En los años cuarenta no era común que las mujeres fueran a la universidad, un tanto porque prevalecía la idea que  no debían estudiar una carrera universitaria, pues su “papel” se circunscribía a la familia. A pesar del ambiente hostil, Celia Ramírez Pérez no claudicó.
Su padre fue Manuel Ramírez Santos, maestro normalista y regidor en el gobierno de Oaxaca de Juárez, y de su madre Virginia Pérez Oceguera. El primero era masón, la madre era Protestante. Ella, contra lo que establecía la regla, trabajó fuera de casa desde muy joven y era una excepcional jugadora de golf, pasatiempo que disfrutaba en los campos de don Guillermo Brena, siendo ya abogada del Poder Judicial.
Su paso por las aulas universitarias estuvo plagado de dificultades por ser mujer, pero nunca estuvo dispuesta a claudicar. Entre sus compañeros recuerda a Carlos Lira, Antonio Jiménez Galán, Fernando y Alfredo Castillo, Martín López Rito, Luis Castañeda Guzmán, todos ellos reconocían en ella buena memoria y dedicación para el estudio, ganándose el apodo de “El fonografito”.
Celia se casó con el doctor Álvaro Sánchez cuando aún no se titulaba. A escondidas de su esposo y suegro -que también era médico- escribió su tesis profesional cuando esperaba a su segundo hijo, para ello contó con la ayuda de los secretarios del Instituto, Manuel Castro Rivadeneyra y Refugio Colmenares “Cuquita”, quienes le ayudaban enviándole libros de la biblioteca.
Sin decir nada a nadie, Celia Ramírez Pérez presentó su examen profesional un 25 de julio de 1944, el título de Abogado de los Tribunales de la República fue expedido el 7 de mayo de 1948, siendo director del Instituto Autónomo de Ciencias y Artes del Estado, el licenciado Heliodoro Díaz Quintas.
En 1947, la abogada Celia Ramírez Pérez, quedó viuda con un hijo y una hija, entonces es designada agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justcia adscrita al Juzgado Segundo de lo Civil, siendo este su primer trabajo como abogada.
Como abogada litigante Celia Ramírez fue pionera en Oaxaca, las personas se desconcertaban con frecuencia, pues no era común que una mujer ejerciera la abogacía en los años cincuenta, lo que la llevaba a sitios donde ellas no eran vistas de manera común, como una comisaría.
En una ocasión sus servicios como abogada fueron requeridos por una conocida suya que en ese tiempo regenteaba la zona roja de la ciudad,  lugar que se conocía como “El Pueblito”, pues un grupo de sus abonadas había sido remitido a la comisaría. Como ya era noche, Celia se puso cualquier par de zapatos, un abrigo y sin ver su arreglo salió apresuradamente. Con el cabello recién pintado y que casualmente era del mismo color de su abrigo, se presentó en la Comisaría e hizo los trámites convenientes para que salieran las señoras. Sin embargo, Celia comprobó que la justicia es “ciega”, cuando al retirarse, el policía de guardia la detuvo negándole la salida en tanto no le mostrara “su boleta de liberación”.
En la década de los cincuenta fue una de las fundadoras de la Escuela Secundaria por Cooperación, actualmente escuela secundaria José Vasconcelos.
En su currículum destacan los cargos de: Directora del Registro Público de la Propiedad, Directora del Archivo General de Notarías y Registro Público de la Propiedad, Jueza Segunda Penal, Jueza de lo Familiar, Jefa del Departamento Jurídico de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito del Estado, al tiempo que impartía clases en el Instituto Tecnológico de Oaxaca, hasta su jubilación.
Sus hijas Elisa Sánchez y Leticia Ricárdez consideran que su madre, Celia Ramírez Pérez, fue una mujer extraordinaria, adelantada a su tiempo que enfrentó con valor inusitado dificultades impuestas por la el contexto social del  momento.
“Hoy es obligatorio que las mujeres profesionistas firmen y actúen con su nombre completo, sin atender a su estado civil. Pero mi madre, Celia Ramírez enviudó poco tiempo después de presentar su examen profesional. Cuando le fue entregado su título  firmó como Celia Ramírez viuda de Sánchez. Años más tarde,  tramitó la expedición de su cédula profesional que fue emitida recogiendo los datos de  su título. Sin embargo, para entonces, Celia había contraído matrimonio con el profesor Rafael E. Ricárdez, de modo que el encabezado de su cédula  indica que se trata de Celia Ramírez viuda de Sánchez, pero  al calce se lee la firma Celia R. de Ricárdez”. Por lo tanto, Celia contaba con dos identidades en la misma cédula profesional debido a que firmaban según su estado civil.
“Pero no podemos aún dar por terminada esta historia, años después, estando casada en su tercer matrimonio con el Licenciado Germán Ortega Torres, hubo de realizar algunas diligencias a efecto de acreditar que se trataba de la misma persona que ahora firmaba como “Celia Ramírez de Ortega”, señalan sus hijas.
Desde el año 2002, la abogada Celia Ramírez Pérez radicaba en la ciudad de México con sus hijas, rodeada de nietos y nietas, siendo para ellos un ejemplo de vida, una vida “adelantada a su tiempo”, como decían las compañeras de colegio de sus hijas quienes la admiraban porque era distinta a otras mujeres de su época.
Hace poco dos años, cuando la entrevistaba para el texto que escribí para el libro Mujeres de Oaxaca, Celia Ramírez Pérez continúa preocupándose e indignándose al leer noticias que parecen resultado de la injusticia social, considera que el estudio y la preparación son elementos fundamentales para el desarrollo de las mujeres y aseguraba que “la conciencia de su propia dignidad” es vital para no permitir que se ejerza violencia en ellas.
En marzo de 2010, la regiduría de Equidad y Género, precidida entonces por Bárbara García Chávez, le otorgó el reconocimiento de Ciudadana Distinguida, acto al que acudió acompañada de su numerosa familia.