miércoles, 26 de septiembre de 2012

Deficit democrático



Déficit democrático en materia de igualdad de género 

Norma REYES TERÁN
A lo largo de varios años, he sostenido que la infrarepresentación de las mujeres en la política contradice la esencia de la democracia y le resta legitimidad, postura crítica que la mayoría de las veces incomoda, otras tantas molesta y, hasta ofende.
En efecto, la democracia, tal como la conocemos -y tal como la imaginan muchos y muchas-, arrastra desde su origen un déficit de legitimidad, mismo que será subsanado sólo si se garantiza y practica la paridad de los sexos en el poder público, sin dejar de insistir en la relevancia superlativa que tiene democratizar las tareas domésticas y de cuidados ¡ya!
En este sentido, encuentro en las políticas públicas de igualdad una vía de acceso al futuro de las mujeres, por ello es importante alterar el perfil de caridad que hasta ahora las ha carácterizado y transitar hacia políticas que constituyan derechos.
Contra las múltiples voces de reaccionarios que reclaman más tiempo para asumir estas causas, antepongo el consenso planetario que existe para lograr la igualdad.
Una prueba de ese consenso, que lo mismo se expresa en Europa que en América, la constituyen las voces del feminismo que plantean una Democracia Paritaria.
Ahora bién, el trabajo académico sobre las falencias del derecho respecto a la discriminación de las mujeres por razones de género, debe favorecer con éxito la generación de nuevas políticas públicas en el sector justicia, desde luego en pos de superar el androcentrismo que priva en el derecho. 
En el mismo tenor, son innumerables los trabajos académicos sobre el sexismo en la filosofía, la educación, la ecología y la política que provienen del feminismo ilustrado español, un movimiento autonómo que ha sido capaz de impulsar medidas igualitarias en diversos terrenos de la sociedad y la política.
Los estudios aludidos sirven como testimonio para hacer evidente que la igualdad de género no es un concepto huérfano de respaldo social o una entelequia sin oportunidad de ser puesta en práctica.
Siendo Oaxaca el estado más multicultural de México, resulta fundamental abordar el tema de la diversidad cultural.
En Oaxaca, si bien es cierto aspiramos a construir una sociedad donde los pueblos indígenas se expresen en pie de igualdad con el resto de culturas que conforman nuestro famoso mosaico, nos oponemos a que, en nombre del respeto a lo plural, se mantenga la subordinación de las mujeres y se postergue la igualdad plena; esto resulta inadmisible desde todos los ángulos: sea como postal de nuestro folklor o como indigenismo romántico.
La sabiduría y el valor, son necesarios para defender una postura progresista como la que se plantea, pues habremos que afrontar los embates misóginos de la cultura política que prevalece en nuestra entidad y en el país.
La historia nos demuestra que es más fácil aplaudir a algunas “grandes” mujeres, que cuestionar y confrontar la misoginia persistente en los partidos políticos.
En México, el machismo no respeta signos ni colores, a la izquierda y a la derecha nos lo vamos a encontrar.
Para defender los cambios que propone la democracia feminista, requiere prepararse no sólo para el debate, sino también para la movilización.
Es necesario construir un nuevo pacto político entre las mujeres de los partidos, las feministas y las organizaciones civiles y sociales de mujeres, que obligue a los partidos políticos, a los gobiernos y a las empresas a poner en práctica las políticas de igualdad, las medidas afirmativas y la paridad de los sexos.
Transitemos a una democracia feminista.