miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Yo feminista? Norma Reyes Terán


¿Yo feminista?
Democracia feminista, la vía para el desarrollo igualitario
  • Diputadas y feministas deben llegar a una agenda mínima
  • Que las políticas no olviden que llegaron a sus cargos gracias al feminismo 
Soledad JARQUÍN EDGAR
Norma Reyes Terán se inició en la política al finalizar la década de los ochenta en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fungió como secretaria municipal de Mixtequilla, ahí nació; a mediados de la década de los noventa fue diputada local y consiguió lo que ahora se conoce como “cuota de género”, para lo cual tuvo que ponerse en huelga de hambre. Años más tarde fue diputada federal y fue la primera mujer en la comisión de la Defensa Nacional.
En el año 2000, el entonces gobernador le pidió se hiciera cargo del recién creado Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), aceptó y durante casi dos sexenios estuvo en el cargo. Sus acciones no pueden traducirse en tres líneas pero destacan unas 20 publicaciones de género, un proyecto de educación formal que permitiría la transversalización de género en la administración pública y dos paquetes de reformas legislativas para favorecer el ejercicio de las libertades de las oaxaqueñas.
Clara en sus definiciones, Reyes Terán sostiene que es feminista de forma consciente cuando a partir de su responsabilidad como servidora pública estudia feminismo para poder desarrollar la tarea encomendada. Conocimiento que la llevan a renunciar al PRD “porque de manera consciente entendí que militar en el feminismo suponía una quiebra, una ruptura con lo que yo hasta en ese momento creía ideológicamente”. Aunque sostiene que el lugar del feminismo es la izquierda, aclara que no es la izquierda partidista del PRD.
Lejos de las presiones políticas, hoy disfruta de su casa y de su familia, sigue estudiando, sus autoras  preferidas son las feministas españolas con quien tiene, además, amistad profunda y hasta entrañable. Disfruta compartir ponencias, citas, datos y cifras sobre la condición social de las mujeres en el mundo a través de las redes sociales y es una crítica aguda del sistema patriarcal.
Norma Reyes Terán se asume como feminista de la igualdad que descubrió, mediante sus lecturas, la exclusión de las mujeres de sus derechos, de su ciudadanía. En lo personal pasa por la ruptura cuando desmantela los prejuicios propios y se convence que el desarrollo concebido como mejores condiciones de vida, tienen que ver con el feminismo y confirma que “la única vía que va a permitir ese desarrollo es la democracia feminista,  una que todavía no ha logrado impactar a la sociedad, porque cuestiona los privilegios de los varones”.
Ser feminista no duele pero tiene costos. Explica: el feminismo no es sólo un movimiento social, es una teoría política que cuestiona la sexualidad, romper con lo establecido y los privilegios, lo que provoca exclusiones.
Si eres feminista “no eres bienvenida, el feminismo no es bienvenido en ninguna parte, en ningún sector y con eso tienes que luchar”. Sin embargo, agradece el haberse encontrado con las aportaciones del feminismo, que cambiaron su vida y la de sus hijas, “creo que nos convierte en mejores personas, puedo decir que soy feliz militando en el feminismo”.
Una agenda, para coincidir
¿Qué dejaste de hacer? Norma Reyes piensa su respuesta por segundos que no nunca suman un minuto, luego dice:
Nos da por pensar que las mujeres están así porque quieren, qué las oportunidades existen. Creo que no es así. Las mujeres hemos estado despojadas de todo. Por ejemplo, decimos que el machismo existe porque las mujeres nos encargamos de educar, pero el feminismo te permite comprender que vivimos en una sociedad que te hace suponer que somos las responsables de todo, lo que hay son obstáculos para comprender que somos libres.
En cambio vivimos en un sistema de explotación que necesita del aval de las explotadas y en este caso una sociedad patriarcal requiere validarse con las explotadas que son las mujeres, lo que queda es mucho camino qué hacer para cambiar esa forma de vida y urge.
Reyes Terán hilvana con rapidez sus pensamientos y ejemplos para demostrar por qué es urgente cambiar. Pregunta ¿Qué tenemos? Para luego, muy seria responder:
Tenemos una ausencia o un fracaso del desarrollo. Una ampliación de las brechas de la pobreza. Transformaciones sociales que nadie ha querido asumir. Dobles discursos. Asesinatos de mujeres no de la forma tradicional, que lamentablemente no se han desarticulado, sino asesinatos de mujeres por desconocidos. El Estado mexicano y la sociedad son patriarcales necesitan ser desmantelados, romper privilegios y muchas veces, son luchas solitarias porque ha sido más conveniente a esa sociedad y a ese Estado.
¿Cómo hacerse una sola entre las de la burocracia del género, las feministas, las mujeristas, las académicas y las que surjan en estos días?
Norma Reyes Terán abre los ojos, arquea las cejas y esboza una sonrisa, luego con toda calma sostiene que el único movimiento que ha sido capaz de ensanchar los límites de la democracia es el feminismo y lo hace siempre por la vía pacifista, por ello propone dejar las luchas intra-feministas o intra-mujeristas, para generar una agenda que trascienda las fronteras, porque el feminismo también es universal, que permita ubicar los mínimos puntos a resolver, como los derechos reproductivos y la paridad política.
Sin embargo, a Norma Reyes Terán le preocupa el orden que en América Latina han sido puestos en la arena de la discusión ambos puntos: los derechos reproductivos y la paridad. “No está mal que las más mujeres asuman cargos en puestos de decisión, pero sí lo está en la medida en que no sabemos para qué necesitamos los espacios de poder”, dice al tiempo de lamentar que muchas de esas mujeres son reactivas a la igualdad.
Luego explica que cuando plantea como prioridad en la agenda los derechos reproductivos implica el derecho al aborto, el derecho de las mujeres a vivir sin violencia y resolver los asesinatos, la explotación laboral de las mujeres que está vinculada a los derechos reproductivos, asuntos en los que no se avanza porque las que llegaron son reactivas, por eso ahora estamos obligadas a analizar para qué se quieren esos espacios.
Por ello, propone que el movimiento feminista autónomo, e independiente de los partidos políticos, debe tener la capacidad de obligar a las legisladoras a coincidir con la agenda feminista y legislar a favor de los derechos de las mujeres y si fuera necesario, incluso, recordarles que están ahí por el feminismo y no “por buena onda de los partidos políticos”.
Radicalizar el movimiento
Necesitamos rascarle a la historia –dice Reyes Terán- quien sostiene que el movimiento feminista debe volver a radicalizarse, porque los hombres no quieren dejar sus privilegios y todo parece indicar que el ala conservadora –que está en todos los partidos políticos- ha renovado su esfuerzo por oprimir a las mujeres, lo que está vinculado con el modelo económico neoliberal.
Por ello, cree que en lo económico, el reto mayor de la agenda feminista es resolver la triada de la responsabilidad familiar, laboral y el mercado, tres puntos que tienen que armonizarse y el mandato es hacer políticas públicas que constituyan derechos, alejarse del asistencialismo, revisar el papel del DIF, de las primeras damas, apuntar a su desaparición y evitar que las políticas de igualdad estén sujetas a lo quieren y manden las primeras damas.
Recuerda que estando al frente del IMO, se creó un modelo de presupuestos públicos sensibles al género, mismo que UNIFEM reconoce en su momento. Se buscaba impactar en la distribución de los recursos provenientes de los impuestos estatales. Su limitante es que se trata de sólo el 2 por ciento de la totalidad de los ingresos, es decir era necesaria la transformación también del presupuesto federal, que para el caso de Oaxaca equivale al 98 por ciento.
“Si las mujeres aportamos el 40 por ciento de los impuestos a este país, tendríamos que recibir el 40 por ciento de la totalidad del gasto público para resolver nuestros intereses y nuestras necesidades”, para reducir las desigualdades, dice con cierta vehemencia.
Su trabajo en el IMO estuvo sustentado en tres temas: la capacitación formal para servidores públicos del poder ejecutivo, procesos de comunicación internos y externos, y la investigación con un proyecto editorial que permitió la publicación de 20 textos.
Por otra parte, el IMO propuso la armonización de dos paquetes legislativos, uno sobre la violencia machista y otro la igualdad, algunos se fueron al olvido, otros no.
Norma Reyes sostiene que más allá de las necesidades de las mujeres, cuando estaba al frente del IMO la prioridad era que pudieran ejercer sus derechos. Para lograrlo plantea la urgencia de apuntalar la autonomía económica, como el derecho a la propiedad. Su propuesta fue audaz al demandar que el Estado comprara tierra para repartir entre las mujeres y que ellas se incorporan al desarrollo productivo o que fueran sujetas de montos más amplios para la inversión. Apunta que el problema fundamental es que las mujeres no somos dueñas de nada e invertimos en todo aquello que va por la tasa del baño.
Insiste en la necesidad de rescatar el feminismo radical para avanzar, como ejemplo, señala lo sucedido en los años setenta cuando hubo avances importantes como la creación de instancias de las mujeres y el aborto que es una realidad en muchos países, es decir, fue un movimiento feminista radical que nos llevó a un tramo de mayor libertad, pero es evidente, ahora retrocedemos debido a políticas económicas como el capitalismo neoliberal, que nos muestra cómo el patriarcado se disfraza y tenemos a las superwoman  que propone rescatar la maternidad como único destino, es el caso de Angelina Jolie “arrastrando una retahíla de hijos por todo el mundo” o plantean una libertad sexual mal entendida para reglamentar la prostitución como si fuera libertad de las mujeres decidir; nos mandan a remendar la capa de ozono, a sembrar plantitas en botellas de plástico, a cuidar pollos de traspatio y a vivir en un mercado de trabajo flexible, el concepto más querido del neoliberalismo, sin duda, se trata de secuestrar la libertad de las mujeres, lo cual me parece una indecencia.
Por otro lado, algunas mujeres no quieren saber nada ni del patriarcado ni del feminismo, sienten que no le deben nada al feminismo, pero hay que decirles que los privilegios de los que gozan se los deben al feminismo y tenemos que volver a radicalizarnos para avanzar.
Ong deben evitar la autocomplacencia
La designación de Norma Reyes Terán en el IMO fue vista como una imposición por parte del Movimiento Amplio de Mujeres (MAN), un organismo que entonces aglutinaba a organizaciones y feministas independientes, que habían propuesto al gobierno una terna de mujeres que podrían dirigir la institución, ella no estaba entre las aspirantes. Curiosamente este fenómeno se repitió en 2010 por parte de un colectivo, sólo que esta vez la respuesta fue afirmativa.
Norma Reyes habla de la sorpresa que entonces le causó la actitud del MAN que mediáticamente señaló que no tenía las bases para hacerse cargo del IMO, sobre todo porque aseguraban que no era feminista; sin embargo, recuerda que como legisladora local y acompañada de muchas de las feministas que después se sumarían al MAN, logró que Oaxaca fuera el primer estado del país en hacer obligatorio en los partidos políticos la cuota de mujeres en las diputaciones locales o el trabajo realizado para proponer ante los candidatos a gobernador en 1998, la creación de lo que años más tarde sería el IMO.
La entrevistada asegura que para ella estaba claro que estas instancias de las mujeres surgieron como una obligación de los gobiernos para transformar sus políticas públicas y a eso se dedicó, aunque admite que su trabajo no fue entendido ni comprendido ni entonces ni ahora.
La suya, sostiene, no pasó por la doble militancia que sí ocurre a muchas mujeres, que quieren trasladar a una institución de gobierno su militancia feminista de la calle o de la ONG, si no entendemos para qué están las instituciones “vamos a seguir enredadas como el quesillo”.
Explica que durante el proceso intentó un acercamiento con las organizaciones no gubernamentales pero no funcionó, “querían que yo reconociera que no era feminista y que si conocía de feminismo era por ellas”.
Hoy, tiene más claras las cosas. Afirma que las organizaciones civiles deben ser autocríticas y dejar la autocomplacencia. Es importante no dejar de lado la lucha por la defensa de los derechos de las mujeres, vigilar la transparencia gubernamental y reconocer que cuando son cooptadas por el Estado se pone un freno, si dejan de hacer esas tareas de contrapeso se convierten en corresponsables de las políticas públicas, hay perversión.
Usos y costumbres y procuración de justicia
Reyes Terán sostiene que como feminista cree firmemente en la necesidad de dejar de lado las diferencias intrafeministas, hacer una revisión histórica para re-articular el movimiento, sin perder de vista que la lucha se tiene que dar en términos de libertad e igualdad.
En términos locales tiene que haber una autocrítica en temas específicos como los usos y costumbres y la procuración de justicia. En el primer caso apunta que el comunitarismo no puede estar por encima de los derechos individuales y que en ellos quienes salen perdiendo son las mujeres.
Por otro lado, cuestionó la creación del centro de justicia, “la copia de un modelo que ha fracasado en otros estados del país, será dinero tirado a la basura”, que no tienen razón de ser porque combatir la violencia contra las mujeres tiene que ver con un nuevo marco jurídico, una nueva arquitectura de justicia y un análisis profundo de lo que tenemos que hacer para transformarlas y eso requiere de presupuesto pero no existe ni el fondo ni el ramo.
Eso incluye al Tribunal, a la Procuraduría y sacar del DIF el asunto de la violencia, dejar de mediar y conciliar, y evitar el juicio oral en caso de violencia contra las mujeres, éste debe ser visto como un delito y como tal se debe castigar,  de otra forma no se podrá desnaturalizar y erradicar.