lunes, 5 de diciembre de 2011

A Reserva. Culto a la personalidad

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ

El culto a la personalidad como fenómeno político es tan execrable como el mismo autoritarismo; la historia nos muestra que en la antigüedad se desarrolló con el César en el imperio romano, en la Unión Soviética con José Stalin, en Alemania con Adolfo Hitler, en Irak con Sadam Hussein, en Chile con Pinochet, Joseph-Désiré Mobutu del Congo o Porfirio Díaz en México, entre otros.

El mandatario o jefe de Estado que se comporta y manifiesta síntomas políticos proclives a la exacerbada adulación, normalmente se rodea de la devoción y recepción sin crítica de quienes lo consideran superior, por su heroísmo, caudillismo o simplemente por ser el personaje del poder unipersonal.

Para tal efecto, los mecanismos mediáticos puestos a modo, rebelan bajo cualquier condición, la presencia del líder político adjudicándole frases hechas y proezas. Su gobierno pareciera solo ser producto de elaboración de relaciones que a menudo parecen absurdas por inoperantes; acciones glamorosas que un sector de la sociedad las considera casi sagradas, incuestionables e infalibles, en cuanto a todo lo que dice y hace.

¿Nos parece conocido? Cada vez más parece ser el caso del gobernador Gabino Cué Monteagudo, su natural egocentrismo se fortalece día a día con la complacencia y el beneplácito de los líderes políticos aliancistas, tanto locales como nacionales; esa práctica puede llevarnos a una involución histórica, a un retroceso; la percepción que se tiene es que estamos tropezando con la misma piedra.

La actuación de Cué Monteagudo, durante un año, se refleja sin duda en su discurso político plasmado en el mensaje que dio al pueblo oaxaqueño, relativo a su informe del primer año de gobierno, sin acciones ni obra pública, ni políticas que refrenden seriamente su compromiso de transición democrática, que tanto se espera en Oaxaca.

La clase política en el poder canta loas y dirige frenéticos aplausos a su paladín, mientras la oposición guarda silencio temeroso, para no contradecir a quien sin duda tiene elementos de sobra para perjudicarlos; sin embargo, mientras se llegue a acuerdos perversos que deterioran la credibilidad y deforman el ejercicio público, de por sí amorfo, en detrimento de la población. Los unos sostienen a los otros y viceversa.

La necesidad de un cambio significativo en el gobierno, la desinformación política y la manipulación, dio la pauta para disponer de un héroe que desplazara a los verdugos de las libertades y los derechos fundamentales, presentándose la opción del “cambio”, con un discurso populista que afirma enfocarse en el pueblo y velar por él. Este es el primer paso para iniciar un marcado culto a la personalidad.

Gabino Cué durante su campaña y en el principio de su gobierno, comenzó a desempeñarse con alto grado de aceptabilidad, esencialmente dispuesto, atento con ancianos, niñas y niños, lo cual ha usado como herramienta política; cualidades que no le han sido suficientes, por el contario es un hombre opaco, poco tolerante autoritario y muy, muy poco eficiente.

En este contexto, la auto adulación, la opacidad y, sin duda, la falta de gobernanza, privaron en el mensaje, preámbulo de lo notificado en el documento oficial del primer informe de presentado por el gobernador del Estado Gabino Cué Monteagudo. Referencias subjetivas, desproporcionadas y sin alcance mínimo a la planeación 2011.

Cierto, la Política Social ha sido la columna vertebral que mueve a este gobierno, ni duda cabe, el problema es la precisión del tipo de políticas sociales, traducido en acciones todas asistencialistas, neo-populistas que de ninguna manera podrían coadyuvar al desarrollo social y económico de los sectores más desprotegidos.

Sobre salud, atención médica y medicamentos, su informe, queda como falta de sensibilidad o cuando menos de información de una realidad que ante sus ojos se ve de una forma distante, muy diferente a la que percibe diariamente la población en los servicios de salud, deficientes e irresponsables, bastaría mencionar un caso general, como ejemplo, la suspensión unilateral del servicio indispensable de diálisis en el hospital civil, que ha dejado en la abandono a cientos de pacientes, en real peligro de muerte.
En lo particular, el caso de la niña Monserrat Bernal de 4 años de edad que se encuentra en estado vegetativo, por una clara y criminal negligencia médica. Un ejemplo del interés del gobernador y de su Secretario de salud, es la instrucción “de que fueran reservados para no ventilar en caso a los medios de comunicación”. 
Así podríamos mencionar decenas de casos generales y cientos de particulares. ¿Alguien de la sociedad oaxaqueña ha sabido del uso de un helicóptero o una avioneta del Gobierno del Estado para el traslado de pacientes graves? 
Referente a las mujeres violentadas, habrá que informarle que las asesinadas, hasta ayer suman 92, y a la fecha el decreto que crea la Subprocuraduría de Delitos contra la Mujer por Razones de Género, solo es enunciativo, jurídicamente no le refiere competencia y presupuesto legal, por lo que la tan anunciada voluntad del gobernador no es más que una demostración del poder sui generis y sin contra pesos de un seudo dictador.
En ese mismo camino, se crea casi subrepticiamente la Comisión de la Verdad, que reviste de mesiánico el pago de indemnización a unos cuantos que se dicen perjudicados sociales por los acontecimientos del 2006, sin establecer criterios válidos de medición y cotejo de perjuicios y asignación económica por reparación de daños; por supuesto, ésta medida divisionista, poco inteligente y obscura, traerá repercusiones que desacrediten al gobernador incluso frente a sus aliados.

Tal vez, la mayor bofetada la recibimos cuando el gobernador Cué, afirmó que Oaxaca se encontraba entre los primeros lugares nacionales de mayor seguridad; por donde lo vea, los índices delictivos aumentan cada día, formalmente Oaxaca está en el número 14 y solo registra los delitos denunciados, sin embargo, todas y todos sabemos que la credibilidad de las instancias de procuración de justicia está por los suelos, por lo que la mayoría de robos en vía pública no se denuncian; los secuestros y levantones son pan de cada día y la sensación de inseguridad y miedo llega a grados de terrorismo, tanto frente a los delincuentes como de la policía. Así estamos, la inseguridad es de los flagelos mayores en nuestra entidad. ¿De qué habla el gobernador?

Hagamos cuentas, el gobernador prometió que el próximo año, habrá una inversión de 150 millones de pesos para el programa “Un Niño, Una Computadora”, mediante el cual se van a distribuir más de 30 mil computadoras portátiles entre el alumnado y personal docente de 109 primarias de la zona conurbada de la Ciudad de Oaxaca. Cada máquina le costará 50 pesos, menos que los uniformes que no ha entregado en muchas escuelas. ¿Aún, si fuera así, no estaríamos ante un privilegio más, fomentando la desigualdad? ¿Y las otras escuelas y las y los otros niños? Las computadoras sin clases ¿aumentaran el nivel educativo?

Lo que me parece seguro es que esas computadoras serán motivo de presión del magisterio, recordando que incluyó al personal docente como beneficiario.

En el colmo de su egocentrismo, Gabino Cué participó entre bombos y platillos, su gran inusitado e histórico logro, once audiencias públicas, atendiendo el personalmente a seis mil 121 personas, 16 horas por audiencia que se traducen en 176 horas que a su vez resultan 10 mil 560 minutos. Es decir, si fuera objetivo, cada persona es atendida personalmente por el gobernador, después de hacer cola por tres horas como mínimo, el insuficiente e infructuoso tiempo de 1.7 minutos.

Ponderar éste criterio como parámetro de buen gobierno, es solo un engaño, resultado del afán de aplauso y loas para su persona.

La situación en Oaxaca se hace cada vez más insostenible para quienes viven al margen de la nueva burbuja gabinista, que como ya se dijo, mas parece un útero cómodo y calientito; la crisis económica generalizada, la notoria ausencia de liquidez en el comercio; los problemas de inseguridad que nos avasallan y escalan rangos insospechados en una realidad dantesca; rangos insospechados de desigualdad y feminicidios, los bretes comunales y limítrofes añejos; los extensos territorios indígenas conflictuados; todos problemas que no han sido mínimamente atendidos; a lo que se aúna el desencanto progresivo y la desesperanza.

Gabino Cué Monteagudo se está equivocando. Desde las atezadas comunidades indígenas hasta los más refinados descendientes de españoles, rechazan la demagogia del gobernante que implícitamente actúa para sí y no en beneficio de quien verdaderamente dispone: el pueblo.

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