domingo, 6 de marzo de 2016

Mujeres y Política 8 de marzo, feminista



Soledad Jarquín Edgar
El feminismo es la idea “subversiva” y para muchas personas “radical” de creer que las mujeres tienen derechos humanos. Así de sencillo y simple. El feminismo que nos lleva ahora a la conmemoración del año 106, desde aquella feliz coincidencia de mujeres de diversas ideologías y movimientos, pero por ninguna razón conservadoras, que encuentran la misma similitud en su condición social, la opresión de la que son objeto por el hecho de pertenecer al sexo femenino.
El 8 marzo, establecido desde la oficialidad, la ONU concretamente en 1975, tiene como objetivo mirar los avances, los retos y como en muchos casos algunos pasos hacia atrás que indebidamente se han dado en el mundo.
Cierto que estamos en un lugar distinto al que ocuparon las mujeres hace uno, dos y tres siglos, cuando la historia registra el despertar del feminismo.
Sin embargo, los resabios parecen repetirse, de una u otra forma. La desigualdad persiste, el piso no es parejo para todas las mujeres. Y como señalan las estudiosas de los movimientos feministas, a cada acción vinieron las reacciones del patriarcado, incapaz de entender que lo único que estaba sucediendo en el mundo, y sigue sucediendo, es que las mujeres ocupan lo que legítimamente les corresponde y del que fueron marginadas o excluidas por una decisión política, como afirmó en una entrevista Norma Reyes Terán.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) espera que en 14 años, el nuestro sea un planeta 50/50, “Demos el paso por la igualdad de género”, reza el mensaje oficial del organismo internacional en el marco de esta conmemoración.
Difícil de creer en la posibilidad de alcanzar la meta, sobre todo cuando vemos los resquicios que aún existen, las ideas, los pensamientos, tan dañinos como los hechos, las acciones negativas que muchas veces siguen tiñéndose de rojo, como pasó esta misma semana con la defensora y activista Berta Cásares, en Honduras, y como ha sucedido con miles de mujeres que desde su mirada crítica, feminista, cuestionan lo establecido, ponen entredicho las bondades de los gobiernos, desenmascaran a quienes utilizan el feminismo y se enriquecen o se aprovechan para escalar en el poder político, mujeres que desde su aguda visión pueden hacer que tiemble, sí, que tiemble, el poder político y el gigante económico.
ONU Mujeres ha publicado el mensaje de Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas para este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer: “Hemos roto tantos techos de cristal que hemos creado una alfombra de añicos. Ahora estamos barriendo las ideas preconcebidas y los prejuicios del pasado para que las mujeres puedan avanzar y cruzar nuevas fronteras”.
Sí, eso quisiéramos pensar. El optimismo del Secretario General de la ONU es elocuente y, ciertamente, en parte hay razón. Pero la verdad es que yo pensaría que en 300 años de existencia del feminismo se reconocen los avances pero no hemos hecho añicos el techo de cristal construido por el patriarcado, el androcentrismo y la misoginia, no, aún no, pienso que se han hecho algunos agujeros al techo de cristal, pero no lo hemos hecho añicos. ¡Brincos diéramos!
Lo otro, es como dice la periodista peruana Ana María Portugal, quien desde hace muchos años ha hecho y ha perfeccionado una cronología de los hitos y hechos más importantes del feminismo y que dieron lugar al Día Internacional de la Mujer en 1910.
Tiene razón cuando se indigna en la forma en que el patriarcado ha ido trivializando esta conmemoración para que las mujeres no se involucren o no piensen en el fondo y  la realidad que dio origen a lo que años más tarde la ONU denominó el Día Internacional de la Mujer.
No es para menos, como plantea Portugal, hoy “las mujeres reciben flores, perfumes y poemas…” a otras, por ejemplo en algunas burocracias, les dan el día. ¿Cómo para qué? ¿Para que se vayan a su casa y hagan lo que les corresponde? En lugar, tal vez de invitarlas a una conferencia, a una función de cine sobre la historia de las mujeres, que reflexionen si tienen sobre su cabeza un techo de cristal hecho añicos y pisan una alfombra de cristales como supone el Secretario General de la ONU ¿quién sabe? Hay quienes inventaron carreras atléticas y, peor aún, algunas oficinas gubernamentales, hacen comida y rifan electrodomésticos, como si fuera un 10 de mayo.
Supina ignorancia, como dije hace varios años y que ni modo lo tenemos que reiterar.
Ana María Portugal sostiene que el 8 de marzo es “un día para recordar las gestas más emblemáticas protagonizadas a inicios del siglo XX, por una generación de mujeres que bajo la égida de los socialismos, anarquismos, sufragismos y pacifismos, reclamaron derechos sociales y políticos en escenarios marcados por guerras y revoluciones”.
Todos los derechos de los que hoy gozamos las mujeres: educación, trabajo y salario “justo”, voto y participación política y pública, anticoncepción y aborto (hasta la doceava semana como sucede en la Ciudad de México y por otras razones en todo el país), vivir sin violencia (un anhelo no concreto como el acceso a la justicia), anticoncepción y otros tantos derechos y libertades, como el ejercicio que ahora hago de escribir y de que usted me lea, se los debemos a las luchas que emprendieron en distintos tiempos y en circunstancias semejantes mujeres del mundo, mujeres organizadas (socialistas, comunistas, sindicalistas, sufragistas y pacifistas) que coincidieron en la proclamación de eso que todavía no entiende buena parte del mundo, somos humanas y reclamamos nuestro espacio.
Y termino citando a la misma Ana María Portugal, feminista, periodista y llena de sabiduría, quien apunta que “cada 8 de Marzo, renovamos nuestro compromiso de mantener vigentes los principios de libertad, justicia y autonomía del ideario de las madres fundadoras del feminismo. Compromiso que se refuerza en las propuestas y en las acciones de las agendas feministas y de los movimientos sociales de mujeres en su interlocución con los gobiernos y las instituciones”.
Ya veremos las cosas que sucederán en estos días. Ya verán. Ya me contarán. Ya lo escribiré.

@jarquinedgar

lunes, 29 de febrero de 2016

Mujeres y Política Violencia política

Mujeres y Política
Violencia política

Soledad JARQUIN EDGAR
Estaba previsto y se veía venir.
Falta mucho para que las mujeres tengan un lugar diferente. Distinto al que hoy tienen, no se trata de privilegios, como sí los tienen los hombres. Se trata de un lugar en igualdad: Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones, como en masculino genérico lo explica la Real Academia Española de la Lengua. Lenguaje de doble filo y de conveniencia, pero que tiene una misión: excluir a las mujeres.
Todavía en algún rincón del mundo o tal vez dentro de nuestra familia, grupo de amistades, de trabajo, los medios de comunicación y, por supuesto, los gobiernos y todo lo que usted pueda imaginar que puede tocar nuestras vidas, quedan infinidad de ideas y comportamientos que hablan del lugar que las mujeres ocupan, pensamientos que se traducen en hechos concretos que cimientan y construyen una sociedad de desiguales.
Eso explica que en el siglo XXI de nuestra era, las mujeres sigan pidiendo los mismos derechos que se plantearon desde hace más de cien años y que dio origen a lo que hoy se conoce como el Día Internacional de la Mujer, cada 8 de marzo, es decir, la próxima semana.
También muestra porqué apenas hace dos años en México la paridad en materia política se convirtió en una realidad en la Constitución mexicana. Y me refiero a los muchos años de atraso en materia política de igualdad para las mujeres. Porque tuvieron que pasar otros 60 años, después del reconocimiento del voto universal (en 1953) para que se dieran cuenta de que la buena voluntad y las otras cuotas la 70/30 o la 60/40 no lograban los objetivos.
Alcances que también corresponde a las mujeres, en específico, a muchas feministas.
Es desigualdad considerar que las mujeres tienen determinadas tareas asignadas casi por naturaleza, lo que lleva a creer a muchas más personas de las que nos imaginamos, que la política no es para ellas.
Esa idea pervertida es la que lleva a ejercer violencia contra las mujeres y la política no es la excepción. Las mujeres, piensan muchos hombres, les arrebataron –primero- sus lugares en las fábricas, ahora lo están haciendo en la vida púbica y política.
El costo para las mujeres ha sido muy terrible. Hay historias de terror detrás de lo que se consiguió esta semana en Oaxaca: tipificar la violencia política de género. Por años, hemos documentado las agresiones a las mujeres y las que incursionan en la política no son la excepción. La primera que recuerdo es la cometida contra Elsa Lara, presidenta municipal de San Martín de los Cansecos destituida por un asunto personal; después conocimos la historia de Macrina Ocampo, presidenta municipal en la década de los ochenta de la comunidad de San Juan Lalana, a quien también se le “castigó” mediante el encarcelamiento por emprender la defensa de las tierras. En los noventa se registraron varias destituciones de presidentas municipales.
En el medio quedaron las agresiones registradas contra síndicas, tesoreras y regidoras, incluso con amenazas de muerte. Casos extremos de violencia, el asesinato de quien en 2004 fuera la candidata a la presidencia municipal, Guadalupe Ávila Salinas, por el Partido de la Revolución Democrática a manos del entonces munícipe del PRI de San José Estancia Grande, Cándido Palacios Loyola, quien nunca fue detenido y por tanto nunca se castigó.
Y años más tarde sucedió lo mismo con otra perredista, también en la costa oaxaqueña, Beatriz López Leyva, dirigente de ese partido político en San Pedro Jicayán, quien fue asesinada.
Posterior fue el atentado que casi cuesta la vida a la diputada Rosalía Palma López, donde la pérdida se extendió a dos integrantes de su familia, su sobrina y su esposo. Eso sin contar las aberraciones que se cuecen en la política y que tienen que ver con la violencia sexual de la cual difícilmente hablan las mujeres, al menos no lo harían o estarían dispuesta a hacerlo de manera pública, pero que sí lo han aceptado como el acoso sexual, las proposiciones de relaciones sexuales a cambio de una candidatura.
Agresiones físicas como la ocurrida a la consejera electoral en Juchitán, Lorena Nava Cervantes, quien recibió golpes e insultos en un restaurante por un grupo de mujeres quienes ejecutaron la orden que dio un señor.
Violencia que también se registró recientemente en Temixco, Morelos, donde su alcaldesa Gisela Mota Ocampo fue cobardemente asesinada, como también sucedió con otras mujeres, algunas de ellas citadas en la exposición de motivos de la iniciativa que dio origen a las modificaciones legislativas adicionando el artículo 401 BIS al Código Penal de Oaxaca, que sanciona con dos a seis años de prisión y multa de siete mil a quince mil pesos a quien realice por si o a través de terceros cualquier acción u omisión para causar un daño físico, psicológico, económico o sexual en contra de una o varias mujeres y/o de su familia, para restringir, suspender o impedir el ejercicio de sus derechos político-electorales o inducirla u obligarla a tomar decisiones de la misma índole en contra  de su voluntad.
Estas modificaciones al Código Penal de Oaxaca, aunado a los criterios generales emitidos por el Instituto Nacional Electoral a efecto de garantizar el cumplimiento al principio de paridad de género en las postulaciones de candidaturas para todos los cargos de elección popular a nivel local, es decir, en las 13 entidades donde habrá elecciones el próximo 5 de junio.
La reforma al artículo 41 constitucional que incorpora la paridad de género en las candidaturas, los lineamientos del INE y el hecho de que la violencia política de género es ya un delito, mejoran las condiciones de un camino todavía difícil para las mujeres. Recordemos que en Oaxaca se proyecta con toda claridad una acción que yo llamo misoginia legislativa impulsadas desde el ejecutivo por otras personas con pensamiento misógino, que llevan a creer que en 417 municipios las mujeres no se les dan esas garantías para no trastocar los abusos de costumbre, lo cual, después de lo establecido por el INE está hoy por hoy en veremos.
La vigencia del patriarcado es la explicación del por qué en Oaxaca a los partidos políticos no les importa tener una candidata al gobierno estatal. Pero el cinismo es que algunas ex funcionarias y diputadas que buscan ser legisladoras o presidentas municipales apoyadas en la falsa bandera de los derechos humanos de las mujeres, cuando apoyaron la idea sesgada, discriminatoria de que Oaxaca hay ciudadanas de primera que viven en 153 municipios donde sí aplica la paridad y las de segunda que viven en 417 municipios donde, esas legisladoras y los legisladores, acordaron por ser de sistemas normativos internos no aplicará la paridad. Sí me refiero a la ex titular del IMO, Anabel López y a la diputada panista Alejandra García Morlan. Ambas cometieron violencia política, pero contra las ciudadanas, lástima que esa no se castiga.
El mismo árbol ¿diferente frutos?
¿Usted ha visto un árbol que dé naranjas, peras y manzanas al mismo tiempo? ¿No verdad? Eso nos pone en blanco y negro lo que va a suceder en la próxima contienda electoral donde todos los frutos vienen del mismo árbol (PRI), así que usted no espere que los frutos sean distintos. Y todos son todos.
@jarquinedgar