miércoles, 30 de octubre de 2013

Las Caracolas, Aniversario 15, Pag. 14


Recorrido continental del sufragio

"El principio regulador de las actuales relaciones entre los dos sexos –la subordinación legal del uno al otro- es intrínsecamente erróneo y ahora constituye uno de los obstáculos más importantes para el progreso humano; y debiera ser sustituido por un principio de perfecta igualdad que no admitiera poder ni privilegio para unos ni incapacidad para otros".
 El sometimiento de la mujer  (1869),  John Stuart Mill y Harriet Taylor Mill

Bárbara García Chávez
Los movimientos en Latinoamérica  de mujeres que luchan por el derecho al voto, el divorcio, la maternidad voluntaria, salario igualitario y otras reivindicaciones, forman parte del  proceso mundial de emancipación femenina. Sin duda el feminismo europeo y norteamericano influye determinantemente en las primeras ordenaciones de mujeres en América Latina.
Durante el siglo XIX, y las primeras décadas del siglo XX el movimiento feminista concentró fundamentalmente sus lidias en la obtención del derecho al voto, colocándose en la vanguardia las organizaciones inglesas, que habían construido una alianza estratégica con el partido laborista lo que llevó a su primera gran derrota en 1904 cuando el parlamento rechazo el proyecto de  ley por el que se reconocería el voto femenino. A partir de entonces el movimiento de mujeres sufragistas, engrosado sustancialmente por el activismo de obreras textiles, salió a la calle enfrentándose  abiertamente al Estado, que identificó al feminismo con el socialismo revolucionario.
En 1908 medio millón de mujeres marcharon por el derecho al voto en Londres, desatando la rabia del gobierno y del poder económico comenzando la represión generalizada, el encarcelamiento selectivo,  y el despido indiscriminado  de trabajadoras identificadas como sufragistas. En 1918 por fin obtuvieron  el derecho al voto para las mayores de 30 años y diez años después, en 1928 este derecho se equiparó al de los hombres.
Lo que es indiscutible es que las feministas sufragistas británicas dieron paso a  las mujeres de Nueva Zelanda, Finlandia, Países Bajos y Noruega que habían conquistado antes que las propias inglesas el derecho al voto en 1893, 1906, 1913 y 1917 respectivamente.
Francia, Alemania, Rusia y España que logra el  sufragio femenino en el marco de las reformas introducidas en la legislación de la Segunda República española (1931-1936), en estos países en menor o mayor grado estuvieron bien representados los movimientos feministas por el sufragio en condiciones de igualdad adjudicando con innumerables tesis los derechos políticos de las mujeres como indiscutible premisa para alcanzar la plena ciudadanía desde el reconocimiento de su calidad humana.
El movimiento feminista en Estados Unidos en 1865, después de la guerra de secesión, al triunfo del bando abolicionista, al que se había aliado, sufrió un artero golpe, la XIV enmienda de la Constitución, logró la supresión de la esclavitud,  que otorgaba el derecho de voto a los esclavos negros liberados y negó a la mujer el derecho de sufragio; para 1869 el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de Norteamérica con derecho al “sufragio igual”.
La lucha de las mujeres estadounidenses por obtener el derecho a votar, se prolongó más de 40 años extendiéndose desde Alaska hasta California, radicalizándose en diferentes estadios, durante la guerra, trabajaban y se manifestaban, finalmente fue que lo lograron en 1920, el voto para todas las mujeres del país. El presidente Wilson en un discurso se pronunció: "Hemos tenido la asociación de las mujeres en la guerra. ¿Deberíamos admitirlas a ellas sólo en una asociación de sufrimiento y sacrificio y no en una asociación de derecho? La respuesta del pueblo estadunidense fue corearlo como el presidente sufraguista.
Lo que casi no se sabe es que no fueron ni las europeas y menos las norteamericanas, quienes lo consiguieron; el primer estado en ofrecer el sufragio universal y permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento fue Australia del Sur en 1902 y Tasmania en 1903.
Latinoamérica, no se desfasa de las conquistas de las mujeres por el derecho al voto, si bien es cierto que sus acciones y movimientos no son tan contundentes y visibles en los registros de la historia, el acceso formal al sufragio femenino no se supedita cronológicamente a la inclusión legal de este derecho en los países europeos aunque si se definen en consecuencia  de los movimientos feministas y su impacto mediático fundamentalmente en las organizaciones políticas de mujeres de la época.
Fue en Ecuador, en 1853 desde la promulgación de la Constitución liberal de la provincia de Vélez, la primera en otorgar el voto a la mujer en América Latina y una de las primeras en el mundo en consagrar ese derecho, que se consideró como una extensión incorrecta del derecho a sufragio que solo correspondía a los hombres mayores de 21 años… finalmente no hay registros de que las mujeres de esa época hayan querido o podido hacer uso de ese derecho antes de la anulación de esa constitución en 1855
Aunque esta experiencia legislativa debió generar alguna conciencia histórica, toda vez que vuelve a concretarse en el siglo XX Ecuador como el primer país latinoamericano en aprobar el voto femenino en 1924, la lucha sufragista de las mujeres latinas, no se dio en frentes comunes, ni de la misma manera, tampoco es proporcional a los movimientos independentistas; las mujeres de cada país desprenden su propia inspiración y las feministas priorizan otras luchas en algunos casos y en otros caminan a otro ritmo.
En Uruguay, la Constitución de 1917 dejó abierta la posibilidad de otorgar el voto femenino en cuestiones municipales e inclusive nacionales, lográndose definitivamente en 1932, año en que también Brasil después de agotar varios años alianzas y estrategias parlamentarias, su decidida posición de lucha por  la obtención del derecho al voto fue respaldada por la Alianza Cívica das Brasileiras y la Alianza Nacional de Muiheres, logrando por fin el sufragio femenino en las mismas condiciones que los hombres.
En Cuba se alcanzaron dos importantes conquistas, antes que las mujeres de otros países de Latinoamérica: la patria potestad y el divorcio; y en 1934, desde el periodismo, se generó una intensa campaña por el sufragio femenino, especialmente durante la revolución del 33 las mujeres cubanas obtuvieron el derecho al voto el mismo año que las francesas.
En 1939 se obtuvo el derecho al voto de la mujer en El Salvador, en 1942 en República Dominicana, en 1944 en Jamaica, en 1945 en Guatemala y Panamá.
En 1945 también se aprobaba el derecho al voto en Venezuela con la campaña: “no queremos el voto como un obsequio, ni como una dádiva que un corazón generoso deposita en manos de un necesitado, sino como un derecho impostergable”.
El movimiento peronista replantea la participación política de la mujer encarnada en Eva Duarte, quien con su cercanía a sectores trabajadores y su discurso vehemente a favor de los derechos de las mujeres logra ganar para su causa a los sectores más oprimidos de Argentina y en 1947 era aprobado el voto femenino.
En Costa Rica en 1949 se pronuncia el Congreso por el voto femenino y el  Movimiento de Emancipación de la Mujer Chilena muestra su fuerza, también en 1949 desfilando por las calles de Santiago miles de mujeres al grito de “queremos derechos políticos “llegaron al congreso, que horas después, aprobó el voto igual entre hombres y mujeres.
En México la lucha por el derecho al voto comenzó inmerso en el proceso revolucionario, guerra que sin duda genero aires de muerte, revanchas y reconstrucción, lo que impidió ver en su magnitud el movimiento sufragista de las mujeres, que se consolidó hasta la segunda mitad del siglo XX, como en Bolivia en 1952, Colombia en el 54; hasta 1955 Honduras, Nicaragua y Perú; y hasta 1961 Paraguay, el último en obtener el derecho al sufragio femenino en Latinoamérica.