jueves, 1 de diciembre de 2011

VIH SIDA

En el VIH-SIDA:

La ciencia avanza, la discriminación persiste

* En la capital oaxaqueña persiste la homofobia

Soledad JARQUIN EDGAR

A casi 18 años de iniciar su labor como fundadora y directora del Consejo Estatal de Prevención del SIDA, la doctora Gabriela Velásquez Rosas, ha aprendido todo o casi todo sobre esta enfermedad que marcó a la humanidad en el último cuarto del siglo XX.

Dos temas son fundamentales en la conversación periodística con Gabriela Velásquez Rosas, ambas parte de lo que ha vivido, visto y aprendido al frente del COESIDA. Por un lado, el dolor de quienes enfrentan esta enfermedad, que inicialmente era moral, y, por otra parte, el “otro” dolor, el que produce la discriminación y el estigma social frente a este padecimiento.

En el primer caso, explica, las y los enfermos y el personal de COESIDA hemos visto cómo los avances científicos permiten día con día mejorar la calidad de los medicamentos, que aunado a la disciplina del paciente, puede ser sumamente exitosa.

Antes esta enfermedad era considerada mortal, pero la ciencia ha avanzado produciendo medicamentos que permiten a las y los pacientes vivir entre 30 y 40 años y seguramente habrá otros descubrimientos, “el SIDA dejó de ser mortal desde 1999”.

Frente a lo que la ciencia logra, la directora del COESIDA lamenta que como sociedad los avances no hayan sido del mismo modo, porque persisten fenómenos como la discriminación y al estigmatización a quienes han contraído esta enfermedad, porque tiene que ver con la vida íntima de las personas.

Velásquez Rosas, médica de profesión, asumió el cargo el año 1994 y desde entonces ha tenido que remar a veces sin viento, con el viento a su favor y muchas otras veces contra el viento. A pesar de ello, lo realizado en estos casi 20 años ha colocado a Oaxaca como una de las entidades con mayores avances en la construcción de clínicas, laboratorios y, en general, programas para atender de forma adecuada y digna a la población que recibe atención médica y en acciones de prevención, estas últimas donde todavía no tiene ganada la batalla.

Aunque su aspecto físico denote a una mujer tranquila en todo sentido, ha sido una mujer fuerte y decidida frente a su equipo de trabajo y ha “peleado” con las armas de la razón y la gestión para contar con los recursos suficientes. Un trabajo de largo plazo que hoy en día le permiten decir que el número de casos ha disminuido en uno por ciento.

Usted y yo diremos entonces ¡qué barbaridad, apenas uno por ciento! No me da tiempo de preguntar, ella me explica que la tarea ha sido ardua y de largo alcance, se trata de educación, de prevención y de atención oportuna, en especial a las mujeres embarazadas sobre las que hoy mismo enfoca sus baterías de ataque, porque la pequeña barca de remos se ha convertido en un instrumento de defensa en esta lucha contra el SIDA.

“Quiere decir que las campañas han servido, lo que se ha sembrado en 18 años ha servido”, dice en tanto reconoce que la población joven es la más afectada, aún cuando asumen ya una actitud diferente y compran condones antes de tener relaciones sexuales y los usan, no son todos y todas, claro, sin embargo, tendremos resultados en unos años.

En México la epidemia se concentra entre la población homosexual en un 80 por ciento, sin embargo, en Oaxaca la población más afectada es la heterosexual, dice la médica con un dejo de preocupación que no se le quita.

Sin tapujos, señala que el problema radica en el subregistro porque la gente, los hombres y las mujeres, no dicen que tienen relaciones con personas de su mismo sexo o que son bisexuales, el problema es que muchas mujeres son infectadas por sus parejas que asumen conductas de riesgo porque no se cuidan a pesar de tener toda la información.

El resultado, se refleja en las 770 mujeres que han adquirido la enfermedad, una mayoría de amas de casa de acuerdo a los casos acumulados entre 1986 y octubre de 2011, en cambio entre las trabajadoras sexuales, sólo 15 reportan el padecimiento, ellas si se cuidan. Pero ese cuidado no siempre pueden hacerlo todas las mujeres, en especial aquellas que viven violencia de género y están inmersas en un contexto social de desigualdad. “Si piden que se use el condón porque han recibido una plática, es muy probable que sean violentadas”.

“Los datos de casos de mujeres dedicadas al hogar con esta enfermedad nos explica la bisexualidad de muchos hombres, porque esa conducta es el puente más importante para que el VIH-SIDA llegue a casa”, apunta la doctora Gabriela Velásquez Rosas.

Estima que un factor determinante que lleva a muchos hombres a ocultar su bisexualidad, está fundado en el miedo a lo que se van a enfrentar en una sociedad que aun estigmatiza y discrimina.

Por ejemplo, afirma que la sociedad de la capital oaxaqueña es homofóbica y para sostener su dicho no se necesita estudios especiales: “nos damos cuenta de ello cuando impartimos las pláticas y los talleres en distintos ámbitos, cuando una persona que es homosexual requiere de hospitalización o de ser operado, vemos el rechazo del personal médico, también podemos medir esa situación a través de nuestras amistades, por sus comentarios y actitudes. Acciones que se ven pues en todos los ámbitos y que impiden que la gente asuma su sexualidad con libertad”.

Por ello, acepta que los retos son muchos. Los adolescentes ya piden el condón pero todavía existen casos de embarazos entre ese grupo de población, lo cual quiere decir que persiste la no utilización del preservativo.

Por otro lado, ahora el grupo de población más importante al que hay que llegar son las mujeres embarazadas y lo tenemos que hacer conforme a la norma, a través del consentimiento informado, sin violentar sus derechos humanos. Se trata de que todas las embarazadas se hagan la prueba para detectar el VIH, si el resultado es positivo tenemos amplias posibilidad de darle tratamiento y hasta evitar el posible contagio al bebé. La ciencia ha avanzado mucho y hoy sólo es probable que un dos porciento de los niños o niñas nazcan con la infección.

Oaxaca recibe un presupuesto federal –en medicamentos- que asciende a 65 millones de pesos al año y que permite a mil 400 pacientes recibir cada mes su tratamiento de retrovirales altamente efectivos (HAART) de forma gratuita.

Gabriela Velásquez Rosas inició un proyecto que hoy es una realidad institucional en Oaxaca. En sus primeros años el presupuesto estatal fue de apenas 60 mil pesos, al año siguiente aumentó a cien mil y en 1997 llegó a la “cifra record” de tres millones hasta llegar a los 10 millones de pesos anuales en 2004, se redujo a ocho millones desde el gobierno anterior y hoy ha ganado otros 500 mil pesos más.

Pero admite que camina de forma dispareja, pues se necesita una cantidad similar para emprender una verdadera cruzada de prevención en los 570 municipios…prevenir para no lamentar y reducir los costos de atención a los pacientes en el futuro. Sin duda una larga jornada en altamar.