martes, 27 de noviembre de 2012

Conversatorios:35 años de la Casa de la Mujer



Celebra 35 años
Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos”
* Conversatorios sobre diversos temas el próximo 7 de diciembre

El Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos A.C., organización de la sociedad civil que tuvo sus orígenes en las reuniones de un grupo de docentes y jóvenes estudiantes de la UABJO que de manera informal se juntaban para reflexionar acerca de la condición de la mujer a partir de la autoconciencia como era el estilo  de los nacientes grupos feministas de los años setenta, celebra este mes de diciembre próximo 35 años de existencia.
Aquel grupo continuó de manera ininterrumpida sus actividades, visibilizando las principales problemáticas de las mujeres oaxaqueñas en lo particular como era: la salud, la educación, la participación política, la toma de decisiones sobre su propio cuerpo, entre otras problemáticas.
Fue en 1990 que dando respuesta a la demanda de mujeres que eran asiduas de las actividades del Grupo y reconociendo ser víctimas de violencia, discriminación o simplemente simpatizantes de la causa de las mujeres, el Grupo se constituyó de manera formal como asociación civil.
En cada aniversario, el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos ha convocado a mujeres estudiosas e interesadas en el tema de las mujeres de Oaxaca y de otras entidades del país para reunirnos y discutir, tanto los avances como los planes a futuro.
El 35 aniversario, no será la excepción y estamos preparando un conversatorio para el 7 de diciembre con el fin de propiciar un espacio para la reflexión acerca de lo que han sido los logros de las mujeres en los pasados 35 años en lo general y  lo que ha sido el aporte del Gesmujer a la sociedad oaxaqueña en lo particular a la vida de las mujeres, de igual manera se dedicará tiempo para finalizar con una reflexión acerca del futuro de los movimientos y de las organizaciones de las mujeres.
El lugar es el Casino del Teatro Macedonia Alcalá donde se desarrollarán tres conversatorios el 7 de diciembre:
El primero, a las 9:00 horas será moderado por Margarita Dalton Palomo y en el participan: María Consuelo Mejía con el tema 35 años por la conquista de nuestros cuerpos; Lucy Atkin, Perspectivas de los derechos sexuales y reproductivos; Concepción Núñez Miranda, Procuración de justicia a las mujeres y Soledad Jarquín Edgar con el tema Las mujeres en los medios de comunicación.
La segunda sesión del conversatorio será moderado por Martha Aparicio Rojas, a partir de las 12:00 horas y participan: Martha Sánchez, Liderazgo de mujeres indígenas; Paloma Bonfil, Agenda en Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos de la Población joven indígena; Ana María Hernández, con Las Mujeres y los derechos humanos y Maricela Zurita con El acceso a la educación de las mujeres jóvenes.
Por la tarde, del mismo 7 de diciembre, se realizará la tercera sesión del conversatorio que será moderado por Angélica Ayala Ortiz y participan Patricia Mercado quien hablara sobre el futuro de la lucha por la equidad; Anabel López, con Las mujeres y las políticas públicas en Oaxaca; Eufrosina Cruz con el futuro de la participación política de las mujeres indígenas y Mayra Morales con el tema Cómo se prepara la población joven para enfrentar el futuro.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Mujeres y Política: La quinta parte




Mujeres y Política
La quinta parte
A la memoria rota de 890 mujeres

Soledad JARQUÍN EDGAR

El miedo de todo escritor o escritora es repetirse, por fortuna no soy escritora y como periodista diría que lo más importante es no quitar el dedo del renglón si el problema no se resuelve, si detrás de un fenómeno hay inacción provocando impunidad o por el contrario hay acciones que provocan corrupción, o si los tomadores de decisiones que pueden y están obligados a mejorar las condiciones  sociales de las mujeres no lo hacen, es decir, si el sistema falla, pienso que debemos insistir, si fuera necesario todos los días.

Cada 25 de noviembre, fecha emblemática para honrar la memoria de las tres heroínas dominicanas asesinadas en 1960 por la dictadura trujillista: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal Reyes y para visibilizar la violencia contra las mujeres por razones de género en el mundo, ponemos sobre la balanza lo hecho y lo nunca realizado para erradicar la violencia contra las mujeres, en específico por las autoridades, a pesar de las dimensiones del fenómeno social, que llevan este 25 de noviembre a considerar como una crisis la situación y a proponer “la atención prioritaria de los países líderes del mundo”, como demanda Michelle Bachelet, directora ejecutiva de ONU Mujeres, en su mensaje conmemorativo.

Demostrable es que falta mucho por hacer para erradicar la violencia de la vida de las mujeres. Las cifras son atroces. Cifras oficiales, estadísticas obtenidas de encuestas o de estudios realizados con rigor científico revelan el daño profundo de la violencia contra las mujeres: siete de cada 10 mujeres, en algunos países (entre ellos el nuestro), han sufrido alguna vez en su vida al menos un acto de violencia.  

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (2011) apunta que el 64% de las encuestadas reveló que en su relación matrimonial fueron agredidas de diferentes formas, incluso, dos de cada 10 dijo haber sido abusada sexualmente por su pareja o esposo. Datos oficiales de una violencia que se traduce en gritos, humillaciones, golpes, ataques sexuales, mutilaciones o laceraciones…y también en asesinatos cada vez más cruentos y cada vez, lamentablemente, más numerosos si los comparamos año con año.

Hoy mismo podemos contabilizar que en los últimos 14 años, 890 mujeres han sido asesinadas en Oaxaca, según el recuento hemerográfico, es decir, no son todas las que están ni están todas las que fueron en la prensa local. Pero lo alarmante y de ahí la exigencia permanente al gobierno de Gabino Cué es que en los dos años de su administración gubernamental se han cometido poquito menos que la quinta parte de los homicidios reportados por la prensa en esos últimos 14 años, hasta hoy 169 mujeres asesinadas. Es decir, estamos frente a un fenómeno de dimensiones alarmantes o frente a una crisis, como señala Bachelet. Y reitero, no es culpa del mandatario en turno, pero sí tiene sobre sí una enorme responsabilidad en la toma de las decisiones y acciones que emprende su gobierno para garantizar la vida de las mujeres, que habría que decir, son pocas y con muy escasos resultados por lo que se ve.

Es pues la realidad, la que nos dice que poco o nada les preocupa “al poder en turno”, lo que este domingo se conmemora y que muchas veces lleva a pronunciar discursos sobre el tema y a repartir a diestra y siniestra boletines reafirmando –dicen- su compromiso por la vida y la libertad de las mujeres, la realidad es el peregrinar de las familias en busca de justicia y la impunidad como constante.

A ninguno de los tomadores de decisiones más importantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial les importan  si son una, dos o 74 las asesinadas y reitero tampoco se dan por enterados del tamaño del problema, que aunque lo ignoren ya ha marcado los dos primeros años de la administración “del cambio”, con el 17.9 por ciento de los asesinatos contra mujeres, casi la quinta parte de los hechos lamentables registrados en estos 14 años desde que el recuento hemerográfico, solo hemerográfico es, ni duda cabe, una acción de contrapeso a quienes con toda insensatez, por no señalar lo políticamente correcto, siguen pretendiendo tapar el sol con un dedo.

No faltan pues las y los servidores públicos que sostienen que están haciendo todo lo necesario para disminuir y erradicar las muchas formas de violencia contra las mujeres, lo cierto es que seguir haciendo ese tipo de afirmaciones frente a la realidad nos muestra que no están haciendo lo necesario, que en sus “políticas públicas” para reducir y erradicar la violencia, como dicta la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer, no son su prioridad y  ni la entienden ni la conocen.

Para comprobar lo dicho, basta con no poner oídos sordos a lo que dice y viven las personas. Las historias sobre el peregrinar para ser atendidas en las oficinas gubernamentales que dicen procurar justicia, los larguísimos y muy costosos procesos de “justicia” que terminan por aniquilar sus esperanzas de que no haya impunidad y el feminicidio, fenómeno que se revela cada vez con más saña,  en aumento permanente.

Todo sucede mientras algunas funcionarias  sentadas en su almohada de confort aceptan y, lo peor, a veces hasta se convencen de lo que el patriarcado, la jerarquía, les dice y terminan por aceptar que es muy difícil cambiar lo establecido, que así será hasta el fin de los tiempos, naturalizando con su inacción y su propio victimismo esta repugnante violencia.

En su mensaje de este 25 de noviembre, Michelle Bachelet afirma que la paz y el progreso no son posibles mientras las mujeres vivan con miedo a sufrir violencia y afirma que hay mas conciencia de lo que significa la violencia contra las mujeres: una amenaza para la democracia, un obstáculo para seguir la paz duradera, una carga en las economías nacionales y una violación atroz de los derechos humanos.

Sí creo que muchas mujeres lo hemos entendido así, no así quienes desde el poder siguen disponiendo de sistemas y modelos que por alguna razón terminan por no servir pero que cuestan mucho dinero. Se sigue pensando que terminar con la violencia tiene una sola vía y no todas las vías posibles y necesarias. Hay una acción permanente y hasta folclórica, dispersa y muy desarticulada en la actuación contra la violencia, ya se los demostraron recientemente en Oaxaca. Todos hacen como que hacen, el resultado es la realidad cotidiana que se escribe con sangre en nuestros diarios locales.

Y siempre, invariablemente, en Oaxaca hay otras prioridades. Pero la suma sigue, 890 mujeres asesinadas en solo 14 años, repito casi  la quinta parte  se cometieron en estos dos años de la administración de Gabino Cué, ahora ocupado en resolver el entuerto magisterial, amos y señores de la violencia sistemática en esta entidad. Pregunto ¿cuánto de la nueva deuda se va a destinar a favorecer la vida y la libertad de las mujeres?

61 años de informar

Cuando una revisa la historia de El Imparcial ni duda cabe que sus páginas reflejan el testimonio escrito de los últimos 61 años de una comunidad en permanente movimiento, sus páginas se han vuelto referente obligado cuando se consulta el pasado y son hoy un medio informativo veraz, sin partidismos políticos y lo mejor, como colaboradora debo decir, un garante de la libertad de prensa. Doña María de los Ángeles Pichardo, su fundadora, debe estar satisfecha de la labor realizada a lo largo de los más de 22 mil días de aparecer cada mañana. Felicidades a la segunda y tercera generación de la familia Fernández Pichardo.

www.caracolasfem.blogspot.com


sábado, 24 de noviembre de 2012

DATOS DE INEGI sobre la violencia



·    


DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
·        De acuerdo con la ENDIREH-2011, la violencia más extendida, continúa siendo la ejercida por el actual o último esposo o compañero.


Por cada 100 mujeres de 15 años y más que han tenido pareja o esposo, 47 ha vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual durante su actual o última relación.
·     Las agresiones más ampliamente experimentadas por las mujeres, son las de carácter emocional, 43.1% ha vivido –al menos una vez a lo largo de su relación- insultos, amenazas, humillaciones y otras ofensas de tipo psicológico o emocional.
.     Cerca de la mitad de todas las mujeres actualmente casadas o unidas ha sido agredida por su pareja o esposo al menos una vez a lo largo de su vida en común (44.8%).

·        Entre las mujeres de 50 años y más, se ubica la mayor proporción de quienes han enfrentado agresiones físicas y sexuales.

·        El 10% de las mujeres casadas o unidas han tenido dos o más uniones o matrimonios, y son las más agredidas por sus actuales parejas o esposos.

·        Solo el 25% de las mujeres casadas o unidas que padecieron violencia física ó sexual por parte de su pareja, recurrió a alguna autoridad en busca de apoyo.

·        26.6% de las mujeres asalariadas (6.1 millones) han sido discriminadas en sus trabajos por el hecho de ser mujeres. Michoacán, Chihuahua, Durango, Puebla y Tlaxcala presentan las prevalencias más altas; por el contrario, Querétaro y el Distrito Federal en el nivel más bajo.

·        Sinaloa, es donde se observa un incremento mayor entre las muertes por homicidio de las mujeres jóvenes de 20 a 24 años, al pasar de menos de 1 en 2006 a 16.4 por cada cien mil en 2010.

Desde hace poco más de tres décadas, los movimientos de mujeres a nivel internacional y nacional, han señalado de manera insistente la necesidad de que los Estados nacionales reconozcan que la violencia contra las mujeres no es un problema de índole personal o privado, sino un problema social y que “…constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer”[1]

Por ello la ONU en 1993, estableció lo que a nivel internacional deberemos considerar “…por violencia contra la mujer se entiende, todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”

Los actos de violencia en contra de las mujeres se manifiestan en todos los ámbitos y son ejercidos por diversos sujetos con quienes las mujeres establecen diversas relaciones, desde las más cercanas como la pareja, hasta por desconocidos, pero también directivos o compañeros de trabajo; directores, maestros o compañeros de escuela y por diversos familiares.

Para dar cuenta de la extensión y gravedad de la violencia contra las mujeres en nuestro país, se requiere llevar a cabo encuestas a nivel nacional, la última de ellas, la llevó a cabo el INEGI en a finales de 2011 y las estimaciones preliminares nos permiten determinar la prevalencia[2]  de la violencia por 100 mujeres de 15 años.

A finales del año 2011, el INEGI en colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), llevó a cabo el levantamiento de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares ENDIREH-2011 y obtuvo información de una muestra de 152 mil 636 mujeres de 15 años y más, 87 mil 169 de ellas se encontraban casadas o unidas (62.4%), 27 mil 203 (17.8%) estaban separadas, divorciadas o viudas; mientras que el 25.8% restante fue de mujeres solteras, que nunca se han casado o unido. 
A través de esta encuesta se obtuvo información sobre diversas situaciones de violencia y discriminación que han enfrentado las mujeres a lo largo de sus vidas y lo ocurrido durante el año anterior. Los resultados de esta encuesta permitirán dar cuenta de la extensión y gravedad de la violencia contra las mujeres en los ámbitos laboral, escolar, comunitario, familiar y de manera especial, sobre la violencia de pareja. 

La violencia de pareja

En la medida en que la desigualdad se expresa, entre otras, en la apropiación y predominio de los espacios derivados de la división sexual del trabajo, y en tanto el lugar por excelencia asignado a las mujeres es el espacio circunscrito a lo familiar, el lugar privilegiado de la violencia contra las mujeres se ubica en las relaciones de mayor cercanía y familiaridad. 

Por ello la violencia de la pareja ocurre con mayor frecuencia entre las mujeres que están o han estado casadas o unidas, así lo muestran los resultados de la última encuesta, que estima que por cada 100 mujeres de 15 años y más que han tenido pareja o esposo, 47 ha vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual durante su actual o última relación.

Un primer acercamiento a los resultados de la ENDIREH-2011, indican que las agresiones más ampliamente experimentadas por las mujeres son las de carácter emocional, ya que el 43.1% ha vivido –al menos una vez a lo largo de su relación- insultos, amenazas, humillaciones y otras ofensas de tipo psicológico o emocional. A éstas les siguen las de tipo económico, tales como el control o el chantaje, mientras que las agresiones corporales y sexuales se ubican por debajo de aquellas.

Sin duda la violencia de pareja está más extendida entre las mujeres separadas, divorciadas o viudas, ya que 64% de ellas, declaró en 2011, que a lo largo de su última unión o matrimonio fueron agredidas de diferentes formas; incluso dos de cada 10 reconoció haber sido abusada sexualmente por su pareja o esposo.

La violencia de pareja entre las mujeres casadas o unidas

La principal violencia ejercida contra las mujeres es perpetrada por sus parejas o esposos, y si bien está más extendida y más declarada por las mujeres anteriormente unidas, son las mujeres que están actualmente casadas o unidas quienes corren el mayor riesgo de daños físicos o incluso de perder la vida, en tanto permanecen viviendo con su agresor.

En nuestro país, cerca de la mitad de todas las mujeres actualmente casadas o unidas ha sido agredida por su pareja o esposo al menos una vez a lo largo de su vida en común (44.8%) y, de acuerdo con su edad, se aprecia que entre las mujeres de 30 a 59 años hay una proporción mayor que ha vivido violencia por parte de su pareja. Es particularmente relevante que entre las mujeres de 50 años y más, se ubica la mayor proporción de quienes han enfrentado agresiones físicas y sexuales.

El 13.5% de las mujeres actualmente unidas han sido agredidas física y/o sexualmente por su actual pareja o esposo, y cerca de ocho de cada cien ellas enfrentó algún evento violento de este tipo entre octubre de 2010 y octubre de 2011.

En México, 30 de cada cien mujeres que actualmente está casada o unida, lo hizo por primera vez cuando aún no había alcanzado la mayoría de edad, lo que muestra una de las tantas caras de la discriminación, ya que por un lado indica la falta de oportunidades y opciones para que estas jóvenes continúen con su desarrollo, y por el otro se observa el grado de incumplimiento del precepto legal para limitar las uniones entre menores de edad. En suma, más de la mitad de las mujeres mexicanas se casa o une antes de cumplir 20 años.

El 10% de las mujeres casadas o unidas, ya ha tenido dos o más uniones o matrimonios y esta situación parece ser un factor relevante que genera o profundiza que sus parejas ejerzan violencia contra ellas. El nivel de prevalencia de violencia de pareja -de cualquier tipo y en cualquier momento de su vida-, es más alto en este grupo que entre quienes solo se han casado unido una vez, ya que mientras un tercio de quienes se han casado una vez enfrentaron violencia el año anterior, en el caso de las que se encuentran en segundas o terceras uniones alcanzó al 42% de ellas.

Prevalencia de violencia de la pareja actual de las mujeres de 15 años por número de uniones o matrimonios según tipo de violencia. 2011  

Emocional
Económica
Física
Sexual
Total
A lo largo de la relación
40.0
25.3
11.6
5.2
44.8
Una unión o matrimonio
39.4
24.8
11.3
5.0
44.3
Dos o más uniones o matrimonios
45.3
30.2
13.8
7.0
50.1
En el último año
27.4
17.3
6.3
2.8
33.7
Una unión o matrimonio
26.5
16.6
6.0
2.6
32.8
Dos o más uniones o matrimonios
35.0
24.2
9.0
4.5
41.9


Las agresiones que ocasionan mayor daño físico, y que van desde los jalones o empujones hasta golpes, patadas, intentos de asfixia o estrangulamiento e incluso las agresiones con armas de fuego y los abusos sexuales, no ocurren solos, y son de mayor gravedad.

Por ello, a nivel internacional se recomienda establecer la prevalencia de violencia física y/o sexual como medida de la violencia más grave, debido a sus repercusiones sobre la integridad  corporal y emocional de las mujeres.

En 2011, la prevalencia de violencia física y/o sexual a lo largo de la vida de la pareja alcanzó al 13.5% de las mujeres, que declararon que al menos una vez durante su relación, su actual esposo o pareja la ha agredido física y/o sexualmente (3.3% violencia física y sexual; 8.3% solo física y 2.0% solo sexual).

Mientras que el 7.8%, declaró haber enfrentado este tipo de abusos el año anterior a la encuesta (1.3% violencia física y sexual; 5.0% solo física y 1.5% solo sexual).

Denuncia

Pese a que en muchas ocasiones las mujeres son agredidas de manera grave, no acuden a denunciar los hechos delictivos perpetrados por su pareja.

Solo el 25% de las mujeres casadas o unidas que padecieron violencia física ó sexual por parte de su pareja, recurrió a alguna autoridad en busca de apoyo y en menor medida ante las instancias públicas como el DIF o los mecanismos para el avance de las mujeres, ya sean los estatales  o el nacional.



DISCRIMINACIÓN LABORAL
Pese a las distintas acciones emprendidas para promover la participación de las mujeres en el mercado laboral, aun persisten prácticas discriminatorias que obstaculizan su acceso y permanencia en el trabajo asalariado remunerado. Algunas de estas prácticas son de larga data y son razones basadas por su  condición de género y su “aparente” incompatibilidad con las razones de mercado, como es la reproducción biológica. Esta capacidad de las mujeres, representa un obstáculo para su inclusión al empleo, debido al costo que representa su ausencia por embarazo y posterior periodo de crianza.

Por ello, y pese a las normas que lo limitan, aun persiste la práctica de solicitar una prueba que garantice que la mujer no está embarazada, como requisito indispensable para considerarla para un puesto de trabajo e incluso para garantizar su permanencia cuando ya se encuentran trabajando.

De acuerdo con los resultados de la ENDIREH-2011, se preguntó a todas las mujeres si les han solicitado esta prueba como un requisito de ingreso o bien si debido a que se han embarazado han tenido repercusiones, tales como no recontratación, despido o disminución de su salario o sueldo.

El 15.6% de todas las mujeres casadas o unidas que han trabajado alguna vez en su vida o que han solicitado empleo, confirmaron que Sí les han pedido esta prueba, como requisito para la selección e ingreso.

Por otra parte, 3.4% de todas las mujeres han sufrido alguna repercusión por haberse embarazado, tales como disminución del salario, despido o no le renovaron el contrato.


 Prevalencia de discriminación en el trabajo para su  acceso y permanencia.
Casadas o unidas
Prevalencia
Le han pedido la prueba de embarazo  y  por embarazarse la han despedido, no le renovaron contrato o le bajaron el salario
293,455
1.7
Por embarazarse la han despedido, no le renovaron contrato o le bajaron el salario
298,094
1.7
Le han pedido la prueba de embarazo
2,182,084
12.3
Total de mujeres
2,773,633
15.6
Total de mujeres que han trabajado alguna vez en su vida
17,782,766

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares, 2011. Base de datos, octubre 2012.

Al igual que en 2006, la encuesta indagó –entre las mujeres que trabajaron el año anterior como empleadas, obreras y jornaleras- sobre otras prácticas discriminatorias basadas en el género, que se llevan a cabo en los centros laborales,
Los resultados obtenidos muestran la persistencia de este tipo de prácticas y su permanente utilización para limitar la participación plena de las mujeres.
En las cinco prácticas incluidas en 2011, solo la prueba de embarazo entre las trabajadoras presenta una disminución; pero en las cuatro restantes se aprecia su permanencia y su crecimiento.
Particularmente se observa que mientras en 2006, diez de cada 100 trabajadoras asalariadas tuvieron menos oportunidades que un hombre para ascender, en 2011, esta pasó a 14 por cada cien.
Los datos de la encuesta permiten estimar que el 26.6% de las mujeres asalariadas (6.1 millones) han sido discriminadas en sus trabajos por el hecho de ser mujeres. A nivel estatal se observan variaciones relevantes que van desde 34.6 en Michoacán a 16.8 y 17.7 en Querétaro y el Distrito Federal.

LAS MUERTES VIOLENTAS CONTRA LAS MUJERES
La violencia homicida tuvo un aumento constante en la década pasada. En el año 2000 se registraron 437 mil 667 defunciones en el país (244 mil 302 hombres y 193 mil 253 mujeres), de las cuales 10 mil 788 fueron muertes por agresiones intencionales o muertes por homicidio, lo que representa el 2.5 por ciento.

En 2010, el total de defunciones registradas ascendió a 592 mil 018 (332 mil 027 hombres y 259 mil 669 mujeres), mientras que las muertes por homicidio fueron 25 mil 757 (23 mil 285 hombres y 2 mil 418 mujeres); es decir, el 4.4% de las defunciones del país fueron por esta causa.  

En 2010, a nivel nacional hubo 4.4 defunciones por cada 100 mil mujeres y las tasas de muertes por homicidio por encima de la media nacional, se registran en Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa, Baja California, Guerrero, Tamaulipas, Morelos, Oaxaca, Coahuila y Quintana Roo.


En Durango la tasa de muertes por homicidio de mujeres subió 7.6 veces más a la registrada en 2005 (2.3 a 11.7 por cada cien mil mujeres)  y este incremento fue mayor que entre la de los hombres. En Chihuahua la tasa entre las mujeres pasó de 3.7 muertes por cada 100 mil a 34.8 en 2010.
La violencia cobra más vidas entre la población joven, particularmente entre quienes tienen entre 15 a 30 años. Entre las mujeres la tasa más alta se ubica entre quienes tienen 20 años, donde cerca de ocho de cien mil mueren por agresiones intencionales, mientras que entre los hombres de 25 años, 102.6 por cada cien mil. 

Aun cuando en número absolutos las muertes por homicidio entre los hombres son significativamente más que entre las mujeres, resaltan los siguientes hechos:
·       En Chihuahua, la tasa de muertes por homicidio entre los hombres jóvenes de 20-24 y de 25 a 29 años creció 11.4 y 12.2 veces más de 2006 a 2010, mientras que entre las mujeres de los mismos grupos de edad, la tasa subió 16.1 y 16.8 veces más que en 2006, lo que representa cuatro veces más que entre los hombres. En 2010 se registraron 74 homicidios de mujeres de 25 a 29 años de edad por cada 100 mil mujeres de esas edades.

·       Sinaloa, es la entidad donde se observa un incremento mayor entre las muertes por homicidio de las mujeres jóvenes de 20 a 24 años, al pasar de menos de 1 a 16.4 por cada cien mil.

·       En Durango, la tasa de muertes por homicidio entre los jóvenes de 20 a 24 años, se incrementó 6.2 veces más entre los hombres y 10.7 veces más entre las mujeres de 2006 a 2010.

·       En Nayarit, la tasa de homicidios entre las mujeres de 25 a 29 años de edad pasó de 2.6 a 20.1, lo que representa un aumento de 7.6 veces.




REFERENCIAS:

INEGI. 2011. Estadísticas  vitales. Estadísticas de mortalidad por causas.
2012. Bases de datos de las Encuestas Nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares. ENDIREH-2011 y ENDIREH-2006.


[1] ONU. Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución 48/104 “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”

[2] La Prevalencia o Tasa de violencia, es la proporción de mujeres de 15 años y más que declararon haber experimentado al menos un evento de violencia (del tipo y relación en cuestión), durante el periodo de referencia, dividido entre el total de mujeres de 15 años y más, multiplicado por cien. Puede expresarse como fracción (por ejemplo, una de cada diez) o como porcentaje (por ejemplo, 10% del total).