lunes, 25 de enero de 2016

Mujeres y Política Al filo de la historia



Soledad Jarquín Edgar
En 2014, las mexicanas celebramos la Paridad. La prueba de fuego, dicen algunas, son los procesos electorales, tanto los comicios celebrados en 2015, como los que ahora se realizarán en 2016. Hoy en algunos estados del país la Paridad está sobre carbones ardientes.
De las 12 entidades donde se elegirán gobernantes, tal vez después del 5 de junio próximo, siendo muy optimistas, dos mujeres podrían gobernar sus estados: uno es Aguascalientes y otro Tlaxcala.
La historia del gobierno patriarcal seguirá vigente en la mayoría de los estados donde habrá comicios este año. Oaxaca no es la excepción. El PRI definirá quién será su candidato este lunes, las huestes ya han sido citados a la proclama. Mariana Benítez Tiburcio es la única mujer que dijo sí quiero ser gobernadora, ella entre siete varones que también han sonreído ante esa posibilidad.
El PRD y su alianza con el PAN optarán, como se prevé, por un hombre. Nada nuevo bajo el Sol Azteca.
Esto nos daría como resultado una contienda entre dos priistas de sangre y corazón. Esto adelantando que el candidato de la coalición sería José Antonio Estefan Garfias. O sea es lo mismo nada más que revolcado.
Al menos tres señores se inscribieron como candidatos independientes: Juan Manuel García López, Zenén Ávila Elena y Matías Romero Solano. ¿Quiénes son y de dónde vienen? Pocas personas lo saben.
Eufrosina Cruz Mendoza, quien ante la imposibilidad del PAN de hacerla candidata, pensó y planteó la probabilidad de una candidatura independiente. Y es que Eufrosina Cruz tenía dos buenas razones: Primero porque de forma independiente el PAN no gana ni en las canicas y era muy claro que iría en coalición, pero como se reparten el pastel las cúpulas, en Oaxaca no le tocaba decidir, y segundo porque tenía claro que para muchos y muchas de las élite panista ella no era bien vista. ¿Saben por qué? Más que por su condición de mujer, lo que se reflejaba y se lo dijeron incluso, fue por su condición étnica. Dicho en otras palabras, Eufrosina era víctima de discriminación.
Sin embargo, la ex diputada local y federal no alcanzó a lograr esa posibilidad debido a alguno o algunos de los requisitos que solicitaba  la Convocatoria para el Registro de Candidatas y Candidatos Independientes a Gobernador o Gobernadora.
De nueva cuenta, el escenario político de los candidatos será solo de varones en Oaxaca…a menos que un milagro suceda y el patriarcado priista ceda.
Pero las elecciones van más allá de la gubernatura. También se eligen diputaciones locales y las planillas de concejales.
Y aunque la paridad está contemplada en la Constitución, el piso se construyó disparejo, al arbitrio de diputadas y diputados en todas las entidades del país, que sin criterio alguno determinaron así el futuro político de las mexicanas.
En Oaxaca, ya lo vimos solo en 153 de los 570 ayuntamientos se puede considerar la paridad. En el resto, es decir, en 417 municipios la participación de las mujeres, dependerá del uso y la costumbre, lo que no es ningún buen augurio para las oaxaqueñas, si consideramos que en más de 80 municipios ni quiera pueden votar. Pero eso no tiene ninguna importancia para algunas legisladoras y legisladoras que piensan que no existe un abismo entre lo que dicen y lo que hacen. Algunas diputadas hasta se asumen feministas. Pero las conservadoras no podrán ser nunca feministas y eso incluye a las del PRI, a las del PAN y, lo más terrible, a algunas del PRD.
Pero Oaxaca no es la excepción, en Puebla la determinación legislativa es para que los partidos políticos establezcan las reglas para garantizar la paridad entre géneros de las candidaturas a integrantes de la legislatura. La iglesia en manos de Lutero. Por eso reitero la paridad está sobre carbón ardiente.
Mientras que en Veracruz, donde también tendrán elecciones este año, no tienen nada definido. ¿Entonces?
Esto nos lleva a pensar en lo que esta semana se puso sobre la mesa durante la III Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género, celebrada en Santiago de Chile. Ahí, la investigadora del Centro de Documentación y Estudios de Paraguay, Line Bareiro, sostuvo que América es el continente con mayor participación política de las mujeres, con casi un 28 por ciento de escaños parlamentarios femeninos, cifra superior al 22,5 por ciento mundial.
Vamos avanzando las mujeres, decimos, pero tenemos que ser más objetivas y más criticas con nuestras gobernantes, aún cuando sean pocas, para que realmente se cumpla con la paridad y algún día lleguemos a reducir la desigualdad, en política y, por consecuencia, en la toma de decisiones de todas las acciones de la vida.
Por eso es fundamental destacar lo que señaló la académica mexicana en Chile, Georgina Cárdenas Acosta, quien apuntó que hace falta una masa crítica de mujeres gobernantes sensibles a la causa de las mujeres, pues no siempre quienes llegan a posiciones de poder lo asumen por convencimiento o compromiso, sino que también existe el oportunismo político.
Sí es cierto. Estamos ante una gran oportunidad, la paridad permitirá que se modifique la integración de los congresos locales, que haya una mayor participación de legisladoras, pero de nada nos servirá si las legisladoras no tienen un mínimo de conciencia de género, porque será como tener mujeres sentadas pero tomando decisiones igualito que los hombres y de eso ya no se trata.



domingo, 17 de enero de 2016

Mujeres y Política Matria feminista



Soledad JARQUÍN EDGAR
Conmemorar cien años del Primer Congreso Feminista de Yucatán es algo más que tomar un avión (con recursos propios o públicos, según sea el caso), llegar a Mérida y tomarse una foto, para luego postearla en redes sociales, como lo hicieron varias docenas de diputadas y funcionarias públicas.
Conmemorar cien años del Primer Congreso Feminista de Yucatán es mucho más que un acto protocolario o dos o tres. Va más allá de las vallas de metal que rodearon el Congreso local donde el nombre de Elvia Carrillo Puerto tiene desde estos días su nombre en letras de oro, o como pasó en el teatro José Peón Contreras donde hubo desde la oficialidad una inauguración, el mismo sitió donde se realizó el congreso hace cien años. Recintos rodeados de cercas metálicas por donde solo pasaban funcionarios de “primer nivel”, senadoras, diputadas federales, servidoras públicas estatales con sus respectivos guaruras, sus respectivas secretarias privadas, incluso, peinadoras.
Conmemorar la reunión que cien años atrás realizaron más de 600 mujeres, va más allá de lo superfluo, de la pose y de las equivocaciones tipo “bluper” de televisión que se quedarán para la historia o de los apuros de un puñado de diputadas federales y estatales que este mismo mes de diciembre propusieron sesionar en la capital yucateca para honrar la memoria de las congresistas feministas de 1916.
Un dato curioso fue que el nombre de Elvia Carrillo Puerto “promotora del Reconocimiento de los Derechos de la Mujer”, se pusiera en letras de oro en el recinto de la Cámara de Diputados, lo cual está bien, fue una de las tres primeras diputadas locales de esta entidad junto con otras dos mujeres, Beatriz Peniche Barrera y Raque Dzib Cicero, a quienes la historia apenas recuerda. Lo curioso, decía, es que como lo señaló reiteradamente la ex gobernadora e historiadora Dulce María Sauri Riancho, Elvia Carrillo Puerto no estuvo en el Primer Congreso Feminista de Yucatán, el primero de este tipo que se celebró en México.
Sin duda, la determinación de las diputadas locales, empujadas por las federales de rendir reconocimiento a la también llamada Monja Roja, fue por un asunto coyuntural o si soy mal pensada porque pensaron que sí estuvo hace cien años entre las mujeres convocadas, casi todas maestras y otras mujeres cuyo requisito para asistir era que supieran leer y escribir. Así que nos quedamos con la duda.
Al final no estuvo mal lo hecho desde la parte oficial. Lo que siempre me parece pésimo es el agotamiento de muchas mujeres que están o han estado en el poder y que más tarde que temprano se aburrieron cuando Ana Lau Jaiven, considerada como una de las más importantes historiadores feministas, las ilustraba sobre lo sucedido en Mérida, en el mismo teatro donde ellas estaban ahora “chateando”, mandando mensajes por whats app, posteando sus fotos para el Facebook o para tuiter, ordenando a sus empleadas que les trajeran café, platicando entre ellas, dándole masajito a la enfrente…fue todo un espectáculo el que ofrecieron.
Por fortuna esta semana en la que se enmarcó la conmemoración de un centenario fundamental para la vida de las mexicanas, fue más allá de todo lo antes descrito, más allá de las miles de notas sobre la captura del Chapo y el que algunos especulan es ya un romance con  la actriz Kate del Castillo, más allá incluso de la detención del ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, y mucho más allá de la caída al vacío del precio del petróleo y cuya consecuencias serán insufribles en cada persona.
En Yucatán las activistas feministas y académicas feministas lanzaron, estas sí hace meses, una convocatoria para invitar a las mujeres a presentar los trabajos desde la perspectiva del feminismo en todas las materias.
El encuentro que se realizó en sedes distintas y como lo hicieron hace cien años las yucatecas las sesiones se realizaron de 13 al 16 de diciembre, jornadas extenuantes donde se analizaron en retrospectiva y en prospectiva los derechos humanos de las mujeres: educación, sexualidad y ciudadanía, como propuso entonces Hermila Galindo, El Sol de la Libertad, parafraseando el título del libro de Ana María Valles Ruiz. Y esta vez las discusiones fueron entre mujeres progresistas, menos moderadas y ninguna exposición de conservadoras.
El análisis en retrospectiva es indispensable no cabe la menor duda. Conocer la vida de una sociedad emergente como era la yucateca, en específico, de principios del siglo XX. Entender el entramado social que en apariencia se abría a las mujeres pero que en el fondo tenía sus limitaciones, y sorprenderse ante las iniciativas y el trabajo la maestra Rita Cetina, de su revista La Siempreviva y el Instituto Literario de Niñas.
Por ello, dicen las historiadoras, que por cierto vinieron muchas, la tierra yucateca fue fértil ante las ideas del general constitucionalista Salvador Alvarado, promotor que no organizador del Primer Encuentro Feminista de Yucatán, como asegura la historiadora Piedad Peniche. Alvarado también ha sido objeto de estudio, con lupa es visto y analizado por las feministas.
En las tierras yucatecas, como ya se ha dicho, se sembró muy pronto la idea del feminismo, la lucha por los derechos, la reivindicación de las mujeres ante una sociedad patriarcal y, como se le llama ahora con todas sus letras, una sociedad machista. Tal vez por ello Martha Lamas, antropóloga feminista, propone el diálogo con los hombres para explicarles y hacerles comprender. Una postura utópica desde el punto de vista de otros feminismo y feministas, pues son los hombres quienes han ignorado las luchas de las mujeres y optan por ignorar los altos costos que para sus vidas ha tenido la supuesta supremacía varonil.
Sin duda, en este encuentro homenaje a las feministas de hace cien años, lo explicado por Sara Lovera, periodistas con larga experiencia. Tras hacer un recorrido histórico de los hitos y hechos más trascendentes en la historia de las mexicanas, concluye que las mujeres en todas las épocas y etapas, hemos conseguido avances cuando trabajamos colectivamente y de manera plural, sin dogmatismos ni prejuicios, con un estado de confianza en las otras y de respeto a su capacidad y desarrollo. Y como diría ella misma: más claro ni el agua.
Durante tres días consecutivos se escucharon las voces de las especialistas, de la ciudadanía, de las activistas, de las más grandes y de las más jóvenes con temas distintos, sus preocupaciones, los retos, las esperanzas y como ya planteé antes también el pasado que como dice la frase común nos permite entender el presente. Ahí quedó claro qué pasó después y nos quedó como lección para no repetir la historia.
Sin duda el trabajo de Nancy Walker Olvera, de Ciencia Social Alternativa/ Kookay; Piedad Peniche Rivero, Historiadora Feminista; Leticia Paredes Guerrero, de la Universidad Autónoma de Yucatán; George Ann Huck, de Mujeres en Red; Leticia Murúa Beltrán Aragón, Apis Sureste: Fundación para la Equidad A.C.; Sharon Renee Cano Chulim, Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir y Red Péepeno'ob; Bertha Elena Munguía Gil- Centro de Apoyo Solidario, Documentación y Estudio A.C.; Colectiva Reflexión y Acción Feminista- Vínculos: Brenda Ortiz y Dioné León; Adelaida Salas Salazar, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, y Alejandra Gómez Terán, Fotógrafa, todas ellas integrantes del comité organizador, que sin menos poses, luces ni guaruras llevaron a cabo la conmemoración que se merecían las ex alumnas de la maestra Rita Cetina, la constitucionalista que no vino pero puso los temas Hermila Galindo, Rosa Torre González, Consuelo Zavala y de otras tantas y tantas mujeres que como dicen por ahí nos dieron matria feminista.
Oaxaca…
Eufrosina Cruz Mendoza ya lo dijo. Se lanzará por la vía ciudadana en busca de la gubernatura de Oaxaca. Ya lo veremos. De ser así, tendremos una voz distinta, una visión diferente. Lástima que la misoginia no se haya ido con el tiempo y haya voces mostrando discriminación por sexo y por etnia. Nada raro en este país donde la deshumanización sigue pensando que las mujeres valemos menos que los hombres.
@jarquinedgar









lunes, 11 de enero de 2016

Mujeres y Política I Congreso Feminista, el centenario





Soledad JARQUÍN EDGAR
Esta semana nuestra mirada es obligada hacia el pasado. Son cien años de feminismo en México, al menos de manera formal. Entre el 13 y el 16 de enero de 1916 se celebró en la ciudad de Mérida, la capital de Yucatán, el Primer Encuentro Feminista, convocado por el “gobierno revolucionario” local entonces encabezado por el General Salvador Alvarado.
El Primer Congreso Feminista de Yucatán, su nombre completo, fue convocado por el gobierno el 28 de octubre de 1915, que entre sus considerandos destacan los llamados a la libertad, a la educación de las mujeres, a una vida con independencia, a un estado jurídico que las enaltezca y porque “la revolución Constitucionalista ha manumitido a la mujer, concediéndole derechos que antes no tenía…”. Diversos considerandos que hoy, cien años después, quedan lejos de ser sustantivos para muchas mujeres de nuestro país, lamentablemente.
En el para siempre de la historia de las mujeres, pero sobre todo de la historia del feminismo mexicano, estarán los nombres de quienes integraban la Junta Organizadora del Congreso Feminista: Consuelo Zavala, presidenta, además de Dominga Canto, Adolfina Valencia, María Luisa Flora, Beatriz Peniche, Amalia Gómez, Piedad Carrillo Gil, Isolina Pérez Castillo, Elena Osorio, Fidelia González, Candelaria Villanueva, Lucrecia Vadillo, Adriana Vadillo, Rosina Magaña y Consuelo Andrade. Fueron ellas las responsables de la organización que en sus manos puso el gobierno revolucionario yucateco. Muchas otras se fueron sumando a estas tareas y otras también decidieron no seguir.
El Primer Congreso Feminista de Yucatán que convocó a mujeres de toda la entidad y de otros estados del país, se realizó en el teatro José Peón Contreras, donde al menos dos mujeres ofrecieron un discurso durante la inauguración, uno de Matilde Aydé Acevedo de Paullada y otro de Francisca Ascanio, ambas integrantes de la Junta Directiva que presidió las sesiones, además, claro de la declaratoria inaugural que no fue hecha por el gobernador porque estaba indispuesto (este sí en serio), por lo que fue el coronel Aguirre Colorado.
César A. González, del Departamento de Educación, leyó el discurso, entre protestas y aplausos que había enviado Hermila Galindo. Un discurso “audaz” apuntan las historiadoras al abordar el tema de la sexualidad. Un texto inmoral según algunas de las asistentes, entre ellas Isolina Pérez y la propia presidenta del Comité Organizador, Consuelo Zavala.
Es este el Primer Congreso Feminista de Yucatán donde se establece una “agenda” de temas que plantean la liberación de las mujeres del yugo patriarcal, de ser solo sujetas al trabajo de la crianza o cuidado de la familia y claro la asistencia en la casa.
Una agenda que al cabo de los años se transforma pero que tiene en los planteamientos hechos por las mujeres de hace cien años las mismas y específicas bases. Al cabo de los años, nada podría detener aquel empuje y, en mayor o menor medida, seríamos sujetas de los derechos a la educación, la salud, el trabajo digno y bien remunerado, a decidir cuántos hijos tener, al aborto por determinadas causas, a votar y ser votadas, a ocupar puestos dentro de los gobiernos, a vivir libres de violencia…
Derechos que como señalaba  la ahora histórica convocatoria fueron de alguna forma concebidos por y para las mujeres desde la Revolución mexicana y que el gobernador de Yucatán pondría en práctica. Así, esa entidad, era un laboratorio para ensayar lo que la Revolución preveía para las mujeres. Era Salvador Alvarado el jefe de un laboratorio que sentaba sus bases en la educación de las mujeres, una idea que sigue vigente.
¿Qué pasó después? Es una de las preguntas que nos seguimos haciendo. ¿Qué habría pasado si la agenda de las feministas (más de 600) que asistieron a aquel Primer Congreso se hubiera cumplido a cabalidad y la Constitución de 1917 la hubiera plasmado?
Seguramente este, nuestro país sería otro. De eso no tengo ninguna duda. Las cosas por desgracia para las mujeres, pero también para los hombres, no sucedieron como estaban planeadas en Yucatán. Las reformas legales no llegaron a la Constitución del 17. La derecha mexicana, esa sí extremista y en ocasiones asesina, se opuso por todos los medios a que las mujeres consiguieran sus derechos, sus libertades.
El resultado es feroz y atroz para miles de mujeres en este país, generando con ello pobreza que cíclicamente se repite de generación en generación. Se transmite. Más mujeres son estadísticamente las analfabetas. Son menos las mujeres en los puestos de poder. La violencia feminicida produce la tragedia de orfandad y en muchos sitios se ha naturalizado. Los sueldos de las mujeres son inferiores. La cultura sexista y misógina es una hiedra que se mete a través de la historia que borra de ella todas las aportaciones que las mujeres han hecho; es permisiva para usar el cuerpo de las mujeres como objetos para promover el consumo…
Son cien años del Primer Congreso Feminista de Yucatán, cien años de una agenda que aún no termina por concretarse.
@jarquinedgar




jueves, 7 de enero de 2016

Mujeres y Política El principio del final



Soledad JARQUÍN EDGAR
La cuenta regresiva va en camino. A Gabino Cué le restan once meses para culminar su gestión de gobierno, donde los resultados no fueron los esperados y de ello dio visos muy pronto. La gente más afectada fueron sus aliados y aliadas de corazón, hoy viven la desilusión. Los aliados de interés hicieron mutis y otros y otras algo de teatro para exigir a Cué que cumpliera sus promesas, luego todo volvió a la calma. El magisterio oaxaqueño aprendió con Cué que la confianza acaba con la “educación”, que la letra con sangre entra y que la justicia social tiene matices.
Había quienes nos acusaron de “acelerar las contradicciones”, que debíamos tener paciencia, pero no había equivocación alguna. Las frías cifras demostraban que algo no estaba funcionando (y no funcionó) en la maquinaria gubernamental y hoy, de acuerdo con la voz del pueblo, lo que sobran son razones, atrás quedaron las especulaciones:
Enriquecimiento de la camarilla (el caso más cuestionado el ex Secretario de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos y amigos cercanos, y los inexplicables lujos del Secretario de Turismo y Desarrollo Económico, José Zorrilla de San Martín Diego; la injerencia real y torpe del Secretario de Asuntos Indígenas, Adelfo Regino, en las libertades que construyen igualdad, además de un inocuo andar entre los pueblos indígenas y afromexicanos.
Camarillas de amigos que como en el caso del ex gobernador Ulises Ruiz, se llenaron las bolsas de dinero público, se lo robaron, pues; no se cumplieron las metas (los sueños) y obras públicas se quedaron en obras negras. Tanto que hay un sector de la ciudadanía que está proponiendo que la supercarretera a la costa, el hospital de la mujer y la construcción de los polideportivos sean inscritos en los records de Guinness por su interminable construcción, barriles sin fondo.
Con Cué los empresarios, bueno algunos, aprendieron que al meterse a la política ganan tres cosas, las dos primeras -mucho dinero y buenos negocios- hacen que se les olvide la última, el desprestigio que obtienen.
Los temas para abundar son muchos. Por principio diremos que la mitad de la población está al margen del bienestar y el  que tanto pregona Gabino Cué a lo largo de su gestión. El saldo no solo es desfavorable o negativo, como señalé la semana pasada, es ni duda tengo de ello, un saldo rojo: Al cierre del año, sumaron 461 mujeres asesinadas en lo que va de su gobierno, son nulos los resultados para las familias de las víctimas en materia de justicia.
A lo largo de estos años hemos dado seguimiento a algunos de estos lamentables casos, cuyos resultados son tan pobres que deberían dar vergüenza a los “administradores” de la justicia, cuyo costo en Oaxaca es alto para las víctimas.
Un caso concreto fue la denuncia de incesto por parte de una joven. Mientras pasaban los meses y la Fiscalía “investigaba”, la víctima fue recluida en el CAVVI, donde sufrió lo que pasan todas las mujeres en el albergue municipal acoso y violencia por parte de las titulares (consecuencia también de acuerdos políticos mal tomados, en este caso por el gobierno de la ciudad).
Al final el padre de la víctima de nombre Salomón V. fue detenido, pero en igual tiempo fue puesto en libertad porque la víctima no se presentó a declarar…Ella afirma que nunca tuvo conocimiento de los citatorios. No sabe a qué lugar los mandaron. Y tiene razón. Después de pasar tres meses encerrada debe buscar en dónde vivir y trabajar, porque la vida sigue y su vida debe seguir lejos de su familia que la hostiga por denunciar al “jefe de la familia”.
¿O debía quedarse ahí por el fin de los tiempos para que la encontraran los burócratas de la justicia o su familia para tomar venganza? ¿Qué explicaciones nos pueden dar en el Tribunal Superior de Justicia? ¿Perdón alguien despacha en tan insigne lugar? ¿Quién es el señor Alfredo Lagunas Rivera? ¿En qué isla pasa sus vacaciones para no enterarse de la corrupción o quizá por ser parte de ella?
Los días avanzan y el resultado es rojo, rojo sangre, en contraste nunca hubo un programa integral contra la violencia machista hacia las mujeres, es más, no existe un programa como tal, a pesar de los resultados estadísticos que ofrecía tanto el conteo ciudadano como las estadísticas de la ahora Fiscalía de Justicia del Estado de Oaxaca y que hasta hace muy poco se podían consultar porque ya los quitaron del sitio web del gobierno del Estado.
Saldo negativo -que no blanco- como afirma el propio gobierno del Estado de Oaxaca en sus boletines de prensa del pasado 1 de enero, cuando se refiere al resultado de la renovación de ayuntamientos en la entidad. Y es que aunque no hubo actos de violencia, lo que hay en los gobiernos de 61 municipios que se renovaron este 1 de enero, es la ausencia total de mujeres en la primera concejalía, ninguna presidencia municipal. Pero eso no importa, la costumbre y la ley machista señala que las mujeres no deben gobernar, por eso “el saldo blanco”, les pasa de noche la idea de que algo está mal.
En otros tres ayuntamientos las elecciones no fueron validadas y solo salvo en el caso de Santo Domingo Xagacía, se cancelaron porque ahí no se permitió a las mujeres tomar parte en la asamblea comunitaria, como explica el Director de Sistemas Normativos Internos, Daniel Pérez Montes. En otros se presentó un escrito donde las mujeres dijeron que no quieren participar ¿Sí?
De los 61 municipios no hay, repito, una sola presidenta y en 23 ayuntamientos habrá un total de 31 regidoras: 10 de ellas son regidoras de salud, siete de equidad y género, una de panteones, tres de educación, una de enlace, una de ecología, una de desarrollo rural, dos de obras, una de hacienda, una de acción social, una regidora segunda y dos regidoras terceras.
¿Eso a qué les suena? ¿Ese es un avance?  Este, reitero, es el resultado de la falta de interés de quienes hacen las leyes, de quienes están al frente de las instituciones y de buena parte de la sociedad que sigue pensando y creyendo que eso de gobernar es cosa de hombres y que la igualdad es solo un asunto trasnochado de feministas, a las que además llaman “radicales”.

@jarquinedgar