domingo, 25 de enero de 2015

Mujeres y Política Refundar el país


Mujeres y Política
Refundar el país

Soledad JARQUÍN EDGAR
Si digo que la política me da risa, es porque me da risa y sé que podría equivocarme rotundamente considerando que la política es cosa seria. Sin embargo, para nadie es un secreto que quienes se dicen políticos hacen de esta actividad un espectáculo. Todas las personas tienen derecho, toda la gente puede aspirar a un puesto de elección popular, pero entre esa posibilidad y dar resultados hay una realidad que los separa, comparable incluso con un océano. La realidad nos dice hoy que tenemos más políticos malos que buenos y que las buenas intenciones no bastan.
Si el payaso Lagrimita, Guillermo Cienfuegos Pérez, y el futbolista Cuauhtémoc Blanco quieren gobernar los municipios en que viven es una legítima aspiración. Están en su derecho. Pero en ambos casos los partidos políticos no ven cuán idóneos pueden ser los aspirantes, lo que buscan es ganar votos, como sucede con el futbolista en la capital de Morelos, es populismo puro y vil. Muestran, además, el quiebre más dramático que la política tiene hoy al confundirse con la farándula.
Ejemplos sobran: la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera, es una protagonista de la (mala) política actual, nadie olvidará sus actuaciones estelares por YouTube para defender la “legitimidad” de la compra del sexenio, la casa blanca y la honra de ella y de su familia. Aunque ella no es una política directa, tiene una fuerte injerencia y se presta como “toda buena esposa” a ser protagonista del juego del político en turno,  como en su tiempo lo fue Irma Serrano, quien llegó a Senadora de la República sin resultado alguno o la diputada Silvia Pinal, y como lo es desde ahora Anahí, “prometida” del gobernador cacheteador de Chiapas, Manuel Velasco. Ni modos es el resultado de elegir a los representantes populares, tan populares como estos personajes que hemos mencionado y otros que se quedan en el olvido. El fin de los partidos políticos es el mismo, ganar a costa de todo.
El prototipo del nuevo político es el carisma. Que se mueran los feos, estamos en la nueva era de la política: guapos, sin talento ni inteligencia, con ambiciones personales y de dominio, niños y niñas desatando pasiones entre las masas que ignorantes eligen a sus gobernantes a partir de la guapura, fórmula que ha dado excelsos resultados: Peña Nieto en el país, Velasco en Chiapas, Aristóteles en Jalisco…Y los maduritos pero jóvenes aún gobernadores de Puebla, Oaxaca y el ex del DF, Rafael Moreno, Gabino Cué y Marcelo Ebrard, o los líderes de partidos como Jorge Emilio González. Además, claro está de una veintena de diputados y ex diputados federales que siguen moviendo el pandero en la polaca mexicana.
Caritas, ambición y poder combinaciones necesarias para la politiquería actual, en lo que devienen, es otra historia. Idea que parte de la convicción de “vender” a los aspirantes a partir de sus muy renovadas facciones de niños de bien, lejos de la imagen del antiguo político mexicano. La imagen del estereotipo creado por empresas de televisión en México y a través del cine de Hollywood, en EE.UU. de ahí que la aceptación sea como un zapato a la medida, un buen detergente que hace espuma o una bebida refrescante que promete quitar la sed.
Quienes aspiran a ser políticos surgen de diversas actividades: empresarial, profesionistas, comerciantes y obreros, entre otros muchos, aunque estos últimos, de la clase obrera, están en desuso. La representación popular es como una botica en los tiempos pasados, hay de todo pero no siempre es lo que usted necesita. Además de legislar, de hacer las leyes para hacer de este país una circunstancia mejor, el legislador debería ser una contraparte entre los poderes, el contrapeso no existe entre los poderes que gobiernan. Lo puede ver en todas partes. Cada uno y cada una va por su tajada respectiva. La izquierda no existe y la derecha, ya en el poder, nos resultó más brava que el viejo perro.
Lo preocupante es cómo hacer funcionar al país desde la práctica futbolística, desde el humor, desde el drama de las telenovelas…Cómo gobernar a este país con políticos sin convicción, con partidos políticos en quebranto, rebasados por las mismas ineptitudes, los mismos errores, las mismas corruptelas. No importa si se llaman Cuauhtémoc Blanco o si sus apellidos vienen del rancio abolengo de la “robolución” mexicana, al final el resultado es el mismo y se refleja en la falta de oportunidades para la gran mayoría de la población mexicana. Las manzanas podridas pudren a las pocas que están buenas. Habrá quien tenga buenas y mejores intenciones pero es claro que el filón de oro de la política cambia a cualquiera. No es lo mismo tener una casa que varias casas, no es lo mismo ser diputada sin constructora que con ella. No es lo mismo un simple mortal que tener poder sobre municipios…Solo por dar unos cuantos ejemplos de lo que puede cambiar a una persona en unos cuantos “sablazos” de miles de pesos.
Es entonces cuando pienso, muy seria, en la propuesta que lanzó el obispo de Saltillo, Raúl Vera López: refundar el Estado mexicano. Una idea que observan descabellada y hasta peligrosa quienes ven en riesgo su modo de vida, en ese sistema político quebrantado, ineficiente, incapaz de separarse del beneficio particular para adoptar el beneficio común.
Tuve la fortuna de conocer a don Raúl Vera en el 2006, cuando en Coahuila sucedieron hechos lamentables como la tragedia en la mina de carbón de Pasta de Conchos, que costó la vida de 65 trabajadores. El hecho reveló que en México la esclavitud tiene diferentes rostros y también mostró una que es conocida ampliamente: el poder del dinero y la impunidad, dos lastres que sistemáticamente persiguen al país entero. Meses más tarde fue una de las voces que se alzaron para demandar justicia para las víctimas de la violencia sexual cometida contra 14 trabajadoras de la zona de tolerancia del municipio de Castaños por parte de elementos de un pelotón de soldados. Sin su intervención hubiera sido difícil que los soldados fueran llevados a juicio bajo el sistema de la justicia civil, un hecho sin precedente e inimaginable entonces. Al final se torció la justicia. Los empresarios mineros no fueron juzgados y no todos los soldados fueron encarcelados.
Don Raúl Vera, fraile dominico, ha sido un crítico de las acciones que atentan contra los derechos humanos, antes de los hechos arriba expuestos, fue un protagonista fundamental en Chiapas en 1994 y sin duda conoce bien lo que ha sucedido en Guerrero donde también prestó servicio, de ahí que tiene exactitud en lo que plantea sobre Ayotzinapa, que sirvió para destapar la cloaca que en todo el territorio nacional conforman políticos aliados con el narcotráfico.
Este humanista que tomó la opción preferencial por los pobres, propone refundar el Estado mexicano y llama a construir una nueva Constituyente el próximo 5 de febrero, fecha emblemática considerando ese día se cumplirán 98 años desde que se promulgó la Constitución que rige al país.
La tarea no es fácil, busca primero que nada no lanzar nuevos liderazgos una tierra minada de esos protagonistas sin cabeza, por ello dice Vera lo primero es escuchar al pueblo, quienes han sido excluidos por este sistema político-económico-social generando lo que hoy somos, una sociedad de desiguales, una sociedad gobernada por un sistema decadente que vanagloria la superficialidad propagada por la televisión, más que cualquier otro medio de comunicación, y deja de lado lo realmente importante, el valor de la gente.
En la entrevista de Arturo Rodríguez García, el pasado 1 de enero, texto publicado en el portal de Proceso, el obispo Raúl Vera sostiene que el estado actual de México es crítico. Da nombre y apellido a los hechos concretos actuales: crisis institucional y de legitimidad del Estado. A diferencia de otros tiempos en que esta crisis derivó en guerras civiles, hoy, dice Vera, el pueblo quiere una salida pacífica, “ya no quiere pobreza, cinismo, injusticia ni violencia. Hay que remediar al país y no remendarlo, pero tiene que hacerlo el pueblo”. Ese es el objetivo de la nueva constitución, que no nace ahora es una idea, una propuesta, que se ha venido formando desde hace por lo menos dos décadas y que hoy, ante la crisis que vivimos en México, surge como volcán en erupción.
Hace años, en la primera entrevista que le hice al obispo habló de la deshumanización en que son “formados” los cuerpos de seguridad del país y, claro eso incluía a los militares. Deshumanización del Estado que crea muerte y no vida, las razones de entonces a las actuales, aunque estamos hablando de muy pocos años no han cambiado, en cambio se ha exponenciado:
El baño de sangre cruel en toda la nación, la impunidad, la asociación delictuosa entre gobierno-narcotráfico-empresarios (unos omisos y otros beneficiándose a manos llenas del dinero sucio del narcotráfico; otros inyectando dinero, muerte y violencia, y los últimos “lavando” o blanqueando el mismo dinero); la trata de personas con fines sexuales, esclavitud moderna contra niñas y mujeres; la penalización de la migración y la criminalización de la protesta social, sin olvidar los viejos lastres del sistema político como son el tráfico de influencia, los privilegios que derivan en cínicos actos de enriquecimiento y lucro a costa de la mayoría de la gente.
Podemos, sin duda, acabar esta columna mencionando otros muchos casos y hechos ocurridos desde 2006 y que fueron revelando la condición crítica de la que ya hablaba el obispo Vera desde entonces como la desaparición y muerte de periodistas, la multiplicación de casos de personas desaparecidas, los asesinatos impunes en San Fernando, Tamaulipas, y Tlataya, Estado de México, la omisión frente a los casos de desapariciones forzadas en el país, incluyendo Ayotzinapa, el deleznable feminicidio, la negligencia que provocó la muerte no accidental de las niñas y niños en la guardería ABC, en Hermosillo…los visos de un país al borde de una crisis, gracias al fracaso del sistema mexicano.
Refundar al país no es una mala alternativa, es en realidad una demanda social que busca terminar los vicios y fracasos de la política mexicana, una alternativa con resultado a largo alcance pero es un principio contra la injusticia que lacera al país.

@jarquinedgar

martes, 20 de enero de 2015

Mujeres y Política ¿Confianza?

Imagen de internet

Mujeres y Política
¿Confianza?

Soledad JARQUIN EDGAR
La confianza, según la Real Academia Española, es la esperanza firme que se tiene de alguien o algo. Es también seguridad que alguien tiene en sí mismo. Ambas acepciones nos permiten preguntar ¿tiene la ciudadanía, las y los votantes, confianza en sus candidatos y candidatas? ¿Ven en ellos y ellas esperanza firme? ¿Se tienen tanta confianza las y los aspirantes de los partidos políticos en sí mismos como para pensar que pueden ganar la confianza de quienes acudirán a las urnas el próximo 7 de junio en 16 entidades del país? ¿O en Chiapas el 19 de junio?
Lo que permea en estas elecciones es todo lo contrario, al menos entre quienes irán a las urnas a elegir a nueve gobernadores: Baja California Sur, Sonora, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Colima, Michoacán, Guerrero y Campeche. Otras 16 entidades renovarán sus Congresos locales, en tanto que en el Distrito Federal serán electas las personas que integrarán la asamblea, en total serán, entre mayoría relativa y representación proporcional, 645 futuros legisladores y legisladoras.
El sistema es tan complejo que también habrá boletas para decidir quienes deben gobernar en 903 municipios más las 17 delegaciones del Distrito Federal, en Oaxaca también serán electas autoridades municipales mediante la modalidad de sistemas normativos internos, más o menos cien más; y por si fuera poco en todo el país también habrá elecciones para renovar a los 300 diputados por voto directo y 200 más plurinominales que integrarán la nueva legislatura federal.
Ahora mismo los desacreditados partidos políticos hacen circo, maroma y teatro para elegir a esos personajes de buscan dominar la escena pública en los próximos meses y ganar la confianza ciudadana para obtener los votos que los lleven al poder. Y ese es el problema.
Tras los traspiés de los gobiernos municipales, estatales y federales en todas las estructuras de gobierno, las campañas políticas y los comicios son verdaderas afrentas para la población mexicana que no ve la suya y sí puede hoy, más que nunca, observar la grave descomposición de las aguas negras y putrefactas en se bate la llamada “clase política” con el resultado que ya conocemos: estos más de dos mil nuevos personajes que serán electos, lo serán, por cada vez menos votantes.
 El abstencionismo, a pesar de las millonarias campañas políticas, en un país cada día más pobre, es resultado solo de la desconfianza que la población votante tiene en los partidos políticos y peor aun en quienes serán sus abanderados. Salvo casos excepcionales muchas y muchos son ampliamente conocidos por la ciudadanía. Los mismos o casi las y los mismos de siempre, conocidos por “defender” sus intereses particulares que los intereses de la población.
Este no es el sentir de un grupo social, no es el sentir de una parte de la población. El Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México revela datos que demuestran que hay un descrédito del sistema político mexicano y por ende de los partidos políticos.
Por ejemplo, el 52 por ciento de la población joven de 18 y 29 años, no se identifica con ningún partido político. Estamos hablando de poco más de 20 millones de mujeres y hombres de los cuales 12 millones no tienen ninguna afiliación partidista o mejor dicho no se identifican con esos institutos, la consecuencia lógica es que son apáticos al momento de votar, no se interesan por quienes son los candidatos ni mucho menos por sus propuestas de campaña. Del otro lado, los partidos políticos no logran convencer o ni siquiera acercarse.
Hay un sentimiento que ahonda la separación entre gran parte de la juventud y el sistema político mexicano, resultado, en parte, de la indiferencia real mostrada tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, además de otros fenómenos que se reflejan desde hace muchos años en su vida cotidiana y que es real y brutal como la falta de oportunidades en educación, trabajo y recreación.
Estamos hablando de jóvenes, mujeres y hombres, de todas las clases sociales y no únicamente de los más afectados por la crisis que desde las instituciones políticas se ha construido año tras años, recordemos la frase que dice: México una fábrica de pobres. Frente a esa condición la pregunta es simple: ¿Cómo generar confianza entre este amplio sector de la población? ¿Qué dejarán en garantía quienes aspiran a ocupar una gubernatura, una curul en el ámbito federal o estatal, una presidencia municipal? ¿Sabrán que ya no confían en sus promesas de campaña, porque sistemáticamente estas no se reflejan en la vida de las personas?
Entre las revelaciones del Informe País destaca el hecho de que hoy votan más las mujeres que los hombres. ¿Votarán nuevamente las mujeres por los hombres? ¿Habrá paridad en las candidaturas? En apariencia sí pero a los resultados nos remitimos.
En un país permeado por la violencia que afecta a toda la sociedad, la población joven y las mujeres de todas las edades resultan ser las más afectadas.
La violencia feminicida, que ha existido como resultado del patriarcado, el machismo y la misoginia, tiene por lo pronto un recuento hecho por las propias mujeres con resultados atroces, desgarradores y muy dolorosos a lo largo de las últimas dos décadas. Un recuento de asesinatos de mujeres, recordaba la doctora Francesca Gargallo, inició en Ciudad Juárez, Chihuahua, pero otra vez la realidad supera todo y es inocultable, por lo que este ejercicio de contar a las mujeres asesinadas se ha extendido en todo el país y como en el caso de la violencia que golpea a los varones jóvenes, no tiene respuestas, por el contrario es un caldo en ebullición que cultiva la injusticia, la corrupción y la omisión derivada de la actuación de quienes hoy gobiernan México.
La desconfianza es generalizada. No hay esperanza firme en alguien o algo y menos en los políticos que mienten y olvidan sus promesas. Menos en los partidos políticos atravesados, como hemos visto y ahora casi de manera cotidiana lo sabemos, por el narcotráfico, la tentación del dinero del diablo que aceptan sin chistar gobernantes emanados del PRI, del PAN o del PRD y también de la chiquillada; ya sea en el norte, en el centro o en el sur del país.
¿Cómo entonces creer que las elecciones del 2015 podrán marcar o hacer la diferencia? ¿Cómo aceptar que hoy aspiren a ocupar un cargo de elección popular las mismas personas de siempre? ¿Cómo explicarse la danza de candidatos de un partido a otro? ¿Qué harán para que la población joven asista a las urnas? ¿Cómo hacer para que las mujeres, que son quienes más votan, lo hagan por otras mujeres y qué esas mujeres electas tengan conciencia de la condición social de las mujeres?
Las elecciones 2015 serán difíciles. La confianza en el sistema político mexicano está perdida, la desconfianza se robó la esperanza.
Contra el margen
Sorpresas te da la vida. La semana pasada la sorpresa la dio Heliodoro Díaz Escárraga conocido también como “el papá del año”, cuando presumió el regalo que supuestamente le había dado a su hijo, un lujoso y costoso automóvil. Ambos, padre e hijo del mismo nombre y apellido, perdieron aparentemente el cargo público federal que tenían como consecuencia de ese detalle cariñoso, uno en el Infonavit y el junior en Liconsa. Pero como el cinismo es grande, Díaz Escárraga papá se enlistó en busca de una candidatura en su partido, el PRI.
Pero la sorpresa de esta semana la dio otro priista de hueso colorado hasta hace muy poco tiempo, me refiero al istmeño José Antonio Estefan Garfias, alguna vez aspirante a la gubernatura de Oaxaca por el tricolor, delfín de Diódoro Carrasco Altamirano, hasta que le ganó la partida José Murat y lo dejó con todo y propaganda a mitad del camino.
Pues Estefan Garfias, quien en diciembre pasado renunció al gobierno del Estado, donde era Secretario de Vialidad y Transporte (y que repartió concesiones a diestra y siniestra como último acto de gobierno al lado del gobernador Gabino Cué), es ahora pre candidato de MORENA. Es cuando se entiende que para muchos hombres estar en la política es una prioridad suprema y que los principios son cosa del pasado.
Pero me resulta aún más difícil entender a quienes han conformado a lo largo de los últimos tiempos a MORENA y que han aceptado aparentemente a Estefan Garfias en las filas del enemigo público número uno del priismo nacional: Andrés Manuel López Obrador. Así es la política. De ahí que no haya confianza en los políticos. Dicen que para que la cuña apriete debe ser del mismo palo. Frase que se aplica tanto al ex funcionario estatal como al dirigente de MORENA. Ambos son hojas caídas del árbol de tres colores.
@jarquinedgar



domingo, 4 de enero de 2015

Mujeres y Política La infancia


Mujeres y Política
La infancia

Soledad JARQUÍN EDGAR
Sin perder la ilusión insistimos a los reyes o quizá reinas magas en la posibilidad de que los regalos que traen desde “oriente” el próximo 6 de enero brinden la oportunidad un mundo mejor para las niñas y los niños, quienes al igual que la población adulta sufre de las mismas calamidades políticas, económicas y sociales que el resto de la población, pero con un adherente más porque invariablemente son las víctimas de todas las víctimas.
Aún cuando UNICEF muestra avances importantes que favorecen el bienestar de la infancia en el mundo, las cifras que revela en el informe “El Estado Mundial de la Infancia 2014 en cifras. Todo los niños y niñas cuentan”, nos dicen que las personas adultas en general y en específico los gobiernos, tenemos una enorme deuda con la población infantil y que estas desigualdades se traducirán, muy pronto, en un mundo de adultos desiguales, semejante o más crudo al que hoy vivimos como sociedad.
Es decir, no hemos podido, sociedad ni gobiernos del mundo, dar un golpe de timón al destino de la humanidad. Somos incapaces de generar un mundo con los satisfactores básicos cumplidos a plenitud para las mujeres y hombres que desde hoy son el presente.
Algunas de las estadísticas que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) nos revela en su informe hablan del tamaño de un problema que podría ser peligrosamente como algo que pasa en todo el mundo (mal de muchos…), pero además estas generalidades ocultan datos estadísticos más altos que los reportados en los promedios y, por tanto, dificultades en regiones específicas. Incluso omitimos las dificultades que provoca la pobreza extrema que viven miles de familias en zonas urbanas y las consecuencias que esa pobreza conlleva. De ahí que no sea difícil de creer que en el mundo al menos 30 millones de niñas en edad escolar primaria no reciben educación, dice UNICEF.
¿Cómo se traducirá esta situación el presente y en el futuro inmediato? En todas las calamidades que por su condición de género enfrentarán en breve, desde el embarazo adolescente hasta la violencia, como también han planteado los organismos internacionales que señalan que estar fuera del colegio significa un riesgo mayor de explotación y de abuso de estas menores. Puede ser en Siria o en cualquier población de México, por supuesto. Puede ocurrir a cientos de miles de niñas en un país musulmán, pero también debemos observar que pasa en los países cristianos, democráticos, republicanos y revolucionarios. Es decir, pasa por el hecho de ser mujeres no por su práctica religiosa o condición sociopolítica del país en el que viven.
También es de celebrar que hay una disminución en relación al problema de la muerte por razones que podrían ser prevenibles, pero sigue siendo indignante que en muchas naciones del mundo, lo que incluye a México, unas 18 mil niñas y niños menores de cinco años mueran cada día por razones médicas que pueden prevenirse, es decir, son muertes innecesarias y evitables. ¿Entonces por qué siguen ocurriendo? Por la misma razón por la que en Oaxaca las mujeres paren fuera de las clínicas u hospitales, no hay calidad en la atención médica, existe una enorme corrupción y en algunas naciones porque no existe atención médica ni el saneamiento básico, como le llaman en la práctica médica institucional.
La mala noticia es que México ocupa el sitio 112 de una lista de 194 países, sin poder determinar lo que sucede en algunas entidades o regiones porque las generalidades, en  ocasiones, sirven para ocultar la realidad.
Un ejemplo es el hecho, también revelado por UNICEF, de que las niñas y niños que viven en pobreza tienen cuatro veces menos probabilidades de sobrevivir al quinto año de vida ante las dificultades que implican la situación geográfica, la dispersión, la falta de personal médico, de clínicas y de hospitales a su alcance, así como también en el que parece un insuperable déficit de servicios en todo el planeta: el hecho concreto de que todas las poblaciones cuenten con sistemas de agua potable y cuando decimos potable, es potable, no entubada como si sucede en un importante número de municipios.
UNICEF detectó otras violaciones a los derechos humanos de la infancia como el hecho concreto de que un 15 por ciento de niños y niñas de todo el mundo realizan trabajos que menoscaban su derecho a la protección contra la explotación económica e infringen su derecho a aprender y jugar, lo que se puede observar recorriendo las calles de cualquier ciudad como Oaxaca y sus mercados, donde tras bambalinas veremos a cientos, sobre todo de niñas, trabajando en el lavado de trastes, el aseo o el acarreo de objetos pesados, la gran mayoría en condiciones de explotación y qué decir de la explotación sexual sufren las niñas y que dejan pasar algunas autoridades a cambio de jugosas mordidas en esa cadena que provoca el machismo y que reduce a las niñas como a las mujeres a objetos sexuales. Lo que muestra que la humanidad da pasos gigantes hacia atrás más que hacia delante.
De la misma forma en el mundo 11 por ciento de las niñas contraen matrimonio antes de cumplir los 15 años, porcentaje que representa varios millones de ellas. El fenómeno que para muchas personas nos resulta inentendible ocurre a pesar de lo que establece la legislación, que esta visto es insuficiente debido a las complicidades y corruptelas del sistema. Casadas o solteras estas adolescentes enfrentan el embarazo, muchas veces desde los 10 años, problema de salud pública debido a la inexistente educación sexual, que el sector salud de Oaxaca conoce bien y que registra en los hospitales y clínicas, uno de ellos el Aurelio Valdivieso, donde es frecuente la atención a niñas al momento del parto. Embarazo y matrimonio en adolescentes son dos fenómenos resultado de la desigualdad, tan graves como la ablación o mutilación genital a la que todavía son sometidas infinidad de niñas  y mujeres. Un dato concreto que ofrece UNICEF es que en Burkina Faso, el 76 por ciento de  mujeres de entre 15 y 49 años aún son sometidas a esta práctica criminal y no sobra decir inhumana.
Estos datos de otros muchos que evalúa la UNICEF, ponen en blanco y negro lo mucho que aún falta por hacer a pesar de que hay avances que no podemos dejar de reconocer, pero ninguna sociedad puede sentirse satisfecha de la situación de violencia en la que viven cientos de niñas y niños. Violencia que va más allá del contexto familiar. En la escuela, el fenómeno conocido en la actualidad como el acoso escolar o bullying, tiene consecuencias graves, tan graves como el marcar la vida de las personas para siempre, muchos de ellos que terminan en suicidios o asesinatos en los casos extremos.
Pero la violencia se ha extendido al ámbito de la comunidad. La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) en el Informe Alternativo sobre la situación de garantía de derechos de niñas, niños y adolescentes en México, revela cifras que reflejan una condición antes solo posible en situación de guerra y que pensábamos no sucedería nunca en México.
Esta Red dio a conocer en septiembre pasado que al menos 50 mil infantes y adolescentes perdieron al menos a su padre o madre como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico o narcopolítica y casi mil perdieron la vida entre 2006-2010, dato que se obtuvo del Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias de la ONU, Christof Heyns, que se publicó en abril de 2014 (SIN EMBARGO/23-09-2014).
Los reyes o reinas magas tienen un panorama muy desalentador. La niñez mexicana y del mundo requieren más que juguetes. El mejor regalo que sociedad y los gobiernos les podríamos dar es educación real y efectiva. Educación de verdad, alejada de la violencia, algo que no se ve muy claro en México. La educación básica escolarizada es como dice su nombre y que a nadie engañan, es cierto, es básica, apenas elemental, sin fondo, sin llegar a crear una masa crítica capaz de tomar mejores decisiones. Lo que significa una violación sistemática a un derecho humano elemental. Conveniente al sistema pero también a la delincuencia y en general a todo sistema político que los atrapa en grandes redes y donde cada quien tiene su verdad.
Vivimos tiempos difíciles. Más allá del colapso educativo, también vivimos en una aldea violenta que no garantiza la formación una ciudadanía amante de la paz y en cambio experimentamos una especie de comunicación inversa, ya que desde los medios hacemos apología de la violencia a través de películas, caricaturas y hasta narcocorridos donde los villanos terminan como héroes, de ahí que las filas de la narco-política estén conformadas por jóvenes que apenas dejaron la adolescencia e incluso de niños.
Algo tendrán que hacer las reinas y reyes magos más allá de proporcionar a la niñez muñecas anoréxicas o juguetes bélicos y aquellos que siguen patentizando la desigualdad entre quienes en unos años serán mujeres y hombres dirigiendo sus propias vidas y la vida de las generaciones del porvenir. Cambiar la condición social de la infancia, como en el caso de las mujeres, es una tarea que demanda políticas públicas con dinero y voluntad política. Pero ya veremos a cientos de presidentas de los DIF de todo el país repartiendo juguetes y a los gobernadores dejando pasar toda clase de tropelías con la educación porque tampoco tienen forma de responder a este derecho, y en medio de todo eso, las víctimas fundamentales: el presente y el futuro de la infancia.


@jarquinedgar