lunes, 28 de noviembre de 2011

Mujeres y política. Luces encendidas


Dedicada a las Totalmente Indignadas

Soledad JARQUIN EDGAR

Armonizar las leyes para garantizar una vida libre de violencia para las mujeres y otros aspectos que favorezcan la creación de una legislación que garantice su desarrollo basado en sus derechos como ciudadanas pasa en Oaxaca por una serie de dolorosas realidades.

Las y los diputados están obligados a documentarse, a estudiar y a entender de qué se trata, prefieren hacer como si nada pasara y en lugar de dar una respuesta a acorde a garantizar esos derechos humanos, siguen en medio de disputas políticas, partidistas o de grupos.

De igual forma a propósito del 25 de noviembre, Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres, en días pasados en diversos foros se realizaron una serie de “análisis” sesudos para discutir sobre el problema de la violencia que se comete contra las mujeres, mientras en la calle las mujeres tomaron por 24 horas el espacio público para denunciar la falta de respuestas reales y efectivas en el movimiento ¡Totalmente Indignadas!

Durante el inicio de esta jornada, pocas o muchas mujeres, eso depende de un punto de vista más subjetivo que objetivo, las personas que asistieron cargaron 88 cruces de madera, color negro y una más grande que representaba a otras mujeres asesinadas en los nueve años anteriores, incluso, hubo una cruz de color natural que una familia llevó con el nombre de Leslie, reciente víctima del feminicidio.

Independientemente de lo que logró esta jornada, el objetivo de visibilizar el tamaño de la violencia entre quienes toman decisiones y tomaron algunas decisiones, y entre la población que pudo mirar en la representación de las cruces el tamaño de la violencia, todavía falta mucho por hacer para pasar de la declaración mediática, que aprovechan muy bien los políticos y diputados, a la acción necesaria y urgente. Es decir, se hace necesario seguir poniendo el dedo del renglón y no quitarlo hasta que haya resultados significativos en todas las direcciones, el principal la justicia efectiva.

Más allá de los colores, como ciudadanas indignadas llegaron una gran diversidad de mujeres para cargar 89 cruces, faltaron dos más para cerrar la cifra de las que han sido asesinadas hasta ahora –de acuerdo con las notas periodísticas- y algunas de ellas han expresado en las redes sociales lo que representó para ellas esa experiencia y entonces se me ocurrió que la próxima vez quienes tendrían que cambiar las cruces en una marcha de Santo Domingo al Zócalo tendrían que ser los políticos. Lo digo simbólicamente, porque en el nivel de conciencia algunos de ellos ya tienen sus propias cruces.

Algunas mujeres que participaron en la marcha fúnbre escribieron en las redes sociales que al cargar esas cruces imaginaron el sufrimiento por el que habrían pasado en esos últimos y muy dolorosos momentos de su vida, pero también pensaron en cómo habría sido su existencia si la violencia patriarcal y misógina no les hubiera arrebatado la existencia.

Hubo quienes plantearon y resaltaron el dolor de sus familias, de quienes se quedaron porque como se ha dicho esas mujeres también eran hijas, madres, hermanas, abuelas, esposas, primas, sobrinas, tías, madrinas…muchas de ellas el orgullo y la ilusión familiar…familias que se enfrentan ahora a una segunda violencia, la institucional, la que no logra cerrar las heridas porque la justicia simple y sencillamente no llega, es demasiado tardía.

Otras mujeres dijeron que al cargar esas cruces pensaron que tal ves Teresa, Heydi, María, Sonia, Pabla, Andrea, Verónica, Venancia o Lesli y otras ochenta mujeres más podrían estar cargando las cruces de las que iban en la marcha, porque aunque existe una ley general para una vida libre de violencia hacia las mujeres, poco o nada se hace para cumplir el precepto legal, está atorado todo en el Congreso local más por intereses políticos –repito- que por el interés verdadero que las y los llevó a ocupar una curul: las mujeres y los hombres que sí quieren vivir a plenitud, como es u derecho.

Esta reflexión-activa las llevó a la indignación total, porque sin duda una se pone en los zapatos de esas mujeres, se entiende el dolor de las familias y sí se cuestiona una y otra vez el papel que juegan las instituciones y quienes las dirigen. Un papel, a veces carente de sentido, vacía –dicen- por falta de presupuesto, por que han perdido la sensibilidad frente al dolor de las personas…o porque simple y sencillamente no encuentran cómo, están imposibilitadas para seguir adelante.

Totalmente indignadas contó con la presencia de muchas mujeres, algunas militantes de partidos políticos, algunas regidoras locales y de otros municipios como Juchitán, Zaachila y Santa Lucía del Camino. Hubo artistas destacadas en diversos rubros, empresarias comprometidas, activistas sociales una gran mayoría, académicas e investigadoras, periodistas, maestras, artesanas, mujeres que salieron de sus hogares para unirse a esta marcha silenciosa decir que sí, que están totalmente indignadas.

Para muchas personas ver las cruces colocadas en el lugar fue sumamente impresionante y preguntaban de qué se trataba, hubo respuesta de muchos países y organizaciones más allá de las fronteras mexicanas que se unieron a esta manifestación a través de las nuevas tecnologías de la comunicación.

Es decir, se logró visibilizar un problema que se minimiza contradictoriamente desde las instituciones a veces gubernamentales, no todas claro está.

Como estaba previsto se encendieron las velas y con esas velas las mujeres y muchos hombres que se dieron cita en el lugar, a pesar de las molestias que provocó en las personas que se sienten dueñas del atrio de la catedral metropolitana, a esa velación llegaron servidoras públicas encargadas de las políticas públicas de género y de la coordinación de derechos humanos, quienes no hablaron –supongo que por respeto- de lo “hacen” en sus instituciones, simplemente se solidarizaron y ahí permanecieron hasta muy entrada la madrugada para acompañar a esas muchas víctimas de la violencia de género.

Su presencia se hizo sin medios, nadie más se enteró salvo las que ahí estaban. No llevaron ni fotógrafo ni llamaron a la prensa para decir que ahí estarían. Solas las dos funcionarias se presentaron, estoy hablando de Anabel Hernández y Eréndira Cruzvillegas, a quienes he criticado confieso ampliamente como resultado de las quejas que contra ellas han emitido otras mujeres y por supuesto que de ser necesario seguiremos cuestionando.

Su actitud fue diametralmente opuesta a la asumida por la Subprocuraduría de Delitos Contra la Mujer por Razón de Género, Ileana Hernández Gómez, quien se presentó a la manifestación de Totalmente Indignadas cinco minutos después de terminado y aprovechó, si es que no avisó antes, que estaría ahí porque llegó acompañada de un significativo número de reporteros. Para decirlo en palabras correctas fue ciertamente muy oportunista.

En fin así es la polaca que no la buena política. Lo que queda es el vacío por las vidas que se han perdido, sean 91 como señala el seguimiento que los medios han hecho al menos tres instancias civiles distintas en tiempos diferentes, o las 70 que dice la subprocuradora, su dicho es como querer tapar el sol con un dedo. No hay justicia para ellas, sus familias seguirán esperando esa justicia.

EL IMPARCIAL

Imposible irme sin desear que se sigan acumulando muchos años de este andar por los caminos del buen periodismo. Sesenta años son muchos años de historia cotidiana que se cuentan a través de sus páginas, lograrlo ha requerido de una enorme responsabilidad social y un gran compromiso sostenido por la familia Fernández Pichardo y vindico, sí, que este es el único diario que ha reconocido la importancia de la otra noticia, la que se genera por el hacer de las mujeres y que ha publicado durante 13 años el suplemento feminista Las Caracolas. Ello habla de la condición vital de EL IMPARCIAL en la búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria en derechos para Oaxaca.

@jarquinedgar

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