miércoles, 13 de mayo de 2015

¿Yo feminista? Guadalupe Musalem Merhy


Una vida para abrir camino
Soledad JARQUÍN EDGAR

En 1994 acudí a la Casa de la Mujer, entonces ubicada sobre la calle de Constitución, al llegar encontré un gran alboroto de mujeres que alcanzaron a una joven ataviada con un huipil, la abrazaron entusiasmadas, el tono de su voz denotaba alegría por la recién llegada. Más tarde supe que era Guadalupe Musalem una de las fundadoras del Grupo de Estudios de la Mujer “Rosario Castellanos” algunos años atrás.
La imagen se me quedó grabada en la memoria, fue una de las pocas veces que vi a Guadalupe Musalem, quien un año después perdió la batalla contra el cáncer cérvico uterino un 3 de agosto de 1995.
Su mirada denotaba melancolía pero cuando pregunto a las integrantes del Grupo de Estudios de la Mujer lo que dicen es que se trataba de una mujer entusiasta y alegre capaz de reírse de ella misma.
Clara Scherer, de quien Musalem fue asesora cuando fungió como directora del DIF, Estatal en la década de los noventa, escribió en su artículo La Casa de la Mujer, en Oaxaca, publicado por Excélsior el 14 de diciembre de 2012, a propósito del 35 aniversario de la fundación de esa institución sobre Guadalupe Musalem:

Guadalupe, para quienes la conocimos, fue una de esas mujeres inolvidables. Juchiteca con ascendencia árabe, brillante, alegre como sólo saben serlo las istmeñas, preparada y dispuesta a organizar cuanta reunión, fiesta o jolgorio se atravesara en su corta vida”.

Lo que confirma el dicho por otras de sus compañeras con quienes alguna vez conversé sobre ella.
Hija de madre y padres libaneses, Hened Merhy y Salvador Musalem, nació el 11 de julio  1955 en Juchitán de Zaragoza en donde se había asentado el hogar de su familia. Sus primeros estudios los realizó en la escuela primaria Vicente Ferrer, un colegio particular  dirigido por religiosas, y más tarde cursó la secundaria en la Técnica 182.
En aquel entonces Juchitán era como dicen un pueblo “floreciente” lleno de tradiciones y con una rica historia de la que sus habitantes siempre se muestran orgullosos, pero faltaban muchos medios para retener a la población joven. Ella, impulsada por su familia emigró a la ciudad de México donde continuó sus estudios en la Preparatoria número 6 de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Cuando terminó el bachillerato, se instaló en la capital oaxaqueña, donde se gestaba el nacimiento del Centro de Sociología de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en 1980, que más tarde se convirtió en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO. Su tesis, de la que alguna vez Margarita Dalton me obsequió una copia fotostática se llamó Mujeres oaxaqueñas: su visión de sí mismas y de la realidad en el hogar y en el trabajo.
Es ahí, en ese Centro, donde empieza la historia del Grupo de Estudios de la Mujer “Rosario Castellanos”, cuando un grupo de universitarias se reúnen en un círculo de estudios y pasan pronto de la lectura a la acción, sorprendieron a los estudiantes que marchaban y que en ese momento pasaban frente al edificio universitario situado frente al jardín Labastida. Las estudiantes y maestras pidieron el derecho al aborto en una enorme manta que colocaron desde las ventajas del edificio, la respuesta fue una enorme rechifla de los varones que participaban en la marcha.
Ese círculo de estudios se reunía en 1976 en el entonces Centro de Sociología. Ahí  Margarita Dalton, coordinaba el Centro de documentación y era maestra de historia de Oaxaca  sus alumnas  eran Guadalupe Musalem y Ruhama Ortiz, entre otras. Sin duda en el ambiente de aquellos años había la efervescencia de actividades feministas por la recién concluida Primera Conferencia Internacional de la Mujer que organizó la ONU en México (1975).
Dato curioso, en una reciente entrevista con Margarita Dalton me decía que en aquel entonces, la directora del Centro de Sociología, Regina Gibaja,  le preguntaba ¿Cómo saben ustedes que las mujeres quieren liberarse? ¿Cómo saben si quieren que las liberen?  Ellas no lo sabían, nadie lo sabía.
Al paso del tiempo, en 1977 las estudiantes y su maestra llamaron al grupo de estudios que iniciaron, Rosario Castellanos, para reconocer y honrar a la feminista, narradora y poeta, quien había fallecido en un lamentable accidente en Tel Aviv, Israel, un 9 de agosto de 1974.
Margarita Dalton, maestra y amiga de Guadalupe desde aquel año hasta la muerte de ésta, afirma que uno de los poemas que más les gustaba era Meditación en el umbral (Poesía no eres tú, 1972) de Rosario Castellanos:

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.

Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser. 
"

Poesía, que según el análisis hecho por Aralia López González (Narradoras Mexicanas: utopía creativa y acción. Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa y Colegio de México. Pp. 89. 1991.
http://www.revistas.unam.mx/index.php/rlm/article/view/26889), “Rosario Castellanos afirma la necesidad de un cambio, refiriéndose a la histórica y tradicional condición femenina, al mismo tiempo que cavila sobre sus posibles formas de realización. Poéticamente, y por ello concentradamente, corre por ese poema el deseo y la utopía, acerca del nacimiento de una nueva mujer: otro modo de ser humano y libre”.
¿No es acaso el feminismo una utopía? Una utopía que se consolidó en el Grupo de Estudios de la Mujer “Rosario Castellanos” que ahora está muy cerca de cumplir cuatro décadas de trabajo,  pero que inició como un pequeño grupo de mujeres que coincidían en la necesidad de mirar a las mujeres, el grupo que pasó de la reflexión entre amigas al pequeño grupo de feministas, al círculo de lectura, al foro que ofrecía el Centro Cultural Juan Rulfo y, visionariamente, entendieron que la forma más rápida de diseminar sus ideas era a través de un programa radiofónico en Radio Universidad que entonces se llamó el Foro de la Mujer, el primer programa feminista radiofónico en Oaxaca.
Al mismo tiempo, Guadalupe Musalem sigue preparándose, estudió una maestría en la Universidad de Greeley, Colorado, en Estados Unidos, que concluyó en 1986, y en 1990 realizó un diplomado en Estadísticas Públicas, en La Habana, Cuba.
Son estos caminos y esta misma dirección la que hacen el Yo feminista de Guadalupe Musalem Merhy, quien desde la academia y el activismo crea una conciencia crítica  sobre la condición social de las mujeres, le preocupa y la estudia, hace propuestas, habla sobre los temas que preocupan a las mujeres como la salud, la educación, el trabajo doméstico y las muchas formas de violencia hacia las mujeres, que entonces, hace apenas unas décadas carecían de instancias formales para su atención.
Además de su tesis de licenciatura, Musalem nos heredó un estudio denominado Mitos y Realidades de las Mujeres Huaves, que escribió junto con su maestra Margarita Dalton, este estudio –dice Dalton-  rescata, a través de las voces de las mujeres huaves y de su cotidianeidad, la condición en que se encuentran por una situación de género reflejada en las relaciones entre los sexos en esta cultura. “Es una aproximación a su mundo y a su visión en relación con su ser mujer y sus sentimientos”.
Guadalupe  como  activista y académica organizó varios foros sobre la mujer, como el Encuentro de Mujeres de Oaxaca en la década de los setenta, los cursos que de manera coordinada con la Casa de la Mujer, impartieron aquí especialistas de Wellesley College. Además de participar en la Cumbre Internacional sobre Desarrollo y Pobreza que se realizó en Oaxaca en   1993 , y la Cumbre Internacional de la Mujer, en El Cairo, Egipto en 1994   
En 1988, Guadalupe Musalem colaboró con Dalton en el Consejo  Estatal de Población  institución que creó  la Coordinadora Interinstitucional de Programas para las Mujeres  ahí conoció y trabajo con Clara Scherer, quien más tarde cuando fue  presidenta del DIF Oaxaca la invitó como asesora.
Su vida, sin duda alguna fue corta pero fructífera. Los seres humanos, como dice una popular frase, debemos sembrar un árbol, escribir un libro y tener un hijo en nuestro paso por esta tierra, simbólicamente esta activista, académica y feminista lo hizo todo: el árbol cuya sombra madura es hoy la Casa de la Mujer, el libro de las Mujeres Huaves y el de su vida, y sus hijas simbólicas son las más de cien jóvenes cuyas historias de vida fueron transformadas gracias al Fondo de Becas Guadalupe Musalem, que se creó, en homenaje a ella, después de su muerte. La idea del Fondo surge para recordar a una feminista generosa que soñaba con cambiar el mundo de las mujeres.  El Fondo es hoy una propuesta realizada gracias al sueño, a la utopía feminista que determina que la educación es el toque que lo cambia todo y que alguna vez promovió con alegría Guadalupe Musalem y sus compañeras en el Grupos de Estudios de la Mujer “Rosario Castellanos”.