Letras violeta
Culpable no, responsable
sí
Soledad JARQUÍN EDGAR
La cuenta regresiva ya comenzó. Los 365 días del “Año de
la no violencia contra las mujeres en Oaxaca”, como el gobernador Gabino Cué
denominó al 2012, se agotan, quedan poco más de 50 días que de nada han de
servir, el daño está hecho.
No es culpa de Cué, dirán algunas
veces, y hay acuerdo en ello. Cierto, Gabino Cué no tiene la culpa directa de
los asesinatos, desaparciones, de las diversas formas de violencia que todos
los días se perpetúa en el cuerpo de las mujeres, sin embargo, sobre los
hombros del “mandatario estatal” está la responsabilidad, el deber de responder
por el cumplimiento del derecho de las mujeres a “vivir libres de violencia”,
¿acaso no lo dictan así las leyes mexicanas y locales?
Es decir, su responsabilidad está
basada en vigilar el cumplimiento de los derechos humanos, en ejercitar lo que
prometió el 1 de diciembre de 2010 cuando tomó protesta: cumplir y hacer
cumplir las leyes y eso implica, por tanto, accionar políticas públicas,
destinar recursos, sensibilizar a servidores públicos, actuar sin dilación
alguna, tener lo que se llama ¡voluntad política! Pero de eso, nada.
Al tiempo que de uno en uno, los
asesinatos de mujeres alcanzan una grotesca cantidad, más de 160 en los meses
del actual gobierno del cambio, las reuniones de trabajo con las organizaciones
pro derechos de las mujeres, las cartas, las manifestaciones de indignación,
las cruces, las veladoras encendidas, los gritos de reclamo se han ido apagando
y con todo ello la desesperanza de las familias de las víctimas, que en lugar
de justicia se convierten en las víctimas de las instituciones que solapan y
fomentan la impunidad.
Así una a una caen, como se abren
una a una las otras heridas, las que sangran por la desaparición de la hija, la
hermana, la madre o la abuela. Por tener la “mala suerte de pararse en el sitio
equivocado, en el momento equivocado y donde, para colmo de males, no funcionan
los sistemas de seguridad, los ojos que vigilan y que tanto orgullo producen
entre algunos servidores públicos.
Asesinatos y desapariciones, dos
de las muchas expresiones de la violencia, que se borran de la tragedia
colectiva de tanto que se repiten, como ha pasado con la violencia sexual, con
la violencia familiar, la escolar, la laboral y todas las violencias que las
mujeres sufren ¿sabe por qué? Sí, tiene razón, por el simple hecho de ser
mujeres.
Gabino Cué no tiene la culpa pero
sí es el único responsable de que esta violencia se incremente porque no
acciona ni políticas públicas ni recursos para reducir la violencia, amén,
claro está de lo que sucede en la Cámara de Diputados, donde como dice el lugar
común: duermen el sueño de los justos y justas, sobre una almohada de papeles
donde alguien escribió (con deficiencias notables) las leyes que dicen servirán
para que las mujeres vivan una vida libre de violencia…¡sí, como no!
Culpables no, responsables sí de
todas y cada una de las vidas que se pierden, las agresiones que se cometen
contra las oaxaqueñas y el resto de las mujeres que viven en territorio
oaxaqueño.
El año de la no violencia contra
las mujeres es una leyeda, una promesa que no se cumplió, un golpe mediático
que llamaba a la suerte, la pose y la fotografía, una muestra de hasta dónde
puede llegar el cinismo de la clase política oaxaqueña, ocupada desde ahora en
los votos del 2013.
Una lástima.