Por Sara LOVERA
Desde hace algunos años grupos de mujeres, organismos internacionales y diversas agencias han realizado suficiente investigación para fundamentar cómo opera la trata de personas en México. Con frecuencia se sabe de dos cuestiones trascendentes: la trata con fines de explotación sexual y para obligar a las personas a trabajos forzados.
Por ello resulta indignante que ahora se hable de que en Ciudad Juárez detuvieron el último sábado a mil 300 personas relacionadas con ambos delitos.
Recuerdo perfectamente que en el 2000, durante la conferencia de Naciones Unidas llamada Pekín más 15, se entregaron informes de cuánto beneficia en dólares la trata de personas, especialmente de mujeres de diversas edades con fines de prostitución.
Entonces se pudo precisar que la frontera de México con Estados Unidos, era una zona de intenso tráfico y se habló de cómo llegaron a lugares como Monterrey, Nuevo León, mujeres de la antigua zona “socialista” de Europa Central o cómo es que durante decenios no cesó este tráfico de América Latina a Europa.
El problema está perfectamente estudiado. Los policías internacionales, la FBI, Scotland Yard y otras, conocen el trasiego, la forma como se captura, traslada, explota, vende y todo lo que puede definirse como el peor de los comercios: el de seres humanos, especialmente de mujeres, niños y niñas.
Ahora resulta, para nublar a los consumidores de noticias, que de pronto la Policía Federal Preventiva (PFP) descubre este problema y se presume, aunque es importante, que se ha logrado rescatar 20 jovencitas menores de edad que estaban ya listas para ser explotadas.
En el operativo participaron agentes de la PFP y de la Fiscalía de Chihuahua, 15 años después de la desaparición de mujeres y del asesinato de cientos de ellas en Ciudad Juárez, donde la denuncia y la demostración del tamaño del fenómeno ha sido una constantes.
Claro, hay que decir que fueron rescatadas 20 mujeres menores de edad obligadas a trabajar en bares y hoteles de la zona. Lo sabemos. La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, luego de una investigación certera, advirtió a las autoridades de una mafia que funciona en los estados de Puebla y Tlaxcala, y se veía a las jovencitas en la vieja zona de la Merced, en el primer cuadro de la ciudad.
Lo mismo se ha dicho he insistido, se hicieron las denuncias, como la de Lidya Cacho en Quintana Roo del tráfico de niñas y niños menores; Teresa Ulloa, Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATW-LAC), ha mostrado hasta el cansancio cómo operan las mafias en todo el país, tiene casos sustantivos y sustanciados, sin embargo, las autoridades una y otra vez hacen casi nada o nada.
Por lo visto todo es Juárez. La nota es clara. Ahora sabemos que existe un mecanismo llamado Alba y un operativo que forma parte de la Alerta Amber, que no es de México, sino parte de un programa que se inició en Estados Unidos y se ha extendido a varias naciones, entre ellas nuestro país, involucra a organizaciones sociales, ciudadanos y autoridades en la búsqueda de niñas y niños robados o reportados como desaparecidos.
Nos informan que está en desarrollo el Programa Nacional Alerta Amber, en coordinación con efectivos de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, 15 años después se trasladaron a las inmediaciones de las calles de Carranza, La Paz, Miguel Ahumada, Globo, Grijalva, Francisco Javier Mina, Noche Triste y Rafael Velarde, de la colonia Centro, de Ciudad Juárez, y revisaron 24 bares, tres hoteles y dos casas de huéspedes.
“Como resultado de estas acciones fueron rescatadas 20 menores de edad del sexo femenino. Además, fueron asegurados 500 hombres y 530 mujeres presuntamente vinculados a los delitos de trata de personas y explotación sexual”, ¿a quién engañan? Tardaron década y media. Es una burla. No sabemos si esta es una realidad, es decir si realmente existe el programa que jamás conocimos.
Mientras de Adriana Morlett, desaparecida hace más de un año nada se ha querido hacer, a pesar de sospechas fundadas de que se encuentra probablemente en Venezuela. Todo ha sido una respuesta burocrática. Adriana Morlett despareció luego de tomar un taxi. Las investigaciones civiles, de personas y familiares, se han encontrado con una nueva mafia. No obstante hasta el momento ella sigue desaparecida, como tantas otras muchachas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) documentó en marzo de este año que existen más o menos cinco mil jóvenes en estas circunstancias.
A pesar de que quisiéramos creerle a las autoridades, lo cierto es que este famoso programa y alerta parece formar parte de las presiones de los Estados Unidos sobre México, en virtud del crecimiento inopinado de las mafias y el crimen organizado, que seguramente éste, el de la trata, forma parte de los intereses económicos de los mismos intereses de grupos de poder.
Me pregunto ¿por qué hasta ahora y con tanto aspaviento? Necesitamos que nos respondan por Adriana Morlett, por otras jóvenes, por niños y niñas cuya lista y búsqueda parece interminable. La autoridad tendría que explicarnos cómo y en qué forma está trabajando la Fiscalía Especializada en Trata y delitos contra las Mujeres (FEVINTRA), que parece un elefante blanco con muy pocos resultados.
Según la información del operativo en Ciudad Juárez este fin de semana, los detenidos fueron trasladados a las instalaciones de la Fiscalía de Chihuahua para continuar “con las investigaciones y realizar el cruce de información con Plataforma México para conocer si alguno de los presentados cuenta con antecedentes penales y mandamientos ministeriales o judiciales vigentes”, dijo a los reporteros la Policía Federal.
Lo que sí se hizo fue una movilización espectacular, si se lee la información: “El operativo denominado Alba duró nueve horas, y en él participaron cientos de elementos de las policías federal y estatal en el centro de Ciudad Juárez en busca de mujeres jóvenes desaparecidas en el sector. En esta acción no colaboró la policía municipal.
“Con vehículos y oficiales, personal de fuerzas federales sitiaron más de 15 cuadras del centro. Colocaron patrullas y no permitieron el tránsito de autos o peatones, en tanto que los agentes ministeriales del estado recorrieron e inspeccionaron bares, centros nocturnos, hoteles y edificios abandonados.”
No me puedo imaginar el escenario. No puedo admitir que se use propaganda sobre un problema en el que se ha insistido, como decía, de un fenómeno estudiado y con evidentes coordenadas para la investigación, en fin que se trata ahora mismo de una nueva mascarada del gobierno de Felipe Calderón, que no logra convencernos de nada y nunca se sabe qué es realmente lo que sucede y en dónde.
saralovera@yahoo.com.mx