Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, 18 diciembre 2016.- En los delitos contra las mujeres lo que más se necesita es justicia.
Ana Guevara es hoy la punta del iceberg de la visibilidad de la violencia machista contra las mujeres.
No es para menos. Ana Guevara representa mucho para este país. Es una excampeona olímpica y gloria deportiva mexicana. Hoy es Senadora por el PT.
A pesar de todo, la sonorense sufrió un violento ataque hace justamente ocho días. Cuatro machos la golpearon porque ella intentó meterse en su carril cuando viajaba en su moto desde el Estado de México hacia la Ciudad del mismo nombre. Fracturas múltiples en la cara y golpes en el cuerpo. Insultos y acciones que la pusieron en peligro de muerte.
Pero detrás de Ana Guevara hay miles y miles de mujeres sin nombre, casi anónimas que viven esa violencia todos los días, a cada segundo, algunas en mayor o menor medida pero la violencia es por la misma razón: hacer patente la desvalorización de las mujeres; algunas -que no son pocas- no viven para contarla y cada día son más en esa situación: siete por día.
Las sobrevivientes, como Ana Guevara, tienen que enfrentar -por si fuera poco- la siguiente etapa: la violencia institucional, que como ha reconocido el Secretario Miguel Ángel Osorio Chong, sufre el gran atorón en las instituciones de procuración de justicia y claro, después, en las de impartición de justicia. Y digo que lo ha reconocido porque eso ya lo sabíamos, se había dicho y explicado cientos de miles de veces, desde las mujeres, es como estar frente a un muro de lamentaciones, en eso se convierte la falta de justicia para los crímenes de misoginia contra las mujeres: la violencia feminicida y él feminicidio.
Así que, detrás de la Senadora tenemos a miles... Ahí está el caso de la madre e hija asesinadas en la Villa de Zaachila, Oaxaca, esta semana. El autor fue el hijo y hermano de ambas mujeres. La madre había solicitado al presidente y al síndico de esa población -en varias ocasiones- que interviniera pues la conducta violenta de su hijo -y posterior asesino- era de cuidado. Esta semana el presentimiento de la madre se hizo realidad y no vive para contarlo. Es ahí donde hay que apretar las tuercas, el presidente municipal, que ya se va, Racial Vale López y el síndico Luis García Peralta, tendrán que ser llamados a cuentas por tan grave omisión y negligencia. Eso no puede quedar impune también tienen responsabilidad.
Maestro pedófilo
Otro caso grave también. Indignarte, sobretodo.
Hay una denuncia que se canaliza a las autoridades correspondiente en contra de un maestro pedófilo de la Casa de la Cultura de Tlaxiaco, el delincuente se llama Alejandro Zamora. Este macho acosa a sus estudiantes con proposiciones como "llenarte el cuerpo a besos"..."pues sí te voy a secuestrar. Vales mucho la pena", dice el "maestro" a su alumna a quién le lleva mas de 16 años.
Por fortuna hoy es público el caso. Alejandro Zamora tendrá que responder ¿A cuántas niñas ha hostigado y acosado y en cuántos casos más esa violencia escaló al grado de violación sexual? Los tres -acoso, hostigamiento y violación- delitos que se pagan con cárcel.
Y está justicia no puede esperar ni trámites ni nada. Y claro habrá quien se atreva a decir que ella o ellas sucumben frente al maestro. Sí, claro, no es para menos, son miles de años de cultura de subordinación, dónde ellas, además, están en posición de desventaja. Incluso, algunas ni siquiera imaginan que tan peligroso pueda resultar su maestro, el hombre que por primera vez les baja el cielo y las estrellas. ¿Acaso no es verdad que así educamos? Entonces no pueden advertir nada. Frente a la desvalorización "el amor" del maestro es su puerta de salida. Ellas no lo saben pero el, sí.
Ana Guevara merece justicia, sí por todas las mujeres. Si hay impunidad el mensaje es peligroso para todas las mujeres, cómo las que fueron asesinadas en Zaachila donde está visto hay más de un responsable. Y las niñas de la Casa de la Cultura de Tlaxiaco deben saber desde hoy que el estado realmente las respalda, qué Osorio Chong no miente y que Alejandro Murat no sé equivocó en sus nombramientos y que justicia habrá.
Peo hay más muchos casos más como el "suicidio" (también está semanas) de una mujer en la ciudad de Oaxaca que vivió reiterados episodios de violencia machista a manos de su "amorosa pareja", un macho suelto sobre el asfalto, de esos de películas de antaño que quisiéramos borrar de la filmografía mexicana por su contribución a la violencia contra las mujeres.
Si Miguel Ángel Osorio Chong está verdaderamente convencido de que en México ya es intolerable la violencia contra las mujeres que lo demuestre y si como dicen estamos frente a una emergencia nacional que respondan.
Y los misóginos de la semana, el gobernador de Hidalgo, el tristemente célebre Omar Fayad Meneses, y el director de la Policía Municipal de Comitán, Chispas, Narde Adalberto Sánchez Archila. Dos más a la lista de la misoginia pública y política de México.
El primero olvidó que las mujeres tienen derechos sexuales y reproductivos y con un lenguaje sexista las regañó, y les pidió que duerman con ropa para que no tengan tantos chamacos. Ese pobre gobernador tan ignorante pero sobre todo tan patriarcal, él si puede tener los hijos que se le dé la gana, porque no es ni indígena ni pobre. Es un señor, es un gobernador que puede decir esa clase de sandeces.
El otro declara de manera bruta, como cavernícola del siglo XXI que ellas quieren ser violadas. Simplemente inadmisible.
La pregunta es estos servidores públicos se suman a la lista negra de la misoginia con poder o estos señores se disculparán al meros.
Lo cierto es que mientras nadie se disculpe y nadie pise prisión por ejercer cualquier tipo de violencia machista, la impunidad seguirá en la punta y desde aquí seguiremos contando la desgracia.
@jarquinedgar