jueves, 12 de marzo de 2015

¿Yo Feminista? Anel Flores Cruz: feminista hasta que el mundo cambie



¿Yo Feminista?
Anel Flores Cruz: feminista hasta que el mundo cambie
* Espero que algún día, todas las mujeres, podamos disfrutar de la mitad del cielo y la mitad de la tierra

Soledad JARQUÍN EDGAR
Nació en la década de los ochenta en Tehuantepec. Dice que será feminista hasta que el mundo cambie o hasta su último suspiro.
Su rostro define a una niña de blanca sonrisa. Cuando habla es certera, muy segura. Se formó en el feminismo muy pronto y así, explica, asoció el feminismo con el sentido de justicia, porque creo que la humanidad sigue en deuda con las mujeres y porque me siento con la responsabilidad de corresponder a las mujeres que han marcado mi vida: mis abuelas, mi madre, mi hermana, mi cuñada, mis sobrinas, mis primas, mis amigas…
También soy feminista porque el feminismo me ha dado herramientas para traducir algunos “malestares femeninos”, los propios y los de otras mujeres.
Como muchas otras jóvenes de su generación sus padres son profesionistas. Él, Maximino Flores es profesor de Matemáticas. Ella, Teresa Cruz, profesora de Pedagogía. El esfuerzo de su papá y su mamá es uno de los más grandes orgullos de Anel Flores Cruz. Desde muy pequeños y debido a las carencias familiares estudiaron en internados rurales, padeciendo la lejanía, extrañando a la familia y sin ningún recurso extra que no fuera el necesario y a veces sin eso. “De ellos aprendí que el derecho a la educación tiene que ser prioritario”.
Anel pertenece a una nueva generación de feministas, pero lleva al menos tres lustros, un poco menos de la mitad de su vida, preparándose para ello, es una lectora voraz y una admiradora de sus ancestras. Así es como esta filosofía es una actitud ante la vida:
La primera vez que encontré una definición de feminismo fue cuando yo estaba por concluir la universidad, hace 13 años, el Internet de ese entonces era demasiado lento, pero recuerdo que cuando leí sobre feminismo me emocioné mucho, porque había estado trabajando con unas compañeras un proyecto en el parque industrial de Magdalena Apasco, Etla, y me di cuenta que lo que aparentemente era un problema de comunicación interna (como nos habían dicho), en realidad se trataba de un problema de discriminación en diferentes niveles: la rotación de personal no se debía a una mala comunicación, se debía a que las obreras trabajan en pésimas circunstancias, eran acosadas sexualmente, las condiciones de infraestructura eran inadecuadas para su salud, ganaban una miseria como sueldo y, además, eran menores de edad. Todo lo que vi me pareció indignante y el feminismo en ese momento me ayudo a quitarme el velo.
El segundo momento en el que escuché sobre feminismo fue decisivo, yo trabajaba entonces en el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (en 2003), tomaba un diplomado de Investigación con perspectiva de género y una de las maestras fue Marcela Lagarde. Cuando la escuché por primera vez sentí que todo lo que decía me checaba, ella usaba el lenguaje que yo quería usar para explicar tantas cosas que hacían que el mundo me pareciera una farsa. Después de la primera clase no dormí de lo emocionada que estaba. 
Abre sus grandes ojos negros, efectivamente la emoción sigue en su piel.
El feminismo y sus categorías me emocionaron mucho, entonces decidí que quería estudiar una maestría en la UAM que se llama Estudios de las Mujeres, pero no logré entrar, no obstante decidí quedarme a vivir en el Distrito Federal por dos años. En ese tiempo, mientras buscaba trabajo, me hice el hábito de ir a leer libros sobre feminismo y género en la Biblioteca Central de la UNAM, iba los días que podía por la mañana, leía por un rato y luego me iba a comer unos tacos de canasta a la Facultad de Filosofía.
En ese entonces conocí El segundo sexo de Simone de Beauvoir y algunos textos de Graciela Hierro y Rosario Castellanos. Dos años después me regresé a vivir a Oaxaca, y continué estudiando en diversos diplomados organizados por el IMO. El más reciente que tomé fue organizado el de Estudios de las Mujeres, Género, Feminismo y Descolonización por la UABJO, en donde conocí a muchas mujeres muy chidas.
Considero que me falta mucho, el feminismo se tiene que aprender y aprehender todo el tiempo, porque —como dice Patricia Castañeda– ninguna mujer nace siendo feminista, el feminismo exige conocimientos sólidos. Y también estoy segura que el feminismo se comprende en la cotidianidad todos los días, se aprende de las feministas de mucha trayectoria y de las que apenas se descubren, se aprende de las activistas, de las que hacen política, de las académicas, de las periodistas y de las que deciden vivir el feminismo solo para transformar su vida.
En lo personal y luego en lo profesional el feminismo tiene marcas para tu vida y tu trabajo. ¿Has dejado de hacer cosas por ser feminista, cuáles?
Sí he dejado de hacer cosas a partir de conocer el feminismo, pero ninguna me ha pesado, porque de todas maneras no me sentía cómoda haciéndolas. Dejé de ser católica y suspendí mi creencia por cualquier religión porque tengo muy claro que no puedo empatar y conciliar lo que ahora pienso con ningún dogma religioso, por ejemplo. También el feminismo me ha llevado a concluir, entre otras cosas, que el amor no tiene porqué ser legitimado por alguna iglesia o por el Estado, las posibilidades de amar son muchas.
Pero también te ha hecho encontrar otras, diferentes tal vez a las que ven muchas mujeres de tu generación.
Claro, el feminismo me ha dado la posibilidad de dimensionar el mundo desde sus diferentes matices, he conocido a muchas mujeres que andan igual que yo por la vida “haciéndola de pedo” ­—como nos dicen— y construyendo desde sus espacios, y eso me encanta, me reconforta saber que muchas toman el feminismo como una posición política, reflexiva y ética, que se asumen como feminista sin necesidad de recurrir a algún eufemismo para edulcorarlo, reivindican el movimiento y eso está muy chido.
Otra de los aportes del feminismo que agradezco es la posibilidad que me da para relacionarme de manera distinta con las mujeres, con las que son y no son feministas, de pronto una se tiene que crear sus pequeñas burbujas para poder tener una vida equilibrada y mentalmente sana, porque ser feminista en esta sociedad patriarcal se torna muy difícil. Esto no significa que debamos aislarnos de la sociedad, al contrario, debemos estar en metidas en ella e interactuar, porque las ideas de libertad, autonomía, igualdad, equidad, tiene que hacerse común en todos los espacios posibles, tiene que ser así mientras no podamos mudarnos a otro planeta.
El feminismo también me ha brindado herramientas en el aspecto profesional, soy comunicadora feminista siempre que puedo, me gusta escribir sobre el tema, y me gusta más que la gente lea lo que escribo porque quiero seguir haciéndolo.
Feminista académica o activista
Yo no me formé como feminista desde el activismo social como muchas feministas de Oaxaca, me hubiera gustado, pero mis circunstancias fueron otras y también agradezco que se haya dado de esa manera. Aunque también —cabe señalar— el concepto de “activismo” no solo se refiere a la protesta o manifestación en la vía pública, es también  sinónimo de militancia a favor de una causa, así que de alguna manera he sido activista.
Al final, creo, no hay una manera única de volverse feminista, ni tampoco una que sea más genuina que otra, todas las mujeres tienen el derecho de llamarse feminista cuando lo consideren necesario, es como quien se define como “poeta”, puede no tener sentimiento estético al escribir y desconocer las normas literarias de composición, pero esa persona cree que lo es y en ese sentido pueden suceder dos cosas: que la gente le crea, o que la gente se dé cuenta que es un poeta chafa que no proyecta nada. Así sucede con quien se autodefine como feminista sin saber lo que representa el feminismo, es una mentira que no se puede sostener por mucho tiempo si no demuestras con los hechos que realmente quieres la autonomía de las mujeres en condiciones igualitarias.
¿Trabajas con algún grupo de mujeres?
Actualmente soy integrante  a la red de Mujeres Tejiendo Saberes (Mutesa), es una red que apenas está consolidándose; también formo parte del colectivo que festeja ya su primer año de existencia: Círculo de lectura Por nosotras mismas.
Hace algunos años, junto con otras compañeras, fundamos Educar sin Violencia A.C. una asociación que por el momento tenemos suspendida, pero en ella trabajamos proyectos de investigación con perspectiva de género en algunas comunidades del Estado y diseñamos e impartimos cursos sobre coeducación a profesoras y profesores de Oaxaca.
El feminismo podrían pensar algunas personas es un asunto trasnochado, tú eres muy joven, por qué militar dentro del feminismo y qué le responderías a quienes piensan que ya no es necesario el feminismo.
Todos los días encuentro razones para militar en el feminismo, porque todos los días veo en el periódico que una mujer fue asesinada o que fue secuestrada o que fue violentada o las tres cosas. Quienes piensan que el feminismo no es necesario es porque desconocen que uno de los principales problemas en México es que las mujeres mueren constantemente asesinadas a manos de su pareja, ex pareja o de un hombre que considera que tiene el derecho de quitarle la vida a una mujer. También hay hombres que dicen que el feminismo no es necesario, pero creo que es porque temen perder sus privilegios.
Qué piensas de las feministas de la generación anterior a la tuya. Qué les dejaron a deber a las jóvenes como tú.
Pienso que todas las feministas dejan un legado, tal vez no sea muy visible, pero al menos en el imaginario de las personas que le rodean ya fueron o son un factor de cambio, ya despertaron dudas y ya mostraron una alternativa de vida distinta a la tradicional. Es innegable que muchas feministas en Oaxaca han abierto camino, no nos deben nada, la deuda no es de las feministas, la deuda es de la sociedad que estructuralmente está encabezada por los hombres.
A partir del año 2000 se institucionalizaron algunas instancias para el avance de las mujeres. ¿Cuáles crees que han sido sus alcances, si los han tenido, si han servido de algo, nos equivocamos al pedir este tipo de instituciones?
La creación de instancias de las mujeres en México a partir del año 2000 obedece a los acuerdos y pactos internacionales en los que se pide a los Estados y gobiernos que se involucren y asuman su responsabilidad en los temas de discriminación contra las mujeres, igualdad, y ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Si bien no se han medido, hasta la fecha,  los alcances y  efectos reales de las instancias―porque supongo que son muy costosos y porque no hay interés– considero que, más allá de las contradicciones de un sistema burocrático, sí ha habido un avance en el fortalecimiento institucional, porque ahora los gobiernos cuentan con instancias especializadas en el tema. En el ámbito de las leyes también ha habido un avance, pero nos sigue faltando mucho.
Le llaman burocracia del género a quienes trabajan en esas instituciones, tú que piensas?
Creo que a cualquier persona que trabaje en la administración pública se le puede llamar burócrata, porque es la manera en la que están organizadas las acciones gubernamentales en el país, y evidentemente tiene en algún momento que cambiar. Supongo que “burócrata de género” es un término peyorativo que se utiliza para señalar algunas acciones de las personas que trabajan en las instancias de las mujeres. Pienso que muchas de las cosas criticables en alguno de estos espacios se asocian con la falta de profesionalización del tema por parte de quienes la encabezan, porque por ignorancia se toman decisiones que no tienen enfoque de género y por tanto no están encaminadas a superar las brechas de desigualdad, y a eso se puede sumar la falta de interés de los gobernantes, de sus funcionarias y funcionarios para trabajar de manera conjunta y la ausencia de transparencia en la utilización de los recursos. También creo que la decepción para muchas feministas es porque se esperaba la consolidación de un feminismo institucional en México en la creación de las instancias, y bueno, esto no es una realidad en el país, dentro de estas dependencias hay feministas, no feministas y hasta detractoras.
¿Qué nos falta por hacer a las mujeres para lograr el reconocimiento sustantivo de los derechos humanos?
Creo que nos falta ponernos de acuerdo. Primero en reconocer que el sujeto del feminismo siguen siendo las mujeres, porque la libertad de las mujeres no está planetariamente conseguida, “en muchos sitios de este planeta nacer mujer es estar condenada al infierno”, como dice Amelia Valcárcel. El feminismo sigue siendo un movimiento que busca las libertades mínimas de las mujeres: que no te maten, que no te violen, que no te vendan, que no te dejen decidir tu maternidad, que te metan a la cárcel por abortar, etc. Y a partir de este reconocimiento establecer una agenda de mínimos en la que cada una desde sus espacios y desde sus oportunidades aporte al la concreción de estos derechos elementales. No es una tarea fácil y creo que de alguna manera ya está sucediendo.
¿Cuáles son tus preocupaciones más constantes como feminista?
Me preocupa que cada vez hay maneras más sutiles de violencia contra las mujeres. Me preocupa que las nuevas generaciones crezcan con la idea de que viven en condiciones igualitarias y toman el feminismo como un tema anacrónico. Me preocupa también que bajo la corrección política, el feminismo se utilice con oportunismo. Me preocupa que muchas de las violencias contra las mujeres se oculten en las ideas neoliberales globalizadas y globalizantes, pero también me preocupa que la violencia se justifique con la tradición y con valores indígenas idílicos.
Tu opinión sobre la violencia feminicida, el aborto, la educación y los medios de comunicación.
La violencia feminicida es el resultado de la cultura misógina, pero también resulta de un Estado que no garantiza los derechos y seguridad a las mujeres.
Creo que mientras no se despenalice el aborto en México, seguirá habiendo miles de mujeres que mueren por abortos mal practicados (la mayoría pobres), mujeres encarceladas por tomar esa decisión, mujeres frustradas que no quería ser madres, hijas e hijos no deseados, y seguiremos siendo ciudadanas de segunda, porque el derecho a decidir sobre el cuerpo es un derecho que no tendría por qué discutirse. Pero, como dice Martha Lamas, “las y los legisladores no promueven el aborto porque no tiene ningún costo, saben que van a estar tres años, que los compran y que se van”.
Respecto a la educación, creo que también hay mucho que hacer, aunque aparentemente tenemos derecho al acceso, todavía se sigue habiendo una educación diferenciada en detrimento de las mujeres, y esto lo podemos ver en muchos niveles, desde la currícula escolar hasta en los uniformes. Los contenidos, el lenguaje, el currículo oculto del profesorado, etc.
Los medios de comunicación también tendrían que entrarle al tema, hay mucho qué hacer por capacitar a reporteras, reporteros editoras y editores para evitar el sexismo y el androcentrismo.
Qué esperas que suceda en el futuro con las mujeres, con el feminismo. A qué le tiras como mexicana feminista
Espero que la calidad de las mujeres mexicanas mejore, espero que cada vez haya más mujeres feministas y hombres comprometidos honestamente con el respeto de los derechos de las mujeres. Espero que algún día, todas las mujeres, podamos disfrutar de la mitad del cielo y la mitad de la tierra.   
Este es un año electoral ¿nos hacen falta gobiernos de mujeres o crees que sería lo mismo?
No sé si serían iguales las mujeres gobernando, pero creo tenemos derecho a estar representadas políticamente, a tener gobernadoras y presidentas. También creo que las mujeres que están en el poder tendrían que comprometerse con las mujeres que representan, y lo más ético para corresponder tendría que ser desde el feminismo, porque están ahí gracias a este movimiento. Me preocupa que varias desconocen el tema y no buscan capacitarse, en vez de hacerlo invierten en seguir sosteniendo los intereses de los partidos políticos, todos patriarcales.