Mujeres y
Política
Valemadrismo,
pago de cuotas y género
Soledad JARQUÍN EDGAR
Una acelerada descomposición vive Oaxaca que en nada o casi nada
alteran la vida de quienes son responsables de la seguridad y de impartir
justicia, en específico de las mujeres. El recuento hemerográfico ciudadano
señala que son 12 los asesinatos de mujeres en este 2014, con lo que suman 265
en los poco más de tres años de la administración que encabeza Gabino Cué
Monteagudo, un promedio de 79 feminicidios por año.
La violencia contra las mujeres, fenómeno que tiene cimientos
profundos en el machismo, en todas las estructuras que ha construido, que las
mantiene en una condición de subordinación, camina de la mano de la omisión e
incluso del permiso que existe por parte de las autoridades obligadas a
proteger la vida de las personas.
Así que en tanto unos se preocupan por la imagen pública y sostienen
con alfileres la airada afirmación de que esta es una entidad confiable y
segura, los resultados los contradicen. Negar la realidad a pesar de los hechos
concretos y reales.
A pesar de la gravedad del problema, nada parece suceder, nadie parece
estremecerse y cuando digo nadie me refiero a las autoridades.
¿Por qué razones la ciudadanía o las organizaciones feministas
empezaron a llevar el recuento de mujeres asesinadas? Porque este fenómeno
tenía que ser reflejado en su dimensión exacta, fuera de la cotidianidad que
todo lo explica desde la falsa e irracional creencia de la supuesta minusvalía
de las mujeres que dio a los hombres poder sobre ellas.
Por tanto, existe una clara diferencia entre la violencia entre
hombres, que es grave y peligrosa, y la violencia que los hombres ejercen
contra las mujeres donde los componentes cambian al considerar que ellas tienen
menos valor y que por tanto sus cuerpos y sus vidas pueden ser destrozadas. Son
estos asesinatos los que nos muestran el lado más oscuro y profundo de la
desigualdad en que las sociedades de todos los tiempos se han desarrollado,
dando a las mujeres un lugar diferente, distinto, disminuido ante los hombres.
Sin embargo, esta explicación está por cumplir 10 años en México,
desde que se realizó en el país una investigación sobre el feminicidio a raíz
de lo que estaba pasando en Ciudad Juárez, ubicada a cientos de kilómetros de
las ciudades como Oaxaca. Pero se demostró que no era un fenómeno exclusivo y
grave en aquella ciudad de la frontera del país, sino que estaba presente en
todo México y Oaxaca no era y no es la excepción.
Un trabajo hormiga o si la quieren llamar una “investigación japonesa”
realizada por las organizaciones y periodistas señalan que en el sexenio de
José Murat se reportaron en la prensa 429 feminicidios, 71.5 por año; con
Ulises Ruiz la cifra macabra fue de 311, 51 por año; y en la actualidad, como
ya dijimos, alcanza a 265 casos, 78 por año. La suma de estos 15 años es de mil
cinco mujeres que perdieron la vida a manos de hombres, principalmente.
¿Cuál sería el “pecado” del actual gobernador de Oaxaca? Sin duda no
tomar en serio lo que está pasando, cuyas cifras y tendencia demuestran que podría
llegar a superar a sus odiados antecesores, únicos responsables de que hoy
gobierne. Y es que no se trata de inventar más organismos como el Centro de
Justicia para Mujeres que costó la nada despreciable cantidad de 14.1 millones
de pesos; o realizar costosos diplomados para los funcionarios donde empiezan
50 y acaban diez, y lo cierto es que la enseñanza no llega nunca a quienes
toman decisiones; crear unidades de género para engrosar la burocracia del
entretenimiento; inventar la comisión de derechos humanos del poder ejecutivo,
o sostener en el cargo a quien ya no responde a ningún interés excepto la egolatría
en materia de justicia…
Peor aún. Gabino Cué, el responsable del bienestar de la población
oaxaqueña, lo que por cierto también incluye a las mujeres, tiene además al
enemigo en casa, pero parece no alterarse ni darse cuenta de lo que la
ciudadanía ya sabe: la mala y hasta pésima relación entre las titulares del
Centro de Justicia para Mujeres, Jasibe Valencia de los Santos y la
subprocuradora de Delitos contra la Mujer por Razón de Género, Ileana Hernández
Gómez. Mala relación que tiene consecuencias graves sobre la vida y la libertad
de las mujeres de Oaxaca, porque tal parece que en lugar de caminar en un mismo
sentido, ambas buscan atropellarse y hacer mala propaganda una de la otra, ¿a
costa de qué? de las mujeres víctimas de violencia de género ya que resultan
incapaces de realizar investigaciones certeras y en su caso órdenes de
aprehensión contra los victimarios, situación que puede llevar meses, o nunca
ocurrir.
Esta circunstancia confirma que Gabino Cué sigue respondiendo hoy por
hoy, y a pesar de los pésimos resultados, a los acuerdos tomados entre los
grupos políticos a los que se les paga con cargos en la administración pública,
diputaciones y negocios, tal es el caso de Valencia, que pasó de la justicia
restaurativa donde se especializó en “conciliar” delitos atroces de violencia
de genero, al Centro de Justicia para Mujeres.
Pero si el PAN-PRD-PT y Convergencia pueden aliarse y hacer del
gobierno un tubo de ensayo, con un líquido espeso que no fluye por ningún lado,
pero que sirven de manera específica para combatir al enemigo público número
uno, es decir el PRI, ninguno de estos partidos políticos de “derecha-izquierda”
tiene empacho en hacer “alianzas” con el tricolor.
El efecto de esos moles siempre golpea a las mujeres y como el mal
ejemplo cunde, los partidos chiquitos pero picosos también juegan a compartir
el pastel con el PRI, como sucede hoy en el gobierno de la ciudad de Oaxaca,
donde tal parece Javier Villacaña está destinado a repetir la historia de estas
fórmulas que no sirven para nada excepto que para torpedearse en casa, solo que
él no tiene seis años para realizar el experimento político, sino sólo tres
años, y dadas sus aspiraciones tendrá que empezar a mirar el futuro con otros
ojos, más allá de su visión de “líder de colonias” como fue calificado esta
semana en una televisora.
Pues sí también en el municipio se repartieron el pastel. Así que
Villacaña cedió los espacios según su importancia y como el Instituto Municipal
de la Mujer es algo que lo tiene sin cuidado se lo regaló a ese partido
chiquito que tuvo como candidato hoy diputado federal a un dirigente de
mercados, aspirante a grillo mayor, y de cuyo nombre no quiero acordarme. Así
que ya salió el peine, ya se sabe de dónde salió la titular del Instituto
Municipal de la Mujer, Eva Patricia Bravo Espinosa, es de esas cuotas que ahora
tiene que pagar Villacaña a costa del avance de las mujeres.
Y así es como llegó y corrió a todo el personal que ahí laboraba para
“acomodar” al nuevo personal, todos varones, por cierto. Uno de ellos ex porro
universitario y otro, dicen las malas lenguas, policía o militar.
Hechos como los que suceden en el gobierno municipal como en el
gobierno estatal, permiten a la ciudadanía explicarnos por qué tenemos los
resultados en violencia feminicida y feminicidio que hoy tenemos.
La simple ecuación del valemadrismo y la egolatría de los señores del
poder, tienen hoy a las oaxaqueñas en una posición de inseguridad, ahondando las injusticias y
profundizando la corrupción.
En muy pocos días, otra vez como hace más de cien año, las mujeres del
mundo conmemoraremos el Día Internacional de la Mujer, del cual se “colgarán”
los gobernantes. Ya los leo, ya los oigo, lanzando loas y haciendo promesas que
no cumplirán. Lo sinvergüenza y el cinismo es el tono político de nuestros
días.
@jarquinedgar