Mujeres y Política
La quinta parte
A la memoria rota de 890 mujeres
Soledad JARQUÍN EDGAR
El miedo de todo escritor o
escritora es repetirse, por fortuna no soy escritora y como periodista diría
que lo más importante es no quitar el dedo del renglón si el problema no se
resuelve, si detrás de un fenómeno hay inacción provocando impunidad o por el
contrario hay acciones que provocan corrupción, o si los tomadores de
decisiones que pueden y están obligados a mejorar las condiciones sociales de las mujeres no lo hacen, es
decir, si el sistema falla, pienso que debemos insistir, si fuera necesario
todos los días.
Cada 25 de noviembre, fecha
emblemática para honrar la memoria de las tres heroínas dominicanas asesinadas
en 1960 por la dictadura trujillista: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal
Reyes y para visibilizar la violencia contra las mujeres por razones de género
en el mundo, ponemos sobre la balanza lo hecho y lo nunca realizado para
erradicar la violencia contra las mujeres, en específico por las autoridades, a
pesar de las dimensiones del fenómeno social, que llevan este 25 de noviembre a
considerar como una crisis la situación y a proponer “la atención prioritaria
de los países líderes del mundo”, como demanda Michelle Bachelet, directora
ejecutiva de ONU Mujeres, en su mensaje conmemorativo.
Demostrable es que falta mucho
por hacer para erradicar la violencia de la vida de las mujeres. Las cifras son
atroces. Cifras oficiales, estadísticas obtenidas de encuestas o de estudios
realizados con rigor científico revelan el daño profundo de la violencia contra
las mujeres: siete de cada 10 mujeres, en algunos países (entre ellos el
nuestro), han sufrido alguna vez en su vida al menos un acto de violencia.
La Encuesta Nacional sobre la
Dinámica de las Relaciones en los Hogares (2011) apunta que el 64% de las encuestadas reveló que en su
relación matrimonial fueron agredidas de diferentes formas, incluso, dos de
cada 10 dijo haber sido abusada sexualmente por su pareja o esposo. Datos
oficiales de una violencia que se traduce en gritos, humillaciones, golpes, ataques sexuales,
mutilaciones o laceraciones…y también en asesinatos cada vez más cruentos y
cada vez, lamentablemente, más numerosos si los comparamos año con año.
Hoy mismo podemos contabilizar que
en los últimos 14 años, 890 mujeres han sido asesinadas en Oaxaca, según el
recuento hemerográfico, es decir, no son todas las que están ni están todas las
que fueron en la prensa local. Pero lo alarmante y de ahí la exigencia
permanente al gobierno de Gabino Cué es que en los dos años de su
administración gubernamental se han cometido poquito menos que la quinta parte
de los homicidios reportados por la prensa en esos últimos 14 años, hasta hoy
169 mujeres asesinadas. Es decir, estamos frente a un fenómeno de dimensiones
alarmantes o frente a una crisis, como señala Bachelet. Y reitero, no es culpa
del mandatario en turno, pero sí tiene sobre sí una enorme responsabilidad en
la toma de las decisiones y acciones que emprende su gobierno para garantizar
la vida de las mujeres, que habría que decir, son pocas y con muy escasos
resultados por lo que se ve.
Es pues la realidad, la que nos
dice que poco o nada les preocupa “al poder en turno”, lo que este domingo se conmemora
y que muchas veces lleva a pronunciar discursos sobre el tema y a repartir a
diestra y siniestra boletines reafirmando –dicen- su compromiso por la vida y
la libertad de las mujeres, la realidad es el peregrinar de las familias en
busca de justicia y la impunidad como constante.
A ninguno de los tomadores de
decisiones más importantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial les
importan si son una, dos o 74 las
asesinadas y reitero tampoco se dan por enterados del tamaño del problema, que
aunque lo ignoren ya ha marcado los dos primeros años de la administración “del
cambio”, con el 17.9 por ciento de los asesinatos contra mujeres, casi la quinta
parte de los hechos lamentables registrados en estos 14 años desde que el
recuento hemerográfico, solo hemerográfico es, ni duda cabe, una acción de
contrapeso a quienes con toda insensatez, por no señalar lo políticamente
correcto, siguen pretendiendo tapar el sol con un dedo.
No faltan pues las y los servidores
públicos que sostienen que están haciendo todo lo necesario para disminuir y
erradicar las muchas formas de violencia contra las mujeres, lo cierto es que
seguir haciendo ese tipo de afirmaciones frente a la realidad nos muestra que
no están haciendo lo necesario, que en sus “políticas públicas” para reducir y
erradicar la violencia, como dicta la Convención sobre la Eliminación de todas
las formas de discriminación contra la Mujer, no son su prioridad y ni la entienden ni la conocen.
Para comprobar lo dicho, basta
con no poner oídos sordos a lo que dice y viven las personas. Las historias
sobre el peregrinar para ser atendidas en las oficinas gubernamentales que
dicen procurar justicia, los larguísimos y muy costosos procesos de “justicia”
que terminan por aniquilar sus esperanzas de que no haya impunidad y el
feminicidio, fenómeno que se revela cada vez con más saña, en aumento permanente.
Todo sucede mientras algunas
funcionarias sentadas en su almohada de
confort aceptan y, lo peor, a veces hasta se convencen de lo que el
patriarcado, la jerarquía, les dice y terminan por aceptar que es muy difícil
cambiar lo establecido, que así será hasta el fin de los tiempos, naturalizando
con su inacción y su propio victimismo esta repugnante violencia.
En su mensaje de este 25 de
noviembre, Michelle Bachelet afirma que la paz y el progreso no son posibles
mientras las mujeres vivan con miedo a sufrir violencia y afirma que hay mas
conciencia de lo que significa la violencia contra las mujeres: una amenaza
para la democracia, un obstáculo para seguir la paz duradera, una carga en las
economías nacionales y una violación atroz de los derechos humanos.
Sí creo que muchas mujeres lo
hemos entendido así, no así quienes desde el poder siguen disponiendo de
sistemas y modelos que por alguna razón terminan por no servir pero que cuestan
mucho dinero. Se sigue pensando que terminar con la violencia tiene una sola
vía y no todas las vías posibles y necesarias. Hay una acción permanente y
hasta folclórica, dispersa y muy desarticulada en la actuación contra la
violencia, ya se los demostraron recientemente en Oaxaca. Todos hacen como que
hacen, el resultado es la realidad cotidiana que se escribe con sangre en
nuestros diarios locales.
Y siempre, invariablemente, en
Oaxaca hay otras prioridades. Pero la suma sigue, 890 mujeres asesinadas en
solo 14 años, repito casi la quinta
parte se cometieron en estos dos años de
la administración de Gabino Cué, ahora ocupado en resolver el entuerto
magisterial, amos y señores de la violencia sistemática en esta entidad.
Pregunto ¿cuánto de la nueva deuda se va a destinar a favorecer la vida y la
libertad de las mujeres?
61 años de informar
Cuando una revisa la historia
de El Imparcial ni duda cabe que sus páginas reflejan el testimonio escrito de
los últimos 61 años de una comunidad en permanente movimiento, sus páginas se
han vuelto referente obligado cuando se consulta el pasado y son hoy un medio
informativo veraz, sin partidismos políticos y lo mejor, como colaboradora debo
decir, un garante de la libertad de prensa. Doña María de los Ángeles Pichardo,
su fundadora, debe estar satisfecha de la labor realizada a lo largo de los más
de 22 mil días de aparecer cada mañana. Felicidades a la segunda y tercera
generación de la familia Fernández Pichardo.
www.caracolasfem.blogspot.com