28
de septiembre Día por la Despenalización del Aborto
Nosotras
parimos, nosotras decidimos
*“Si
los hombres parieran el aborto sería un sacramento”
Rosario VILLALOBOS RUEDA*
Por muchos años hemos luchado porque se
respete la decisión de las mujeres en relación a sus vidas y particularmente en
relación a sus cuerpos.
Alicia Miyares Fernández, filosofa
feminista española, nos comparte en su teoría política que la gama de los
derechos tiene mucho que ver con las necesidades de los varones, mientras los
derechos sexuales tienen muy poco que ver con las necesidades de los varones y
sí con las necesidades de las mujeres, por lo tanto, sabemos y conocemos la
resistencia a aceptar los derechos sexuales de las mujeres.
¿Por qué la reivindicación de los
derechos sexuales? ¿Por qué se produce
esa reivindicación? Precisamente para romper los mecanismos de control sexual
que a las mujeres se les ha impuesto por toda las sociedades y en todas las
culturas.
Control sexual que va desde el cuidado
extremo de la virginidad hasta los matrimonios forzados. Control sexual que va
desde la compra por dote de una mujer hasta el rapto de mujeres. Control sexual
que va desde la imposición vestimentaria hasta los crímenes por honor.
Todos estos fenómenos siguen presentes
en buena parte de las sociedades, y todas estas descripciones son mecanismos de
control sexual de las mujeres, aunque a veces nos olvidemos que también como
control sexual de las mujeres está la prohibición al aborto, así como la
vigencia de la prostitución.
De ahí que la tabla reivindicativa de
mínimos de una agenda feminista deba contemplar, por un lado, por un lado
desvirtuar las leyes de aborto, pues mientras la prohibición del aborto sea una
realidad, las mujeres seguirán siendo forzadas a la maternidad y forzar a una
mujer a la maternidad como un mecanismo de control sobre ellas.
Y por otro lado, estaría el asunto de
la vigencia de la prostitución, pues mientras permanezca el mensaje de que las
mujeres pueden ser objeto de compra, vamos a interrumpir ese imaginario por el
cual todas las mujeres, en definitiva, podemos ser compradas mientras no se
llegue a la abolición de la prostitución.
En cuanto al rechazo a hablar sobre el
aborto esta no es una realidad solamente de América Latina, es una realidad
planetaria. Existe una organización muy profunda y reactiva en contra del
aborto. Aún en aquellos países en que hemos tenido leyes a favor del aborto, no
se ha derivado en ningún momento en el derecho al aborto.
En Oaxaca, la ley de despenalización
del aborto es una ley de supuestos, ¿se imaginan ustedes un derecho que llevara
supuestos?, ¿desde cuándo un derecho tiene acotaciones o limitaciones? Un
derecho lo es o no lo es ¿se imaginan un derecho al voto que tuviera como
supuesto que en el año bisiesto los varones de la edad “x” no pueden votar?
Ningún derecho lleva supuestos, ningún
derecho lleva acotaciones, por lo tanto la mayor parte de los países tenemos
leyes de aborto pero de ellas no se ha derivado el derecho al aborto, el cual
debería ser su objetivo último.
El lema: “Nosotras parimos, nosotras
decidimos”, sería el marco a través del cual empezar a abordar el aborto como
derecho, fuera de la perspectiva legal
Sobre la beligerancia hacia el tema y
por qué no tiene que ver con las necesidades de los varones, vale la pena
recordar un lema muy radical en la España de los años setenta que creo hay que
volver a poner sobre la mesa: “Si los hombres parieran el aborto sería un
sacramento”, el cual tiene mucha relación con las necesidades, con la gama de
los derechos y con la resistencia a aceptar las necesidades de las mujeres y,
por ende, los derechos específicos que se derivan de las necesidades de las
mujeres.
A modo de conclusión vale la pena
observar a Beatriz Gimeno, Licenciada en Filología Semítica y Archivística, escritora,
activista feminista quien tajante refiere que el debate social, ético y
político sobre el aborto, tal como está planteado y en el punto al que lo han
conducido los antiabortistas es un debate de creencias.
Como todos los debates éticos: la
eutanasia, la utilización de células madre, la homosexualidad…se trata de un
debate profundamente ideológico y por tanto sin solución de verdad absoluta y
eterna, mejor dicho, con la única solución del consenso social y político.
Las bases ideológicas y cambiantes de
la ciencia son bien conocidas y denunciadas y no merece la pena volver sobre
ello. La homosexualidad fue una enfermedad hasta que dejó de serlo, la mujer
fue científicamente inferior al hombre hasta que dejó de serlo.
Las mujeres feministas, en la cuestión
del aborto, debemos abandonar la discusión supuestamente científica para entrar
de lleno, sin miedo, en la discusión ideológica de manera que consigamos crear
una opinión favorable a nuestras tesis y finalmente, el consenso social
necesario para que en los países democráticos se terminen reconociendo nuestros
derechos básicos.
Por otra parte, si no se dan las
condiciones mínimas de justicia social: ayuda a las madres, ayuda a los recién
nacidos, salud y educación gratuitas, corresponsabilidad masculina en todo el
proceso de crianza de los hijos, entonces las mujeres pueden verse obligadas a
abortar aún en contra de su deseo.
El aborto es algo que atañe a las
mujeres pero es una decisión que deben poder tomar en condiciones de justicia
social y de justicia de género. Nos encontramos inmersas en un mundo en el que
la política neoliberal niega a las mujeres las condiciones mínimas necesarias
para que puedan tener los hijos que desean y también pretende negarles, en la
mayoría de los casos, el derecho a no tenerlos.
Por el contrario, si entendemos el
aborto como un derecho social, entenderemos también la obligación por parte de
la sociedad en su conjunto de garantizar que su ejercicio sea efectivo y que se
lleve a cabo en las mejores condiciones posibles.
Si no superamos el estadio meramente
individual, el derecho al aborto puede terminar siendo contraproducente para
las mujeres más vulnerables.
Finalmente, es imprescindible mantener
en la agenda feminista la necesidad del cambio social con la misma intensidad
que el derecho al aborto libre.
*Coordinadora de Mujeres Unidas en
Torno al Género la Equidad y la Reivindicación, Asociación Civil.