viernes, 28 de septiembre de 2012

Nosotras parimos, nosotras decidimos




28 de septiembre Día por la Despenalización del Aborto
Nosotras parimos, nosotras decidimos
*“Si los hombres parieran el aborto sería un sacramento”

Rosario VILLALOBOS RUEDA*
Por muchos años hemos luchado porque se respete la decisión de las mujeres en relación a sus vidas y particularmente en relación a sus cuerpos.
Alicia Miyares Fernández, filosofa feminista española, nos comparte en su teoría política que la gama de los derechos tiene mucho que ver con las necesidades de los varones, mientras los derechos sexuales tienen muy poco que ver con las necesidades de los varones y sí con las necesidades de las mujeres, por lo tanto, sabemos y conocemos la resistencia a aceptar los derechos sexuales de las mujeres.
¿Por qué la reivindicación de los derechos sexuales?  ¿Por qué se produce esa reivindicación? Precisamente para romper los mecanismos de control sexual que a las mujeres se les ha impuesto por toda las sociedades y en todas las culturas.
Control sexual que va desde el cuidado extremo de la virginidad hasta los matrimonios forzados. Control sexual que va desde la compra por dote de una mujer hasta el rapto de mujeres. Control sexual que va desde la imposición vestimentaria hasta los crímenes por honor.
Todos estos fenómenos siguen presentes en buena parte de las sociedades, y todas estas descripciones son mecanismos de control sexual de las mujeres, aunque a veces nos olvidemos que también como control sexual de las mujeres está la prohibición al aborto, así como la vigencia de la prostitución.
De ahí que la tabla reivindicativa de mínimos de una agenda feminista deba contemplar, por un lado, por un lado desvirtuar las leyes de aborto, pues mientras la prohibición del aborto sea una realidad, las mujeres seguirán siendo forzadas a la maternidad y forzar a una mujer a la maternidad como un mecanismo de control sobre ellas.
Y por otro lado, estaría el asunto de la vigencia de la prostitución, pues mientras permanezca el mensaje de que las mujeres pueden ser objeto de compra, vamos a interrumpir ese imaginario por el cual todas las mujeres, en definitiva, podemos ser compradas mientras no se llegue a la abolición de la prostitución.
En cuanto al rechazo a hablar sobre el aborto esta no es una realidad solamente de América Latina, es una realidad planetaria. Existe una organización muy profunda y reactiva en contra del aborto. Aún en aquellos países en que hemos tenido leyes a favor del aborto, no se ha derivado en ningún momento en el derecho al aborto.
En Oaxaca, la ley de despenalización del aborto es una ley de supuestos, ¿se imaginan ustedes un derecho que llevara supuestos?, ¿desde cuándo un derecho tiene acotaciones o limitaciones? Un derecho lo es o no lo es ¿se imaginan un derecho al voto que tuviera como supuesto que en el año bisiesto los varones de la edad “x” no pueden votar?
Ningún derecho lleva supuestos, ningún derecho lleva acotaciones, por lo tanto la mayor parte de los países tenemos leyes de aborto pero de ellas no se ha derivado el derecho al aborto, el cual debería ser su objetivo último.
El lema: “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, sería el marco a través del cual empezar a abordar el aborto como derecho, fuera de la perspectiva legal
Sobre la beligerancia hacia el tema y por qué no tiene que ver con las necesidades de los varones, vale la pena recordar un lema muy radical en la España de los años setenta que creo hay que volver a poner sobre la mesa: “Si los hombres parieran el aborto sería un sacramento”, el cual tiene mucha relación con las necesidades, con la gama de los derechos y con la resistencia a aceptar las necesidades de las mujeres y, por ende, los derechos específicos que se derivan de las necesidades de las mujeres.
A modo de conclusión vale la pena observar a Beatriz Gimeno, Licenciada en Filología Semítica y Archivística, escritora, activista feminista quien tajante refiere que el debate social, ético y político sobre el aborto, tal como está planteado y en el punto al que lo han conducido los antiabortistas es un debate de creencias.
Como todos los debates éticos: la eutanasia, la utilización de células madre, la homosexualidad…se trata de un debate profundamente ideológico y por tanto sin solución de verdad absoluta y eterna, mejor dicho, con la única solución del consenso social y político.
Las bases ideológicas y cambiantes de la ciencia son bien conocidas y denunciadas y no merece la pena volver sobre ello. La homosexualidad fue una enfermedad hasta que dejó de serlo, la mujer fue científicamente inferior al hombre hasta que dejó de serlo.
Las mujeres feministas, en la cuestión del aborto, debemos abandonar la discusión supuestamente científica para entrar de lleno, sin miedo, en la discusión ideológica de manera que consigamos crear una opinión favorable a nuestras tesis y finalmente, el consenso social necesario para que en los países democráticos se terminen reconociendo nuestros derechos básicos.
Por otra parte, si no se dan las condiciones mínimas de justicia social: ayuda a las madres, ayuda a los recién nacidos, salud y educación gratuitas, corresponsabilidad masculina en todo el proceso de crianza de los hijos, entonces las mujeres pueden verse obligadas a abortar aún en contra de su deseo.
El aborto es algo que atañe a las mujeres pero es una decisión que deben poder tomar en condiciones de justicia social y de justicia de género. Nos encontramos inmersas en un mundo en el que la política neoliberal niega a las mujeres las condiciones mínimas necesarias para que puedan tener los hijos que desean y también pretende negarles, en la mayoría de los casos, el derecho a no tenerlos.
Por el contrario, si entendemos el aborto como un derecho social, entenderemos también la obligación por parte de la sociedad en su conjunto de garantizar que su ejercicio sea efectivo y que se lleve a cabo en las mejores condiciones posibles.
Si no superamos el estadio meramente individual, el derecho al aborto puede terminar siendo contraproducente para las mujeres más vulnerables.
Finalmente, es imprescindible mantener en la agenda feminista la necesidad del cambio social con la misma intensidad que el derecho al aborto libre.
*Coordinadora de Mujeres Unidas en Torno al Género la Equidad y la Reivindicación, Asociación Civil.