¿Yo feminista?
Democracia feminista,
la vía para el desarrollo igualitario
- Diputadas y feministas deben llegar a una agenda mínima
- Que las políticas no olviden que llegaron a sus cargos gracias al feminismo
Soledad JARQUÍN EDGAR
Norma Reyes Terán se inició en la política al finalizar la
década de los ochenta en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fungió
como secretaria municipal de Mixtequilla, ahí nació; a mediados de la década de
los noventa fue diputada local y consiguió lo que ahora se conoce como “cuota
de género”, para lo cual tuvo que ponerse en huelga de hambre. Años más tarde
fue diputada federal y fue la primera mujer en la comisión de la Defensa
Nacional.
En el año 2000, el entonces gobernador le pidió se hiciera
cargo del recién creado Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), aceptó y durante
casi dos sexenios estuvo en el cargo. Sus acciones no pueden traducirse en tres
líneas pero destacan unas 20 publicaciones de género, un proyecto de educación
formal que permitiría la transversalización de género en la administración
pública y dos paquetes de reformas legislativas para favorecer el ejercicio de
las libertades de las oaxaqueñas.
Clara en sus definiciones, Reyes Terán sostiene que es
feminista de forma consciente cuando a partir de su responsabilidad como
servidora pública estudia feminismo para poder desarrollar la tarea
encomendada. Conocimiento que la llevan a renunciar al PRD “porque de manera
consciente entendí que militar en el feminismo suponía una quiebra, una ruptura
con lo que yo hasta en ese momento creía ideológicamente”. Aunque sostiene que
el lugar del feminismo es la izquierda, aclara que no es la izquierda
partidista del PRD.
Lejos de las presiones políticas, hoy disfruta de su casa y
de su familia, sigue estudiando, sus autoras
preferidas son las feministas españolas con quien tiene, además, amistad
profunda y hasta entrañable. Disfruta compartir ponencias, citas, datos y
cifras sobre la condición social de las mujeres en el mundo a través de las
redes sociales y es una crítica aguda del sistema patriarcal.
Norma Reyes Terán se asume como feminista de la igualdad que
descubrió, mediante sus lecturas, la exclusión de las mujeres de sus derechos,
de su ciudadanía. En lo personal pasa por la ruptura cuando desmantela los
prejuicios propios y se convence que el desarrollo concebido como mejores
condiciones de vida, tienen que ver con el feminismo y confirma que “la única vía
que va a permitir ese desarrollo es la democracia feminista, una que todavía no ha logrado impactar a la
sociedad, porque cuestiona los privilegios de los varones”.
Ser feminista no duele pero tiene costos. Explica: el
feminismo no es sólo un movimiento social, es una teoría política que cuestiona
la sexualidad, romper con lo establecido y los privilegios, lo que provoca
exclusiones.
Si eres feminista “no eres bienvenida, el feminismo no es
bienvenido en ninguna parte, en ningún sector y con eso tienes que luchar”. Sin
embargo, agradece el haberse encontrado con las aportaciones del feminismo, que
cambiaron su vida y la de sus hijas, “creo que nos convierte en mejores
personas, puedo decir que soy feliz militando en el feminismo”.
Una agenda, para coincidir
¿Qué dejaste de hacer? Norma Reyes piensa su respuesta por
segundos que no nunca suman un minuto, luego dice:
Nos da por pensar que las mujeres están así porque quieren,
qué las oportunidades existen. Creo que no es así. Las mujeres hemos estado
despojadas de todo. Por ejemplo, decimos que el machismo existe porque las
mujeres nos encargamos de educar, pero el feminismo te permite comprender que
vivimos en una sociedad que te hace suponer que somos las responsables de todo,
lo que hay son obstáculos para comprender que somos libres.
En cambio vivimos en un sistema de explotación que necesita del
aval de las explotadas y en este caso una sociedad patriarcal requiere validarse
con las explotadas que son las mujeres, lo que queda es mucho camino qué hacer para
cambiar esa forma de vida y urge.
Reyes Terán hilvana con rapidez sus pensamientos y ejemplos
para demostrar por qué es urgente cambiar. Pregunta ¿Qué tenemos? Para luego,
muy seria responder:
Tenemos una ausencia o un fracaso del desarrollo. Una
ampliación de las brechas de la pobreza. Transformaciones sociales que nadie ha
querido asumir. Dobles discursos. Asesinatos de mujeres no de la forma
tradicional, que lamentablemente no se han desarticulado, sino asesinatos de
mujeres por desconocidos. El Estado mexicano y la sociedad son patriarcales necesitan
ser desmantelados, romper privilegios y muchas veces, son luchas solitarias
porque ha sido más conveniente a esa sociedad y a ese Estado.
¿Cómo hacerse una sola entre las de la burocracia del
género, las feministas, las mujeristas, las académicas y las que surjan en
estos días?
Norma Reyes Terán abre los ojos, arquea las cejas y esboza
una sonrisa, luego con toda calma sostiene que el único movimiento que ha sido
capaz de ensanchar los límites de la democracia es el feminismo y lo hace
siempre por la vía pacifista, por ello propone dejar las luchas intra-feministas
o intra-mujeristas, para generar una agenda que trascienda las fronteras,
porque el feminismo también es universal, que permita ubicar los mínimos puntos
a resolver, como los derechos reproductivos y la paridad política.
Sin embargo, a Norma Reyes Terán le preocupa el orden que en
América Latina han sido puestos en la arena de la discusión ambos puntos: los
derechos reproductivos y la paridad. “No está mal que las más mujeres asuman
cargos en puestos de decisión, pero sí lo está en la medida en que no sabemos
para qué necesitamos los espacios de poder”, dice al tiempo de lamentar que
muchas de esas mujeres son reactivas a la igualdad.
Luego explica que cuando plantea como prioridad en la agenda
los derechos reproductivos implica el derecho al aborto, el derecho de las
mujeres a vivir sin violencia y resolver los asesinatos, la explotación laboral
de las mujeres que está vinculada a los derechos reproductivos, asuntos en los
que no se avanza porque las que llegaron son reactivas, por eso ahora estamos
obligadas a analizar para qué se quieren esos espacios.
Por ello, propone que el movimiento feminista autónomo, e
independiente de los partidos políticos, debe tener la capacidad de obligar a
las legisladoras a coincidir con la agenda feminista y legislar a favor de los
derechos de las mujeres y si fuera necesario, incluso, recordarles que están
ahí por el feminismo y no “por buena onda de los partidos políticos”.
Radicalizar el movimiento
Necesitamos rascarle a la historia –dice Reyes Terán- quien
sostiene que el movimiento feminista debe volver a radicalizarse, porque los
hombres no quieren dejar sus privilegios y todo parece indicar que el ala
conservadora –que está en todos los partidos políticos- ha renovado su esfuerzo
por oprimir a las mujeres, lo que está vinculado con el modelo económico
neoliberal.
Por ello, cree que en lo económico, el reto mayor de la
agenda feminista es resolver la triada de la responsabilidad familiar, laboral
y el mercado, tres puntos que tienen que armonizarse y el mandato es hacer
políticas públicas que constituyan derechos, alejarse del asistencialismo,
revisar el papel del DIF, de las primeras damas, apuntar a su desaparición y
evitar que las políticas de igualdad estén sujetas a lo quieren y manden las
primeras damas.
Recuerda que estando al frente del IMO, se creó un modelo de
presupuestos públicos sensibles al género, mismo que UNIFEM reconoce en su
momento. Se buscaba impactar en la distribución de los recursos provenientes de
los impuestos estatales. Su limitante es que se trata de sólo el 2 por ciento
de la totalidad de los ingresos, es decir era necesaria la transformación
también del presupuesto federal, que para el caso de Oaxaca equivale al 98 por
ciento.
“Si las mujeres aportamos el 40 por ciento de los impuestos
a este país, tendríamos que recibir el 40 por ciento de la totalidad del gasto
público para resolver nuestros intereses y nuestras necesidades”, para reducir
las desigualdades, dice con cierta vehemencia.
Su trabajo en el IMO estuvo sustentado en tres temas: la
capacitación formal para servidores públicos del poder ejecutivo, procesos de
comunicación internos y externos, y la investigación con un proyecto editorial
que permitió la publicación de 20 textos.
Por otra parte, el IMO propuso la armonización de dos
paquetes legislativos, uno sobre la violencia machista y otro la igualdad,
algunos se fueron al olvido, otros no.
Norma Reyes sostiene que más allá de las necesidades de las
mujeres, cuando estaba al frente del IMO la prioridad era que pudieran ejercer
sus derechos. Para lograrlo plantea la urgencia de apuntalar la autonomía
económica, como el derecho a la propiedad. Su propuesta fue audaz al demandar
que el Estado comprara tierra para repartir entre las mujeres y que ellas se
incorporan al desarrollo productivo o que fueran sujetas de montos más amplios para
la inversión. Apunta que el problema fundamental es que las mujeres no somos
dueñas de nada e invertimos en todo aquello que va por la tasa del baño.
Insiste en la necesidad de rescatar el feminismo radical
para avanzar, como ejemplo, señala lo sucedido en los años setenta cuando hubo
avances importantes como la creación de instancias de las mujeres y el aborto
que es una realidad en muchos países, es decir, fue un movimiento feminista radical
que nos llevó a un tramo de mayor libertad, pero es evidente, ahora
retrocedemos debido a políticas económicas como el capitalismo neoliberal, que
nos muestra cómo el patriarcado se disfraza y tenemos a las superwoman que propone rescatar la maternidad como único
destino, es el caso de Angelina Jolie “arrastrando una retahíla de hijos por
todo el mundo” o plantean una libertad sexual mal entendida para reglamentar la
prostitución como si fuera libertad de las mujeres decidir; nos mandan a
remendar la capa de ozono, a sembrar plantitas en botellas de plástico, a
cuidar pollos de traspatio y a vivir en un mercado de trabajo flexible, el
concepto más querido del neoliberalismo, sin duda, se trata de secuestrar la
libertad de las mujeres, lo cual me parece una indecencia.
Por otro lado, algunas mujeres no quieren saber nada ni del
patriarcado ni del feminismo, sienten que no le deben nada al feminismo, pero
hay que decirles que los privilegios de los que gozan se los deben al feminismo
y tenemos que volver a radicalizarnos para avanzar.
Ong deben evitar la autocomplacencia
La designación de Norma Reyes Terán en el IMO fue vista como
una imposición por parte del Movimiento Amplio de Mujeres (MAN), un organismo
que entonces aglutinaba a organizaciones y feministas independientes, que habían
propuesto al gobierno una terna de mujeres que podrían dirigir la institución,
ella no estaba entre las aspirantes. Curiosamente este fenómeno se repitió en
2010 por parte de un colectivo, sólo que esta vez la respuesta fue afirmativa.
Norma Reyes habla de la sorpresa que entonces le causó la
actitud del MAN que mediáticamente señaló que no tenía las bases para hacerse
cargo del IMO, sobre todo porque aseguraban que no era feminista; sin embargo,
recuerda que como legisladora local y acompañada de muchas de las feministas que
después se sumarían al MAN, logró que Oaxaca fuera el primer estado del país en
hacer obligatorio en los partidos políticos la cuota de mujeres en las
diputaciones locales o el trabajo realizado para proponer ante los candidatos a
gobernador en 1998, la creación de lo que años más tarde sería el IMO.
La entrevistada asegura que para ella estaba claro que estas
instancias de las mujeres surgieron como una obligación de los gobiernos para
transformar sus políticas públicas y a eso se dedicó, aunque admite que su
trabajo no fue entendido ni comprendido ni entonces ni ahora.
La suya, sostiene, no pasó por la doble militancia que sí
ocurre a muchas mujeres, que quieren trasladar a una institución de gobierno su
militancia feminista de la calle o de la ONG, si no entendemos para qué están
las instituciones “vamos a seguir enredadas como el quesillo”.
Explica que durante el proceso intentó un acercamiento con
las organizaciones no gubernamentales pero no funcionó, “querían que yo
reconociera que no era feminista y que si conocía de feminismo era por ellas”.
Hoy, tiene más claras las cosas. Afirma que las
organizaciones civiles deben ser autocríticas y dejar la autocomplacencia. Es
importante no dejar de lado la lucha por la defensa de los derechos de las
mujeres, vigilar la transparencia gubernamental y reconocer que cuando son
cooptadas por el Estado se pone un freno, si dejan de hacer esas tareas de
contrapeso se convierten en corresponsables de las políticas públicas, hay
perversión.
Usos y costumbres y procuración de justicia
Reyes Terán sostiene que como feminista cree firmemente en
la necesidad de dejar de lado las diferencias intrafeministas, hacer una
revisión histórica para re-articular el movimiento, sin perder de vista que la
lucha se tiene que dar en términos de libertad e igualdad.
En términos locales tiene que haber una autocrítica en temas
específicos como los usos y costumbres y la procuración de justicia. En el
primer caso apunta que el comunitarismo no puede estar por encima de los
derechos individuales y que en ellos quienes salen perdiendo son las mujeres.
Por otro lado, cuestionó la creación del centro de justicia,
“la copia de un modelo que ha fracasado en otros estados del país, será dinero tirado
a la basura”, que no tienen razón de ser porque combatir la violencia contra
las mujeres tiene que ver con un nuevo marco jurídico, una nueva arquitectura
de justicia y un análisis profundo de lo que tenemos que hacer para
transformarlas y eso requiere de presupuesto pero no existe ni el fondo ni el
ramo.
Eso incluye al Tribunal, a la Procuraduría y sacar del DIF el
asunto de la violencia, dejar de mediar y conciliar, y evitar el juicio oral en
caso de violencia contra las mujeres, éste debe ser visto como un delito y como
tal se debe castigar, de otra forma no
se podrá desnaturalizar y erradicar.