Mujeres
y política
Legislativo
avanza, ejecutivo retrocede
Soledad JARQUÍN EDGAR
Como anunciamos la semana pasada se aprobó el delito de feminicidio en
Oaxaca, ahora hay que detener a los feminicidas para terminar con la impunidad,
el manto negro que cubre a los victimarios y descubre las muchas fallas del
sistema; además de reflejar el sitio que se designa a la vida de las mujeres y
la justicia hacia ellas en la escala de valores de un estado que sigue siendo
patriarcal.
Algo avanza y tras un año en la congeladora y “arduo” trabajo
legislativo, finalmente se aprobó la iniciativa, el feminicidio ya es un delito,
pero ¿qué cosa es el feminicidio?
De acuerdo con la antropóloga Marcela Lagarde y de los Ríos, quien introduce
el término en México, se denomina feminicidio “al conjunto de hechos violentos
misóginos contra las mujeres, que implican la violencia de los derechos
humanos, atentan contra la seguridad y ponen en riesgo su vida. Culmina en la
muerte de algunas mujeres. Se consuma porque las autoridades omisas,
negligentes o coludidas con agresores ejercen sobre las mujeres violencia
institucional al obstaculizar su acceso a la justicia y con ello contribuyen a
la impunidad.
“El feminicidio conlleva la ruptura del Estado de derecho ya que el
Estado es incapaz de garantizar la vida de las mujeres, de actuar con legalidad
y hacerla respetar, de procurar justicia, prevenir y erradicar la violencia que
la ocasiona. El feminicidio es un crimen de Estado”.
Así que en tanto el Legislativo avanza con el marco legal, en el
Ejecutivo retroceden “años luz”, con acciones que en apariencia no tienen
importancia, pero que nos muestran la “normalización” de la violencia conormal">mujer y deja ver con claridad cómo en e Cambria; mso-bidi-font-family: Tahoma;">El boletín institucional titulado: Violador de sus hijas por 14 años;
denuncia pudo haber cambiado la historia: PGJE. Luego una cita: “El atroz
relato de una de las víctimas es un llamado a la conciencia para denunciar,
delitos de esta índole pudieran evitarse con una sola denuncia a la autoridad”
¿De quién creen que es la cita? Por increíble que parezca, a menos que, quien
elaboró el boletín se haya equivocado, la cita es nada ni nada menos que
(fanfarreas por favor) de la subprocuradora de Delitos contra la Mujer por
Razón de Género, Ileana Hernández Gómez. ¡Otra vez!
A mi y a muchas personas nos quedó claro: la institucionalización
burocratiza, vuelve a las personas aburridas y muy peligrosas. No dicen que la
ociosidad es la madre de todas las calamidades. Los muchos años que lleva al
frente de la institución, en sus distintas versiones y periodos de gobierno
(Murat-Ulises-Gabino), no han sro además se revictimiza a las
mujeres, además de culpabilizarlas indirectamente por no actuar de “manera
correcta” para terminar con la violencia erótica que una tercera persona
ocasionaba sobre ellas.
El boletín institucional titulado: Violador de sus hijas por 14 años;
denuncia pudo haber cambiado la historia: PGJE. Luego una cita: “El atroz
relato de una de las víctimas es un llamado a la conciencia para denunciar,
delitos de esta índole pudieran evitarse con una sola denuncia a la autoridad”
¿De quién creen que es la cita? Por increíble que parezca, a menos que, quien
elaboró el boletín se haya equivocado, la cita es nada ni nada menos que
(fanfarreas por favor) de la subprocuradora de Delitos contra la Mujer por
Razón de Género, Ileana Hernández Gómez. ¡Otra vez!
A mi y a muchas personas nos quedó claro: la institucionalización
burocratiza, vuelve a las personas aburridas y muy peligrosas. No dicen que la
ociosidad es la madre de todas las calamidades. Los muchos años que lleva al
frente de la institución, en sus distintas versiones y periodos de gobierno
(Murat-Ulises-Gabino), no han servido de mucho a la titular de esa dependencia
para entender los efectos que la violencia de género provoca en las víctimas y
su afirmación, antes que nada, revictimiza a la “ofendida 1”, “ofendida 2” y “ofendida
3” como les llaman en el, quien con sus dichos las culpabiliza y, por
otro lado, muestra lo que afirmo arriba: no entiende nada de nada.
La violencia sexual o violencia erótica es una de las marcas de
opresión de la violencia de género contra las mujeres y es, de acuerdo Marcela
Lagarde, uno de los muchos cautiverios de las mujeres “privadas de la autonomía
vital, de la independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la
posibilidad de escogpuede perdurar muchos
adecidir sobre loa en que las mujeres hemos sido educadas, porque lo primero que
tendrán que enfrentar y resolver es que ellas nunca tuvieron la culpa, pero
serán señaladas como responsables de lo que les ha ocurrido. No es simple
entender.
En conclusión habrá que decirle a la subprocuradora Hernández Gómez
–por segunda ocasión- que no es culpa de las victimas el no haber denunciado
tras el primero ni el segundo,ahoma;">Esta simple afirmación de que la historia pudo cambiar si las victimas
se hubieran atrevido a romper el silencio antes, nos habla de la falta de
sensibilidad frente a un hecho de esta naturaleza por parte de la
Subprocuradora Hernández Gómez, quien con sus dichos las culpabiliza y, por
otro lado, muestra lo que afirmo arriba: no entiende nada de nada.
La violencia sexual o violencia erótica es una de las marcas de
opresión de la violencia de género contra las mujeres y es, de acuerdo Marcela
Lagarde, uno de los muchos cautiverios de las mujeres “privadas de la autonomía
vital, de la independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la
posibilidad de escoger y de la capacidad de decidir sobre los hechos
fundamentales de sus vidas y del mundo”.
No pueden, se paralizan, están cautivas simbólicamente al sufrir la
violencia erótica que es “la síntesis política de la opresión de las mujeres.
Porque implica la violencia, el erotismo, la apropiación y el daño”, añade la
autora de Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y
locas (UNAM 2003). Se les cosifica, dejan de ser sujetos con derechos para
convertirse en objetos y “es el hecho supremo de la cultura patriarcal…uso de
la mujer como objeto del placer y la destrucción”.
“…es la síntesis de la sexualidad dominante de una cultura que
expropia, se apodera y conculca a las mujeres su cuerpo y su sexualidad…” El
violador humilla y desvaloriza a la mujer, amenaza para evitar la denuncia,
ella internaliza el miedo, “la violación deja una huella indeleble en el cuerpo
y en la subjetividad de la mujer”.
Entonces, no se denuncia por miedo y el miedo derechos humanos de un niño cuando frente a un hecho criminal se da su nombre completo ¿hará
algo la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca? ¿Por lo menos
anotarán ese tipo de violaciones en algún cuaderno como hacían antes? ¿El IMO
qué acción emprenderá frente a este tipo de comunicación oficial que violenta
los derechos de las mujeres y que muestra la falta de conocimiento de la
funcionaria sobre el tema que maneja? ¿Eso que se llama comunicación social del
gobierno del estado o de Gabino Cué se enteraría de lo que pasó? ni el décimo ataque. Que si una de ellas decidió
denunciar a su victimario tras muchos años fue porque tal vez hasta entonces
encontró el camino para hacerlo, porque rompió el miedo y ese es su mérito,
considerando el contexto en el que se encuentra, sus condiciones sociales,
económicas y las políticas públicas de procuración de justicia sin caminos de
prevención, de eliminación y de erradicación de la violencia contra las mujeres.
Me parece inaudito el relato que contiene el boletín fechado el 9 de
agosto pasado; me resulta increíble que una persona como la Subprocuradora
Hernández Gómez no muestre ninguna sensibilidad y que desde la procuraduría se
violenten los derechos humanos de un niño cuando frente a un hecho criminal se da su nombre completo ¿hará
algo la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca? ¿Por lo menos
anotarán ese tipo de violaciones en algún cuaderno como hacían antes? ¿El IMO
qué acción emprenderá frente a este tipo de comunicación oficial que violenta
los derechos de las mujeres y que muestra la falta de conocimiento de la
funcionaria sobre el tema que maneja? ¿Eso que se llama comunicación social del
gobierno del estado o de Gabino Cué se enteraría de lo que pasó?
Cómo dejan a las “ofendidas 1,2 y 3” de quien no se da a conocer su
nombre pero sí el lugar donde sucedieron los hechos, el nombre del victimario
que es padre de las tres mujeres y con eso es suficiente para que todo el mundo
sepa qué sucedió con ellas y se les señale dentro de su comunidad, porque habrá
que decirlo, todavía falta la condena social.
No hay duda, el boletín de la PGJE es una clase práctica de lo que NO
debe ser un boletín de prensa en el “año de la no violencia hacia las mujeres”
que insisto, pomposamente, anunció el gobernador Gabino Cué, aunque que no se
tengan intenciones, programas ni campañas para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia contra las mujeres, porque lo que se ve no se juzga.
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