Ciudadanización
y paridad, necesarios para IFE-Oaxaca
*La
democracia electoral está limitada
Bárbara GARCÍA CHÁVEZ
En1990 se aprueba un nuevo marco legal en materia
electoral, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales
(COFIPE) y tuvo lugar la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) como
organismo público, autónomo responsable de organizar y supervisar los procesos
electorales y de los asuntos que atañen a los partidos políticos.
En 1994 se da reconocimiento constitucional al
consejo ciudadano.
En 1996 se consumó la autonomía e independencia del
organismo electoral al desaparecer el nexo gubernamental. Así de forma
progresiva va disminuyendo el grotesco monopolio político del PRI como partido
de Estado y se transita hacia la democracia representativa y la incidencia de
la participación ciudadana.
El IFE adquiere independencia respecto del
gobierno, autonomía en sus decisiones y se convierte en la autoridad electoral,
responsable de la función estatal de organizar supervisar y calificar las
elecciones en México.
Este nuevo marco jurídico ha significado un cambio
cualitativo del sistema político porque transita del sistema de partidos
hegemónico a un sistema no competitivo donde participan varios partidos, pero
sólo uno había tenido posibilidad de ganar en los comicios. En las recientes
elecciones federales la alternancia da cuenta de los avances de la todavía
limitada democracia electoral.
Ahora el poder partidario define la dirección
colegiada del IFE. Su consejo ciudadano se integra a propuesta de partidos políticos, sin embargo, el frecuente
cuestionamiento a los consejos electorales, así como la dificultad de los partidos
para llegar a consensos nos plantea un nuevo reto: superar la dependencia respecto
de los partidos políticos.
El proceso conocido como “ciudadanización del IFE” en
su origen, tuvo como fin dar credibilidad a los órganos electorales y a los
comicios frente a una ciudadanía que durante décadas tuvo la certeza de que el
triunfo en las urnas no correspondía al sentido de los votos, que desconfía de
los partidos y en general, de los políticos
La propuesta inicial de incorporar ciudadanos y
ciudadanas en búsqueda de consensos ha sido pionera en el destino implícito de
la participación ciudadana como determinante central de la democratización,
pero requiere revisar su estructure y conformación orgánica y operayiva. Por
ejemplo, el gasto se ha convertido en un punto que genera opiniones divergentes
y es que resulta injustificado el gasto excesivo, como es el presupuesto
entregado a los partidos políticos aunque no haya elecciones, gasto que por
demás es oscuro y disfuncional, que no cumple cometidos de integración e
igualdad, lo que repercute en inequidades de género y autoritarismos
patriarcales.
La forma de elegir a las y los consejeros del IFE reedita
mecanismos de desigualdad que los propios partidos conservan en su interior, habida
cuenta de imposiciones y desplantes
protagónicos y simpatías partidarias para mantener bajo su control el espacio
más importante conseguido por la ciudadanía. En fin, su participación debería
responder a los afanes de la ciudadanización que permita y obligue al gobierno a
dar respuestas contundentes a la sociedad en sus afanes democráticos, su
participación en las decisiones públicas que cada vez menos tendría que dejarle
exclusivamente a los políticos.
En este sentido, las mujeres han solicitado la paridad
en los consejos electorales, han denunciado que el enredado y aletargado
proceso para la definición de la terna de Consejeras(os), efectuado por el
congreso ha daño la ciudadanización democrática del IFE por lo que con la definición de “consejeros a
modo” puede empeorar y debilita más su credibilidad.
Mujeres en Plural proponía la paridad efectiva de
mujeres y hombres en el Consejo por lo que la totalidad de la terna debe
integrarse por verdaderas ciudadanas sin obvios vínculos o compromisos
partidistas. Condición determinante para lograr el interés de la ciudadanía por
participar de la elección federal, darle credibilidad al IFE que a su vez de
certeza electoral.
“Las personas, los perfiles, la paridad de género y
el cumplimiento de la ley, debe ser compromiso en cumplimiento de los tratados
internacionales suscritos y ratificados por México y porque la razón nos
asiste”, afirmó la diputada Enoé Uranga.
El IFE en su Consejo General a final de cuentas
quedó conformado de manera vergonzosamente inequitativo; solo dos mujeres de
nueve concejalías; de los siete partidos políticos están representados ante la
instancia federal electoral solamente el
PVEM por una mujer.
Sin embargo, después de varios exhortos de
organismos en pro de los derechos políticos de las mujeres, enviados al Consejo General del IFE para que durante el
proceso de selección de candidaturas para integrar los Consejos Locales en el
proceso federal electoral 2011-2012 se incorporara el criterio de paridad de género.
De cada seis integrantes que forman los consejos
locales el resultado es el siguiente:
Querétaro, cinco consejeras, 83.3 %
Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Chihuahua,
Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Tamaulipas y Yucatán,
cuatro consejeras, 63.6%
Colima, Durango, Estado de México, Nuevo León,
Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz y Zacatecas, tres consejeras, 50%
Baja California, Baja California Sur, Coahuila,
Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Puebla, San Luis Potosí, Tlaxcala, dos
consejeras, 33.3%
El Distrito Federal tiene tan solo una consejera de
seis que representa el 16%
No cabe duda, que las gestiones de organismos
feministas que exigen mayor participación de las mujeres en instancias de
decisión, van dejando resultados, caminos andados con muchas piedras que
facilitaran el camino de las que vienen….Vamos caminando. (Los dos recuadros
pertenecen al Reporte electoral Observatorio Legislativo sobre el Avance de la
Participación Política de las mujeres en México/Centro de Estudios para el
Adelanto de la Mujer y la Equidad de Género )