Letras violeta
Veracruz: No más sangre
Soledad JARQUIN
EDGAR
Un total de ocho
trabajadores de los medios de comunicación, entre reporteros, fotógrafos y una
trabajadora de ventas, han sido asesinados en sólo 11 meses en el estado de
Veracruz.
No hay explicación,
es simple y sencillamente incomprensible, no se entiende la forma en que cinco
trabajadores de medios de comunicación, tres hombres y dos mujeres fueron
asesinados de forma artera y cobarde en la última semana en la entidad
gobernada por el priista Javier Duarte Ochoa.
No recuerdo
ninguna situación de guerra en ninguna parte del mundo con resultados tan
brutales como esta, donde la fuerza irracional y la cobardía atenten contra un
gremio y al mismo tiempo contra los derechos fundamentales de las personas: a
la libertad de expresión y el de estar informadas.
No me cabe duda,
esta dramática y dolorosa condición tiene en el gobierno priista de Duarte y en
el gobierno panista de Felipe Calderón a sus principales responsables, porque
han sido incapaces de garantizar el derecho humano de la vida de quienes sólo
cumplían con la labor de informar.
El recuento es
cruento, apenas hace unos días lamentábamos la muerte siempre innecesaria de
Regina Martínez, corresponsal en Veracruz de la revista Proceso, la revista
política más importante del país y cuatro días más tarde volvemos a enterarnos
con horror de los asesinatos de los periodistas gráficos Gabriel Huge,
Guillermo Luna, de Esteban Rodríguez, fotógrafos de profesión y colaboradores
de diversos medios locales. Gabriel Huge fue reportero de Notiver yen la
actualidad colaboraba con información policiaca de radio de La Max, tenía 37
años. Guillermo Luna trbajaba en el portal Veracruz News y tenía 20 años y
Estaban Rodríguez, se encontraba desempleado antes había sido camarógrafo de TV
Azteca y del diario AZ, tenía 30 años de edad. Iracema Becerra, 22 años, fue
identificada como trabajadora del área de ventas del Dictamen, periódico de
larguísima tradición en aquella entidad.
Sus cuerpos
fueron localizados tirados en bolsas de plástico, muestran tortura extrema,
según las notas periodísticas enviadas a los medios por corresponsales
veracruzanos.
Gabriel Huge
colaboró hasta julio pasado con la periodista Yolanda Ordaz de la Cruz, de origen
oaxaqueño cuyo cuerpo fue localizado cerca del diario para el que trabajaba,
Notiver el 26 de julio de 2011.
En junio de 2011,
también había sido asesinado Miguel Ángel López Velasco, en un acto criminal
que terminó, además, con la vida de la esposa de éste Agustina Solana y su hijo
menor, fotógrafo de Notiver, Ismael López Solana de 22 años.
Es curioso, en
más de una ocasión frente a estos horrendos actos de violencia brutal e
innecesaria, la Procuraduría General de Justicia de esa entidad ha declarado
que se trata de crímenes no relacionados con su actividad periodística. ¿Sí
como no?
No tengo idea,
soy incapaz de imaginar los sentimientos de indignación y miedo que deben estar
viviendo las y los colegas periodistas de Veracruz frente a la falta de seguridad
para sus vidas y para ejercer la profesión de informar.
Ninguno de los
crímenes cometidos hasta ahora han sido resueltos. Priva la incertidumbre y la
impunidad y con ello, los gobiernos panistas de Felipe Calderón y del priista
Javier Duarte Ochoa son cómplices de quienes jalan el gatillo para disparar
contra las y los periodistas, su actitud omisa por largo tiempo los convierte
en co-responsables de quienes antes de morir torturan a las víctimas.
Veracruz es un
estado en guerra, pero está geográficamente en México, un país también en
guerra, que vive la dictadura de los caciques de la narcoviolencia. Un país
donde son responsables entonces tanto quien ejecuta como quien nada hace para
detener las agresiones.
Este viernes 5 de
mayo, el llamado es a las y los periodistas del país, para exigir justicia en
las plazas públicas. Y mientras eso sucede, tal vez la procuraduría veracruzana
vuelva a mostrar su mayúscula ineficacia y siga sin pistas precisas para dar
con los responsables y en lugar de justicia, tal vez como lo hizo en el caso de
Regina Martínez, Duarte mande coronas de flores; tal vez ya para este mediodía
Calderón aparezca frente a los medios con cara de “yo no fui” a lamentar los
hechos y tal vez, de nuevo la vocera veracruzana esté repitiendo que “se
investigan los lamentables hechos” y que no descansarán hasta encontrar a los
culpables, pero como ha sucedido en los otros casos nada o casi nada se sabrá
de la verdad, imperará la impunidad y con ello desgraciadamente el derecho a
matar periodistas de Veracruz o de cualquier otra parte del país, donde ya
vimos gobierno el “narcopoder” y los gobiernos federal, estatal y municipales
son las manos ejecutoras porque no son capaces de garantizar la seguridad ni
sus derechos fundamentales.