lunes, 24 de marzo de 2014

Mujeres y Política Mal recuento

Malas cuentas para las mujeres

Mujeres y Política
Mal recuento

Soledad JARQUÍN EDGAR
Mal recuento de la semana. El resultado de los acontecimientos es lo que hoy vemos, nos indigna tanta violencia, tanta agresión…pero ¿cuáles son las causas que han provocado esta generación de futuros maestras y maestros? ¿Quién azuza a la juventud? ¿De quién aprendieron? ¿A quién responden? ¿De qué sociedad son producto? Preguntas que tienen respuestas pero esas respuestas no siempre nos gustan.

Mal recuento para una semana, que alcanza un total 276 feminicidios, según el conteo hemerográfico de Consorcio Oaxaca,  cifra que aumenta dramáticamente día tras día, semana tras semana y mes por mes en poco más de tres años, lapso del actual gobierno, el gobierno de Gabino Cué.

Mal recuento al que se suma el noveno caso de una mujer pariendo en la calle y no en una clínica de salud pública, por la misma razón de siempre…ah no, perdón, dicen los Servicios de Salud que la causa fue el “miedo” o la falta de seguridad, y que el “parto fortuito” (así dice el boletín de la dependencia) ocurrió porque no se había restablecido el servicio nocturno en la clínica de Ejutla de Crespo por cinco razones.

Este hecho es la novena ocasión en que German Tenorio y Gabino Cué ponen su linda cara, uno frente a otro y renuevan sus votos de amistad y compromiso (entre ellos y no con el pueblo). En ese -hasta que la suerte los separe-, amistad de sangre y no fortuita, como el destino de esas mujeres y de otras dos cuyos embarazos no terminaron bien, una de ellas falleció recientemente luego de un año en coma tras un parto gemelar mal atendido y otra cuyo hijo falleció porque su madre no recibió atención oportuna, también la regresaron a su casa.  ¿Hechos fortuitos?

Cero y van 11 casos, nueve de partos fuera de la clínica y dos de negligencia médica con resultados funestos. Casos que sabemos, tal vez apenas son la punta del iceberg, y que han ocurrido en menos de seis meses. Por lo pronto, hoy las oaxaqueñas a punto de parir deben tener además de la “canasta” con ropita para el o la futura bebé, un “paquete pro-parto al intemperie” que consiste en una casa de campaña o sombrilla, una lámpara, toallas y mantas, así como una compañía (esposo, madre o comadre) con disposición para entrarle al toro por los cuernos llegado el momento, además de la cámara fotográfica, por si les toca encontrar la clínica cerrada por medidas de seguridad, personal médico negligente y policías inconscientes…Esta visto, en Oaxaca es lo “normal” y tal vez nos estemos enterando hasta ahora.

Eso de “cero tolerancia a partos en la calle”, frase de Gabino Cué es una ilusión para las oaxaqueñas que tienen que parir porque no saben si les tocará en una sala de expulsión o en el jardín, en la calle, en el baño o en el taxi...Por eso digo y reitero: …y Gabinón como si nada.

Un nada, una actitud omisa, que empieza a notarse en Oaxaca hasta en los sectores que se sentían más favorecidos y menos jodidos, de ahí la campaña que algunos, aprovechando las circunstancias o porque finalmente les hirvió la sangre, le iniciaron en Facebook este mismos viernes al gobernador oaxaqueño para recordarle que el respeto se gana…

El problema es que el mal del tío Lolo, donde se hacen tontos solos, parece extenderse peligrosamente. Me pregunto ¿quién gobierna en la capital oaxaqueña? Javier Villacaña, electo por la mayoría de votos, o el diputado federal Hugo Jarquín, quien perdió la elección en el pasado proceso cuando buscó ser el primer concejal.

Lo anterior, ante lo que sucede en el Instituto Municipal de la Mujer (Inmujer). Recuento breve: todo parece indicar que Villacaña aceptó modificar el reglamento de ese organismo para favorecer a Eva Patricia Bravo Espinosa, quien fue designada para dirigir la institución sin cumplir con el perfil profesional ni la demandada honorabilidad que exigía el reglamento municipal, pero sobre todo, aceptó las adecuaciones para no fallar a un compromiso político con el diputado federal.

Así el organismo, que había salvado dignamente su papel, se convirtió de la noche a la mañana en una guarida de señores para disponer de los recursos públicos y no para velar por los derechos de las mujeres, como el esencial y urgente derecho a una vida libre de violencia.

Recién esta semana, en ese catastrófico recuento, las trabajadoras del Inmujer denunciaron vivir acoso laboral por parte de Bravo Espinosa, quien quiere despojarlas de sus plazas para seguir acomodando incondicionales y para eso le gustó el refugio para mujeres conocido como CAVI, señalaron en una denuncia las propias trabajadoras ante los medios de comunicación y más grave aún el señalamiento a la directora del Inmujer por manipular las cámaras de video, en ausencia de la titular del CAVI, Nora Elizabeth García Cancino. Además, hay un además por increíble que parezca, mandó decir que subirían las imágenes a las redes, lo que pone en riesgo tanto a usuarias como a trabajadoras, considerando el peligro que algunas de ellas corren si fueran identificadas por sus furibundos agresores.

En esa línea, esta semana la titular del Instituto Municipal de la Mujer despidió a una trabajadora que tiene seis años laborando en el gobierno de la ciudad. Cuando la empleada pidió saber el por qué de su despido, nadie le explicó, excepto que ya tenían su renuncia firmada, le mostraron el documento y descubrió, lo que ella ya sabía porque no había firmado ningún documento, que habían falsificado su firma.

Sorprendida, la encargada del área administrativa, a quien todo parece indicar también sorprendieron pero en posición de incondicional a la directora, pidió a la trabajadora que “pensara bien las cosas…” y que se tomara sus vacaciones de 15 días con goce de sueldo, claro, para volver y aceptar la renuncia, en la pretensión de subsanar el impacto del delito de falsificación de un documento desde la entraña misma del Inmujer.

A veces pienso que este tipo funcionarias o funcionarios creen que el personal de confianza o de base tienen taras mentales y que pueden ser manipuladas a su antojo. Hasta ahora Hugo Jarquín y Eva Patricia Bravo Espinosa, que resultaron una pareja peligrosa, disfrutan de hacer maldades: por un lado, pretenden hacerle manita de puerco al presidente municipal y de paso al resto del Cabildo, y por otro lado hostigan a las trabajadoras, acosándolas laboralmente, al grado de prohibirles tomar agua, a fin de agotarlas para que renuncien y puedan seguir colocando a sus cuates o familiares, como ya sucede con la hermana y prima de Bravo Espinosa.

Eso que se llama tener estilo para joder es orquestado, reitero, por esa peligrosa pareja que forman Hugo Jarquín y Eva Patricia Bravo Espinosa, cuya vida personal no interesaría sí ésta no fuera divulgada ampliamente, incluso, por sus más cercanos, y claro si esa vida de pareja peligrosa no tuviera injerencia alguna en la vida pública de Oaxaca y ese es el meollo del asunto.

Javier Villacaña, quien ha mostrado tener carácter, debe tomar el asunto en sus manos. No debería temblarle la mano, porque en este caso las más afectadas serán las mujeres que requieren atención en el Inmujer y en el refugio o CAVI -sobre todo porque en la casa de enfrente lo que menos hay son resultados, me refiero a las instituciones del gobierno estatal-. Estos espacios merecen de toda la atención posible, no pueden ser considerados como parte de un botín político o para el capricho de una joven que destella ambición desmedida.

Estamos hablando de la vida de las mujeres, de ese grupo de población mayoritario que no vulnerable y que le dio, seguramente, muchos votos al partido que llevó a Villacaña a ser el primer concejal de Oaxaca y eso es lo que hay que entender, que fue el pueblo y no un líder de locatarios quien le dio el triunfo.
@jarquinedgar