Palabra de Antígona
Marzo de todos los años
Por Sara Lovera
Y usted ¿no acaba por cansarse? Durante el mes de marzo, allá en el siglo XIX, un grupo de obreras de Chicago acostumbraba reunirse y hacer el balance de sus vidas, de sus salarios.
Se dice que también en marzo una inmensa masa de mujeres, calificadas como las diez mil, hicieron una marcha que finalmente tumbó al Zar de Rusia, según el texto de Raya Dunaevskaya, en su libro sobre Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la Revolución.
Y que estas luchas exitosas de mujeres -se diría hoy con lenguaje de tecnocracia de género-, "empoderadas", son las que inspiraron en 1910 a Clara Zetkin y a sus camaradas de 17 países a pensar en realizar una jornada de lucha cada año, el 8 de marzo y no la historia plañidera que nos remonta a la siempre viva idea de nuestra desgracia y necesidad: la de un grupo de obreras que murieron en un incendio de una fábrica textil en 1857.
De aclararlo se encargó la historiadora canadiense Renée Côté, quien asegura que no existen pruebas documentales de que un incendio de esas características se produjera ese año, ni que ese hecho fuera el motivo para establecer una jornada internacional de las mujeres.
Las investigaciones de historiadoras feministas, escribió la periodista Ana María Portugal, ya hace algunos años señalan que lo que pasó en 1857 fue, en verdad, la realización de una marcha convocada en el mes de marzo por el sindicato de costureras de la compañía textil de Lower East Side, de Nueva York, que reclamaban una jornada laboral de sólo 10 horas. O sea, un hecho movilizador y potente, convertido por obra y gracia de visiones cortas y deseosas de mantenernos en la fila de las débiles, cambió toda la historia.
Lo peor es que durante años fueron únicamente las trabajadoras quienes reivindicaron estas jornadas de acción y reflexión. Ahora no, todo mundo sabe que el 8 de Marzo es día de la Mujer, un día que se despolitiza, se enreda, sirve para todo, para el discurso de un político, para la maniobra de alguna política pública, para llamar a votar sin pensar, para regalar una flor, para justificar la discriminación o para hacer discursos vacíos y llamar a las mujeres a volver al redil, a la familia, a la paz y la concordia.
El colmo es el de las flores. Igualito que el día de la madre y la desgracia es la ignorancia, la falta de sensibilidad y la inadecuada difusión de nuestros días, de nuestras tradiciones feminista. El colmo son las mujeres de los partidos políticos que no estudian, las que no politizan a sus compañeras y camaradas.
La historia lacrimógena del incendio en una fábrica, sigue repitiéndose también en espacios que se pretenden avanzados. Se repite como una forma de conmiseración y llanto, porque hablar del valor, de la contribución política y social de las mujeres, hablar de la experiencia, del acumulado en propuesta, de capacidades y acciones transformadoras, comprometería a quienes medran con la figura femenina en segundo plano.
Este mes es de gran desgaste y cansancio. Todo mundo quiere informar a todo el mundo que hace algo en contra de la discriminación de las mujeres o bien, nos quieren decir que sí importamos, aunque se hayan, como se dice, "bateado a muchas mujeres en las listas de candidaturas" y a pesar de que todos los días se viola la ley laboral, o se discrimina y humilla a millones de mujeres.
Más hubiera valido no inventar el 8 de Marzo, porque he visto la vulgaridad de lo que se confunde con "celebraciones”. Sólo falta que haya una marca de maquillajes o una jornada de consumo donde el 8 de Marzo sea el gran mercado para mujeres en el mundo.
Este mes, decía, no tiene nada que ver con lo que Raya Dunayevskaya recuerda, ni con el esfuerzo inmenso de colocar la fecha que ha hecho la directora de Isis Internacional, Ana Ma. Portugal, la mujer más tenaz en rescatar la historia del feminismo, como un asunto de gran trascendencia para las mujeres recién llegadas a la conciencia de ser mujeres. Ana María que ahora prepara la historia de las mujeres latinoamericanas, con su propia tesón y su decisión, porque esa labor no es financiada ni reconocida. Se financia lo que es instrumental al sistema capitalista y los designios de los poderosos, que son los que nos colocan, a las mujeres, en el lugar que más les conviene.
Pero rescatar nuestra historia, sería la fuente fundamental para avanzar en esa tarea, que ahora ataca y mantiene a ONU Mujeres como fundamental: llevar a mujeres al poder, no importando quienes son, de donde vienen o qué pretenden. Sólo hay que empujarlas, desde cualquier esquina, conservadoras o liberales, comprometidas o sin compromiso, cultas o ignorantes, llevarlas y enseñarlas a cómo hacer la política de los hombres.
Las mujeres con capacidad para mirar el telón de fondo, la construcción y los procesos democráticos, la estructuración de la teoría y la práctica feministas, son, como se diría, un peligro para el sistema. Marzo definitivamente me agota, son tantas las cosas que se hacen y dicen, que al final no queda casi nada. Mientras los pendientes, son eso, pendientes. Será el próximo año o ¿Cuándo?
saralovera@yahoo.com.mx