martes, 8 de febrero de 2011

Mujeres y Política Los enredos palaciegos

Soledad JARQUIN EDGAR

Uno de los asuntos más difíciles para quienes hacen política, es encontrar el cómo establecer mecanismos de transparencia en el manejo de los recursos públicos que los gobiernos destinan a los medios de comunicación para pagar lo que llaman publicidad, pero que estrictamente sería propaganda política. Esta espinosa relación salió a la luz pública esta semana cuando el gobernador Gabino Cué Monteagudo fue cuestionado al respecto a propósito del relevo de Ernesto Reyes por Abelardo Martín Miranda en la Coordinación General de Comunicación Social.

El tema es tan delicado que se aprovechó el momento para “casualmente” filtrar, como humedad, a algunos correos electrónicos una larga lista de nombres, medios, así como números de cuentas bancarias y montos que, supuestamente, recibían las empresas periodísticas o periodistas de manera individual, como pago por la llamada “publicidad” gubernamental, conocida de forma correcta como subvención. Se trata de periódicos, reporteros, corresponsales y columnistas, radicados en la capital mexicana, en esta ciudad, en el Istmo y la cuenca. La lista filtrada, donde no están todos los que son y en algunos casos aparecen los medios pero no los montos, señala que durante 2009 se habrían gastado alrededor de 42 millones de pesos en la propaganda del ex mandatario, recursos que salieron de una misma institución bancaria, lo cual deja entrever que hubo otras cuentas destinadas al mismo fin. Sin duda comprobar si estos hechos son ciertos no será nada difícil.

Estos dos acontecimientos son motivo de reflexión. Primero, tendríamos que decir que las aguas cristalinas de la tarea informativa se fueron enrareciendo en México cuando se estableció la “subvención” a periódicos y periodistas, lo que ocurrió hace más de cien años, concretamente con don Porfirio Díaz en el segundo periodo de su gobierno.

La historia refleja con claridad cómo los gobiernos y un número importante de diarios consintieron este tipo de relaciones y condicionamientos durante todo este tiempo, los mismos que celebramos con bombos y platillos por aquello del Centenario de la Revolución. Un segundo momento que marca la relación entre el poder público y los medios se gesta en 1935, cuando por decreto del entonces presidente el general Lázaro Cárdenas, se crea la Productora e Importadora de Papel S.A.

De esta forma –cuenta la historia- el gobierno se volvió un “generoso” proveedor de papel a precios bajos para los periódicos, pero había entonces que ser cuidadosos con lo que se escribía sobre el papel producido por PIPSA, pues aunque se decía que habría un absoluto respeto a la libertad de prensa, Ruiz Cortines advirtió -en la inauguración de la papelera en 1954-:“ Tengo confianza en que los periodistas sabrán servir con eficacia y lealtad a la patria".

Sin duda fecha de nacimiento del periodismo de Estado y el presidencialismo institucionalizado, porque nadie podría salirse de lo que establecía el “gran gobernante”. Lo cierto es que a lo largo de estos poco más de cien años, ha imperado la censura y fue hasta hace poco tiempo, cuando finalmente, devino la debacle del imperio de los intocables compuesta por el presidente (del gobernador o del cacique político en turno), la iglesia católica y el ejército. Con Felipe Calderón al frente de la soldadesca mexicana tenemos hoy otros intocables: el narcotráfico y algunos delincuentes uniformados.

La relación prensa-gobierno ha ido cambiando, la analista política y catedrática Rossana Fuentes-Berain, señala que esto se debe a la cada vez mayor profesionalización de las y los periodistas; la exigencia ciudadana de que sus representantes políticos rindan cuentas, tarea en la que los medios han hecho eco, y finalmente porque es indiscutible e imposible de no ver el poder compartido que hay entre los medios y la ciudadanía, que por supuesto deben ser el contrapeso al poder de los gobiernos.

Así que para establecer una relación sana entre los medios y el gobierno se requiere de dos elementos fundamentales, los cuales ya han sido probados por sus resultados: uno se llama respeto a los derechos fundamentales de la libertad de expresión y libertad de información; el segundo, efectivamente es establecer una relación donde quién exhiba lo que gasta en su propia propaganda política sea el gobierno estatal, cuya figura principal es nada más ni nada menos que Gabino Cué, eso como ustedes saben se llama transparencia.

Es indispensable que quién gobierna no olvide el papel de los medios de información como enlace permanente entre ellos y la ciudadanía. Si el gobierno pretende que los medios sean sólo “cajas de resonancia” de lo que hacen o dicen, tendremos un periodismo obsoleto y un gobierno con la pretensión de control sobre la labor informativa, pero sobre todo estaremos frente a la violación permanente de los derechos fundamentales a las libertades de expresión y de información.

Lo que no puede ni debe hacer el gobierno de Cué es ahorcar a los medios por grandes, medianos o chiquitos, finalmente son fuentes de empleo, pero sobre todo tienen un papel fundamental, también educan, difunden conocimiento y son un mecanismo de aceptación entre la institución y la población, por decir lo menos.

Sin duda, los medios deben ser críticos de lo contrario estaríamos frente a la complacencia palaciega, algo que ya no puede permitirse la sociedad oaxaqueña, algo que ha hecho mucho daño al país; aquel, el presidencialismo institucional que dictaba las notas que debían publicarse y anulaba aquellas que lastimaban sus egos, tendría que estar en plena decadencia, ese es un deseo de la ciudadanía, un deseo de quienes hacemos periodismo. Por eso y sólo por eso sería fundamental transparentar la relación entre el poder público y los medios, la ganancia será una prensa libre y la independencia del gobierno, lo que no significa que existan preferidos como en las monarquías.

Cué y Tenorio: ambiguos

Ojalá que nadie olvide la importancia de los medios en estas horas cruciales, de lo que también tendrán que estar enterados algunos funcionarios públicos que todavía tienen dificultades para ver, a través de los medios, la demanda ciudadana.

Vale la pena recordar algunas de las palabras pronunciadas por Gabino Cué el pasado 1 de diciembre, apenas empezaba su discurso, luego de tomar posesión como gobernador, cuando dijo que iba a “¡gobernar obedeciendo! Ese fue el mandato que recibí de esta tierra y de sus pueblos… Obedecer su voz y escuchar atento sus necesidades…”

Sin embargo, no todos sus funcionarios escucharon el discurso, algunos estaban ahí pero no estaban, los consumía el nerviosismo, la emoción íntima, ya que en pocos minutos serían llamados a “servir a Oaxaca” y serían presentados a los medios. Un ejemplo es el titular de los Servicios de Salud de Oaxaca, el médico Germán Tenorio Vasconcelos, quién ya respondió tras la pifia de que no habría hospital de la mujer y que éste sería convertido en hospital general.

Entre sus explicaciones señala que es la Secretaría de Salud (federal) la que debe definir el uso del “gran inmueble”, declaración extraña, considerando que es casi seguro que la dependencia federal conocía desde el principio el destino que se daría a la construcción y, sin duda, sería un hospital de mujer o ustedes creen que el gobierno federal panista le daría dinero a ciegas al priista Ulises Ruiz, para ver ¿qué se le ocurría hacer?

En sus declaraciones a El Imparcial, según señala la nota informativa de Yadira Sosa, Tenorio Vasconcelos sostiene que: “Un hospital se construye por una demanda de salud, se opera por las normas oficiales de salud y no es una decisión política, de organizaciones sociales o grupos que decidan quiénes se atienden ahí”. Perdón, ¿qué dijo el gobernador Cué cuando tomó posesión? Acaso no exclamó emocionado: ¿¡Gobernar obedeciendo!? Y no es que deba obedecer a intereses políticos o a organizaciones sociales, no para nada, pero sí debe escuchar la voz de las mujeres que hablan por aquellas que todos los años se mueren por falta de atención especializada, porque las traen del tingo al tango en las instituciones sin atención, porque no pueden pagar al personal médico privado y se mueren de enfermedades que se pudieron prevenir o por dar vida y no es un grupo, son varios cientos las mujeres que no tienen ninguna oportunidad frente a las decisiones erróneas de políticos encaprichados con no reconocer la voz del pueblo al que sirven.

Tenorio Vasconcelos agrega: “Las autoridades correspondientes serán las que decidan… insistió, éste atenderá los padecimientos de los dos géneros”, vaya contradicción esta de gobernar pero desobedeciendo. Alguien le tiene que aclarar al médico porque sus dichos ante este medio y otros, muestran claramente que está confundido. Un ejemplo es esta perla: “¿Qué pasaría si un matrimonio choca su automóvil en una carretera cercana al Hospital de la Mujer, y ambos se encuentran poli-traumatizados? ¿Ella ingresaría al Hospital de la Mujer, y al esposo lo trasladarían al hospital civil, en esta ciudad? (Noticias/31/Enero/2011) ¡Vaya pregunta! Si alguien tiene bolitas y palitos que le expliquen ¡Por favor!

Claro, como siempre Cué le enmendó la plana este viernes cuando conmemoraron el Día Mundial de Lucha Contra el Cáncer. Un discurso, según algunas analistas con las que dialogué previamente, un tanto ambiguo o al menos eso refleja el comunicado fechado en Santa Cruz Xoxocotlán. Dice Cué que sí, pero no todo. Como buen hombre de derecha, recuerda que sin salud la felicidad no existe en las familias. Después vino una especie de reconocimiento al trabajo hecho por la anterior administración en materia de salud, cuando señaló que siete de cada 12 mujeres diagnosticadas con cáncer se salvan, esto en voz de Tenorio Vasconcelos, por lo que ratificó su compromiso de seguir en este fuerzo. ¡Qué bueno!

Cuando Cué retomó el tema de los hospitales que no han sido concluidos anunció que sí, que los va a terminar y a equipar para atender “de manera adecuada a las familias” y como dice su comunicado: “En ese sentido, salió al paso del debate en torno al Hospital de la Mujer -actualmente en proceso- , y aclaró que no se va a cambiar el uso de esa unidad; se aprovecharán mejor los espacios para que se brinde atención altamente especializada a las mujeres, pero también a la población en general, pues el Hospital Civil de la capital, es ya insuficiente”.

Esta administración dice que terminará la muerte materna con acciones preventivas, ojalá así sea. Sin embargo, no es de extrañar que en su discurso siga anteponiendo a las familias por encima del valor, las necesidades y los anhelos de las mujeres por ser mujeres, ellas están invisibilizadas, ocultadas por sus palabras y sus hechos. Cué dice que sí habrá hospital de la mujer, pero también será para los hombres. ¿Entonces?

Valiosas mujeres

Tal parece que lo que no quiere hacer el gobierno para atender la salud y las enfermedades de las mujeres, lo hacen las organizaciones civiles, el caso concreto es la Casa Reto, cuya primera etapa fue inaugurada el pasado fin de semana por integrantes del Grupo de Recuperación Total, asociación civil.

Con la ausencia de representantes del gobierno, tanto estatal como municipal que seguramente atendían asuntos prioritarios (y que confirman con su ausencia que su prioridad no es la salud de las mujeres), la señora Mina Fernández Pichardo y las integrantes de Reto, mujeres que han pasado por la experiencia del cáncer de mama, se dieron a la tarea de tocar puertas y puertas hasta lograr la construcción de la primera etapa de la clínica de recuperación, detección y diagnóstico de esta enfermedad.

Así, frente a la parálisis de las instituciones, el Grupo Reto asume su “responsabilidad” social con otras muchas oaxaqueñas, permitiéndoles recuperar su salud, sus vidas. Sin duda, hay que decir gracias a este grupo de valiosas mujeres.