lunes, 10 de enero de 2011

A reserva Libertad y ciudadanía

Bárbara GARCÍA CHÁVEZ

Guillermo Cabanellas, jurista contemporáneo, define la libertad como la facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior.

Siglos antes de Cristo, es decir, en la era antigua, se registra en el Derecho Romano con autorizada suspicacia jurídica: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el Derecho permite).

Justiniano transcribió en el Digesto el concepto y las palabras similares de Florentino: la libertad es la facultad de hacer cada uno lo que le plazca, salvo impedírselo, la fuerza o el derecho.

Gayo la consideraba como el mayor de los bienes: "Libertas omnibus rebus favorabilior est" (La libertad es la más preciada de las cosas).Y tan elevado es su precio que, ratificando a su colega Ulpiano, exclamaba: "Libertas pecunia lui non potest" (la libertad no se puede pagar con dinero).

Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari non potest" (La libertad no se puede conceder temporalmente).

El término liberto queda determinada por el concepto originario de libertas, aduciendo a la condición de esclavitud como condición natural de hombres y mujeres determinándola en función pública regulada por el Estado romano. También es de resaltar que la libertad se suspende por fuerza o derecho de ley o circunstancia que la embargue.

Durante el siglo V antes de Cristo, Pericles, importante e influyente político y orador ateniense, pronunció un discurso (Discurso fúnebre) que fue recogido por Tucídides, historiador y militar griego, en su Historia de la Guerra del Peloponeso.

El discurso fúnebre de Pericles pone énfasis en el poder de la ciudad de Atenas, así como en la libertad de que gozan sus ciudadanos, que viven con gran respeto por el imperio de la ley en un régimen político que es administrado por la mayoría, es decir, una democracia donde los gobernantes eran asignados directamente en asamblea.

Además, Pericles realiza un emotivo enaltecimiento de la igualdad de los ciudadanos ante la ley en lo que se refiere a los asuntos privados, donde la libertad es primero que la democracia.

Es hasta el siglo XVIII en Francia, por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuando la libertad se consagra como Derecho Fundamental en el artículo 2° y se define en el 4° en estos términos: "La facultad de hacer todo aquello que no perjudique a otro".

A principios del siglo XIX, Benjamín Constant, filósofo y escritor francés, político liberal y crítico de las democracias libres y abiertas, que por cierto, decía no incluían ni a mujeres ni esclavos, reivindicaba como muchos otros políticos de la época lo que llamó democracia representativa, ejerciendo los derechos de sus representados en el parlamento.

Esta figura se ha formalizado en la mayoría de Estados modernos, restringiendo paulatinamente la participación ciudadana en los asuntos públicos, defendiendo sus derechos y libertades desde el ámbito privado, con el reconocimiento garante del Estado, este atributo se le denomina ciudadanía.

En 1819, en el Ateneo de París el mismo Constant habló sobre “La libertad de los antiguos comparándola con la de los modernos”. Establecía que la principal diferencia radicaba en que el principal objetivo de los antiguos era el reparto del poder social entre todos los ciudadanos, mientras que el objetivo de los modernos es el conjunto de garantías concedidas que posibilita el goce privado de libertades y derechos.

Así para los antiguos la libertad consistía fundamentalmente en la posibilidad de participar en la actividad política, que consistía en ejercer de forma colectiva pero directa diferentes aspectos de gobernar.

La libertad para los modernos, en cambio, se traduce en el derecho de independencia individual, que consiste en el derecho de cada uno de estar sometido únicamente a las leyes y no a eventuales decisiones debido a la voluntad arbitraria de uno o más individuos desde el poder.

Como conducta personal, la libertad se entiende en el sentido más amplio y a la vez ingenuo. En el Anarquismo Puro, como aquella potestad de hacer lo que se quiere, imposible por carecer de omnipotencia y por el respeto que infunden los demás en su individualidad y en su conjunto. Con sentido más moral, la libertad se circunscribe a hacer siempre lo que no daña a otro, con la imprecisión consiguiente al daño y a la autoridad para apreciarlo.

En el aspecto jurídico, la libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes permiten y todo lo que no prohíben.

Desaparecida la esclavitud, al menos en sus formas más vulgares, la libertad individual está garantizada en el orden civil, y es irrenunciable e inalienable. Si la libertad está vinculada al ejercicio de la ciudadanía, es sólo posible en condiciones de verdadera igualdad.
Así, ciudadanos libres quiere decir ciudadanos iguales. Pero Aristóbulo Istúriz por su parte nos recuerda que ello es imposible sin la conciencia que es producto del conocimiento.

Ciudadano: Rousseau argumentaba al decir que los asociados por el pacto social "toman colectivamente el nombre de pueblo y en particular se llaman ciudadanos, como partícipes de la autoridad soberana".
En una sociedad democrática el ciudadano es el sujeto de la vida política, y como tal goza de derechos y tiene responsabilidades.

Ciudadano es el hombre libre, sujeto de derechos, que acuerda con sus iguales dar su consentimiento y someterse a la ley que los garantiza.
La esencia del ciudadano es la capacidad para decidir su gobierno, participar en las formas que determinan y regulan su colectividad, libre para decidir y actuar responsablemente individual y en colectivo.
Hoy en día nada democrático puede desarrollarse contra el principio de ciudadanía, ya que la condición de ciudadano otorga el derecho a elegir entre una pluralidad ideológica.
Ser ciudadano implica el reconocimiento de una igual dignidad sustancial, frente a la norma jurídica que necesariamente redunde en el respeto universal de Derechos de mujeres y hombres. Por lo tanto la ciudadanía no implica ni es sinónimo de nacionalidad, cualquier ser humano debe tener, por esta condición, la certeza de sus derechos y libertades, más allá de fronteras y regímenes.
Ciudadanía: es un status jurídico de la persona individual, que significa que todo ciudadano tiene un peculiar conjunto de derechos y libertades que están unidos a deberes y responsabilidades.
La ciudadanía, definida por derecho, otorga al hombre y a la mujer su libertad, es inseparable de la igualdad y, por tanto, tiene vocación universal.

La ciudadanía está unida a la democracia y a la participación política, lo que significa que la persona y sus derechos son los valores básicos y el fundamento de todo el orden jurídico.
El concepto de ciudadanía debe contemplarse como un conjunto de derechos, cuya determinación ha ido evolucionando con el paso de los siglos, por lo que no se puede considerar como un hecho natural, siendo más bien una construcción social, que se ha ido enriqueciendo con las ampliaciones de los derechos y elevando el nivel de la igualdad y de las exigencias de la dignidad humana.
La ciudadanía es un status que cabe exhibir tanto dentro como fuera del propio país, ya que cualquier Estado se sabe obligado a defender, con las medidas que estén a su alcance, a la ciudadanía injustamente tratados en otras naciones.
Ser ciudadano se refiere no sólo al mundo de lo jurídico sino también a la relación con el modo como se desarrolla la humana condición social, con la forma como se construye el ámbito de la identidad social y con la manera de orientar la iniciativa individual dentro de la propia sociedad.
La ciudadanía tiene como función principal consolidar la convivencia haciendo posibles los derechos iguales en una sociedad de desiguales.

Revisemos nuestra condición ciudadana frente al ejercicio de nuestras libertades y a la actuación de nuestros gobiernos.

No hay ciudadanía sin dignidad humana. La ciudadanía no se otorga, se adquiere por uno y una misma.